Silicon Valley Bank (SVB) fue el establecimiento bancario preferido por el ecosistema emprendedor de startups durante cuatro décadas: empresas tecnológicas de todo el mundo acudían a su financiación para materializarse, pues encontraban en este un banco con condiciones flexibles para abrir cuentas, solicitar préstamos, asesorías de levantamiento de capital e, incluso, crear conexiones con inversionistas.
Pero el pasado 10 de marzo los fundadores de startups que tenían fondos allí, experimentaron un trago amargo, pues tras verse perjudicado por la subida de tipos de interés y una mala gestión de su elevada liquidez, SVB quebró, dejando en el limbo a miles de emprendedores, algunos de ellos colombianos.
Precisamente, uno de los casos fue el de Truora, una empresa tecnológica colombiana que construye herramientas de autenticación y comunicación para América Latina, ya que el 90% de sus fondos los tenían depositados en SVB.
Daniel Bilbao, cofundador de la startup, reflexionó sobre los aprendizajes que le dejó esta crisis al ecosistema emprendedor.
Las lecciones tras un colapso
Bilbao, junto con sus socios David Cuadrado, César Pino y Maite Muñiz, fundaron Truora en 2018, buscando ser una solución de referencia para la verificación de identidad y un elemento clave para la adquisición de usuarios.
Entre sus principales clientes están Rappi, Bancolombia, Adelantos, Didi, Homie y Global 66. Opera en nueve países de Latinoamérica, con oficinas en Colombia, México, Brasil, Chile, Perú y San Francisco.
Pero no todo ha sido sencillo en el camino. El pasado mes de marzo se convirtieron en una de las startups que comenzó a temblar ante el anuncio de la quiebra de SVB.
Los temores comenzaron cuando Pino, uno de los cofundadores, envió un mensaje alertando sobre la caída que estaba teniendo SVB al cierre de los mercados.
De acuerdo con Bilbao, Truora tenía una cuenta en ese banco porque ningún otro establecimiento les abría una, así que lo vieron como oportunidad de crecimiento. En total, tenían unos US$12 millones depositados allí.
“Entre todos los asuntos que me preocupaban de mi compañía, que se quebrara el banco donde tenía mi dinero era una de las opciones poco probables”, contó Bilbao.
Pero el 10 de marzo de este año SVB colapsó, protagonizando la mayor caída de un banco en EE.UU. desde la crisis financiera de 2008. Por fortuna, aunque fueron horas de mucha angustia, el equipo de Truora logró tomar medidas a tiempo y recuperar su dinero, no sin antes dejarles varias lecciones.
“Lo primero que aprendimos fue a tener el dinero repartido y no concentrarlo en un solo lugar. También, tener suficiente caja en el país donde se vaya invertir u operar. Por eso, uno de los correctivos que tomamos es que ahora no estamos solo con un banco, sino con cinco. Es un poquito más inconveniente la administración del dinero, pero mitiga el riesgo de una manera significativa”, comentó Bilbao.
Como segundo aprendizaje, el emprendedor señaló que este episodio les enseñó a tener una parte de sus recursos en Latinoamérica y otra en EE.UU. “De esa manera no corremos con algún riesgo país, o con problemas con las transferencias”, apuntó.
Por último, Bilbao señaló que aprendieron a moverse “más rápido”. “Eso fue lo que hicimos con lo de SVB. No esperar a ver qué sucede, sino tomar las mejores decisiones para el negocio”, dijo.
La recomendación desde Truora a otros emprendedores es a que tengan cuidado con las finanzas de sus negocios, pues “el mercado está apretado y el capital difícil de levantar”.