Inversiones. Eso es lo primero que se les vino a la mente a los expertos financieros a los que EL COLOMBIANO les preguntó qué hacer con las enormes fortunas que generan los 20 premios gordos de las mayores loterías en línea del mundo y que en conjunto superan los $2,8 billones.
El dinero en juego es tanto, que dentro de sus serios consejos también hay espacio para las diversiones, el lujo y la satisfacción de esos sueños mundanos que, por diversas razones, se han aplazado en la vida. En el solo caso de la Powerball, de Estados Unidos, el premio gordo marcaba esta semana US$165 millones. En moneda colombiana eso equivale a $531.663 millones. La cifra es tan abultada, que supera, de lejos, los $374.960 millones de activos de 15.376 microempresas manufactureras registradas al cierre del 2018 en la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia.
La Powerball es una lotería que se puede adquirir por internet. El apostador escoge 5 números, del 1 al 69, y una megabalota entre el 1 y el 26. Se origina en el Estado de Oregon y en octubre de 2018 hizo multimillonaria a una persona de Carolina del Sur, que le acertó a los números 28, 70, 5, 62, 65 y a la balota adicional 5, con los que se ganó US$1.600 millones. En valores de hoy, son más de $5,1 billones.
El Estado se lleva su tajada. Los premios hasta US$599,99 ($1.927.167) no pagan tributos. De US$600 ($1.927.200) a US$1.499,99 ($4.817.967), los ganadores no residentes tributan el 30%. Y si pasa de US$1.500, su tributo es del 38% para los no residentes. Los premios menores se consignan en las cuentas bancarias que los apostadores reportan al inscribirse y para los mayores se les paga el viaje y se hacen eventos en los cuales es opcional tomarse fotos y revelar su identidad plena.
Guardadas las debidas proporciones, en Colombia también hay jugosas bolsas para quienes le apuestan a su suerte. De hecho, por ejemplo, el Baloto (que no respondió las preguntas de EL COLOMBIANO) entró con $51.500 millones al séptimo lugar del ranquin de los juegos en línea con mayores gordos en el mundo, según IGT, operadora del Baloto. (Ver cuadro, con corte al 5 y 8 de julio de 2019).
Y, aunque pertenece al tradicional sistema de lotería, con boleto físico y sorteo semanal, la de Medellín le coquetea a esa tabla, pues su premio mayor es de $12.000 millones. Sumando secos y aproximaciones, la fortuna en juego, semanal, es de $24.000 millones.
En 2018 el mayor de esta lotería lo “cogieron” o acertaron en 4 ocasiones. Uno de esos premios, de $12.000 millones, cayó el 9 de noviembre, en Cali, y al momento de entregar este informe aún no había sido cobrado. El tiempo para hacerlo es de un año. Lo curioso, según datos del gerente de la Lotería de Medellín, Gildardo Pérez Lopera, es que en los últimos cinco años han caducado $50.000 millones en premios. Solo en 2018 fueron $7.000 millones.
“He pagado 3 premios mayores, no necesariamente completos a una sola persona. Los ganadores generalmente son personas de 50 años de edad en adelante, de clase media, sin mayor nivel de riqueza. La gente muy pudiente no compra la lotería. Los pobres tienen la mayor ilusión de ganársela”, comenta Pérez Lopera. De los $12.000 millones del mayor, el ganador recibe $8.000 millones, pues se le descuenta un 20% por ganancia ocasional, que va para el Gobierno Central, y 17% del impuesto de ganadores, que se destina a la salud.
Según el gerente de la Lotería de Medellín, “esa plata es imposible entregarla en efectivo, pues tocaría traer un doble troque a estas oficinas”. El dinero se consigna en una fiducia o en las cuentas bancarias que el ganador diga. Y no se sabe en qué lo invierten, porque “nos desconectamos de los ganadores”.
Bajo un criterio de responsabilidad social, la Lotería de Medellín les hace ver a estos ganadores que una suma como esta debe ser invertida, ponerla a producir para generar más bienestar. Por contraste, les cuentan casos de personas en Europa y Estados Unidos, que ganaron US$300 millones o más, y terminaron sus días en la miseria.
¿Y si usted se ganara esos $8.000 millones, qué haría?
“Yo me aseguraría con finca raíz, sobre todo en tierra, que me gusta bastante. Y, aunque soy un bendecido, también mejoraría mi calidad de vida”, anota el funcionario.