En medio de un panorama en que varios de los embalses del país han bajado sus niveles, pese a las lluvias que se han presentado, y de que el presidente Gustavo Petro sugiriera que hay que reemplazar todas las termoeléctricas en Colombia, se volvió a poner sobre la mesa el debate de qué tanto sigue necesitando el país la generación térmica para evitar un apagón.
Y es que, pese a los avances que se han tenido en materia de renovables y los esfuerzos para que el país se abastezca solo de energías limpias, datos de XM dan cuenta de que la energía hidráulica pesa 66,3% en la matriz de generación del país y la térmica 31,2%; mientras que la energía solar, en 2023, tuvo una participación de 2,4% y la eólica 0,1%.
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Por esto, en un momento en el que se han prendido las alertas ante las sequías y el agotamiento hídrico provocados por el Fenómeno de El Niño, pues si bien el país en este momento tendría la capacidad de enfrentarlo, no se correría con la misma suerte en un futuro, las plantas de generación térmica —que producen energía con carbón, gas o combustibles líquidos—, se han convertido en ese ‘as bajo la manga’ para el sistema eléctrico colombiano.
Alejandro Castañeda, presidente de la Asociación Nacional de Generadoras (Andeg), gremio que reúne principalmente a las empresas de energía térmica, explicó a EL COLOMBIANO que cuando el país enfrenta condiciones desfavorables, sobre todo provocados por eventos climáticos, y agota sus reservas hídricas, es donde entran las térmicas a atender la demanda de energía.
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Según Castañeda, en un año normal, la generación hídrica puede estar aportándole al sistema eléctrico colombiano el 85% del total de lo que consume el país, mientras el 15% restante lo dan las térmicas.
Sin embargo, en un año donde se presenten sequías, sobre todo por El Niño, las térmicas aportan más de un 45% de la energía que consumen los colombianos.
De hecho, Natalia Gutiérrez, presidenta de la Asociación de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen), ya había señalado en una entrevista con este diario que, en tiempos normales, un 80% de la energía se produce con agua, mientras que en tiempos de sequía la generación térmica puede aumentar hasta un 50%.
¿Cómo funcionan?
Castañeda indicó que la función de las térmicas consiste en ayudar a que los embalses no disminuyan tan rápido.
“Los embalses en el país no tienen mucha capacidad de almacenamiento y el 80% de ellos se desocupa en tres meses. Un verano como los nuestros duran 4 meses, y con un Fenómeno de El Niño se alarga mucho más. Entonces, en la coyuntura, las térmicas suplen ese déficit de agua que se presente en el país para producir energía y, adicionalmente, ayudan a que esos niveles de los embalses no disminuyan de una forma acelerada y no terminemos en un racionamiento”, explicó.
De esta manera, en pocas palabras, las plantas térmicas se encargan de complementar y darle confiabilidad al sistema eléctrico del país.
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¿Es más cara?
Los precios de la energía dependen de múltiples factores y de diferentes puntos de la cadena, siendo el clima el más relevante en la generación.
Así, según palabras de Gutiérrez, si se siguen presentando pocas lluvias, el país necesita que “las plantas térmicas se prendan para poder atender a toda la demanda, y esta generación suele ser más costosa, porque es con gas, carbón o combustibles líquidos”.
Sobre esto, Castañeda anotó que aquí entran a jugar dos factores: los contratos a largo plazo y la bolsa de energía.
“Con este Niño, el 83% de la demanda ha estado contratada con precios estables, por lo que no hay cambios en esos precios. Entonces, cuando los valores de la bolsa cambian, solo le pega a ese 16% del total del promedio Nacional. Por eso, todos aquellos comercializadores y distribuidores que hicieron la tarea y contrataron esa energía no están teniendo problemas hoy; los que no la hicieron son los que exponen a sus usuarios a esos cambios en la bolsa”, apuntó.
Sin embargo, también reconoció que la generación térmica sí tiene costos más elevados por la quema de combustibles.
De esta manera, dijo, un mes de generación únicamente con térmicas puede costar $1,5 billones, solo por la compra del combustible que necesitan para operar. Esto, sin tener en cuenta el capital que se requiere o las inversiones.
“Sí, es elevado, pero también está la otra cara de la moneda: si no hay térmicas, el país se apaga, y si se paga le va a costar a la economía Le va a costar a la economía a 1,5 puntos del PIB, como sucedió en los años de 1991 y 1992”, enfatizó el líder de Andeg.
¿Se seguirán necesitando pese a las renovables?
Este 2024 se espera que ingresen a la matriz eléctrica colombiana 66 proyectos renovables, algunos de los cuales ya están en pruebas, en construcción o en trámites, de acuerdo con Ser Colombia.
No obstante, aunque el país siga creciendo en estas energías limpias, para Castañeda las térmicas seguirán siendo necesarias, porque son, precisamente, esa “tecnología que apalanca la entrada de esas renovables”.
“Miremos lo que pasó en Alemania: después de haber sacado todas sus plantas térmicas, tuvieron que volver a reactivar algunas de esas mismas después de pasar una crisis por la falta de viento y de sol. Y hace poco anunciaron que van a subsidiar la entrada de casi 15.000 megavatios de generación térmica a gas, porque se dieron cuenta que necesitan tener un complemento. No hay un sistema en el mundo que sea 100% renovable, siempre se debe tener un respaldo y algo que dé confiabilidad”, recalcó.
Y agregó que, hasta el momento, esa complementariedad la da es la generación termoeléctrica.