Tal parece que los licores son a prueba de contracción económica pero no de aranceles. Alrededor de 3.000 millones de dólares en importaciones de tequila y mezcal, de grandes fabricantes como Diageo y Becle, propietario de José Cuervo, están en riesgo por los aranceles del 25% que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, planea imponer a México.
Así lo revelaron datos de aduanas mexicanas difundidos por Reuters, según los cuales las importaciones tequila y mezcal de la industria estadounidense ascendieron a 4.600 millones de dólares en 2023, 160% más desde 2019, según el Consejo de Bebidas Espirituosas Destiladas de Estados Unidos (Discus, por sus siglas en inglés).
“Si bien la industria de las bebidas espirituosas ha demostrado ser resiliente en tiempos difíciles, ciertamente no es inmune a las fuerzas económicas disruptivas y los desafíos del mercado, y ese fue definitivamente el caso en 2024”, afirmó el presidente y director ejecutivo de Discus, Chris Swonger, a través de un comunicado.
Swonger informó que las ventas de proveedores de licores en Estados Unidos cayeron un 1,1% en 2024, totalizando 37.200 millones de dólares, mientras que los volúmenes aumentaron un 1,1% a 312,2 millones de cajas de 9 litros.
Y es que de hacerse realidad dicha medida arancelaria, los precios del tequila podrían subir hasta un 10% para compensar el impacto del gravamen de 25%. Y aunque para algunos analistas esto no pondría en desventaja competitiva a los fabricantes, sobre todo a los grandes, sí tendría efectos en las ventas: los consumidores son cada vez más conscientes de los precios, por lo que buscan tragos más económicos.
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De hecho, un análisis de la firma de investigación de valores Bernstein arrojó que las marcas de alta gama, como Casamigos de Diageo y Patrón de Bacardi, han estado bajando sus precios durante más de un año: una botella de 750 mililitros de Casamigos Blanco se vendía normalmente por más de 45 dólares y actualmente se encuentra a unos 40 dólares.
Para Swonger, desde la pandemia los consumidores se han enfrentado a unos de los precios y tipos de interés más altos de las últimas décadas, lo que afectó sus bolsillos y obligó a muchos a reducir el gasto en pequeños lujos como las bebidas destiladas.
Sobre los aranceles, el directivo de Discus dijo que este impuesto a las bebidas espirituosas no solo perjudican a los destiladores, sino que también afectan gravemente a los agricultores y a las empresas hoteleras, incluidos los restaurantes y bares, que continúan su frágil recuperación después de la pandemia.
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“Estamos exponiendo nuestros argumentos a la administración Trump de que nuestra industria ha prosperado con aranceles cero por cero y que el estatus de ‘productos distintivos’ de las bebidas espirituosas destiladas, que es reconocido por los EE. UU. y nuestros socios comerciales, significa que estas bebidas espirituosas especiales solo se pueden elaborar en sus países designados”, puntualizó.