La fabricante alemana de vehículos Volkswagen (VW) admitió oficialmente su culpabilidad en el caso de los motores diésel, cuyas emisiones reales de óxido de nitrógeno fueron cambiadas, y aceptó pagar una multa de 4.300 millones de dólares a Estados Unidos para cerrar definitivamente el escándalo.
Adicionalmente, las autoridades estadounidenses imputaron a seis ejecutivos y empleados de Volkswagen “por su papel en la conspiración que duró casi 10 años”, afirmó el Departamento de Justicia estadounidense en un comunicado.
La fiscal General, Loretta Lynch, explicó que “los intentos de VW para esquivar los estándares de emisiones e importar vehículos falsamente certificados en el país representa una atroz violación de las leyes medioambientales, protección al consumidor y financieras”.
Según el acuerdo, VW pagará 2.800 millones de dólares como “multa penal por la conspiración de largo plazo para vender aproximadamente 590.000 vehículos diésel en Estados Unidos utilizando un ingenio para trucar las pruebas de emisiones ordenadas por la Agencia de Protección Ambiental (EPA)”.
También pagará 1.500 millones de dólares por la importación y venta de vehículos cuyos motores fueron modificados y hechos pasar como de otras características, lo que constituyó un fraude aduanero.
El consejero delegado del Grupo VW, Matthias Müller, manifestó que la empresa lamentaba el comportamiento que dio lugar a la crisis del diésel. “Los acuerdos que hemos alcanzado con el Gobierno estadounidense reflejan nuestra determinación para responder a la mala conducta que contradijo todos los valores que Volkswagen mantiene”.