Si es que ya no está caída, la reforma tributaria 2.0 del Gobierno parece tener los días contados, luego de que el presidente Gustavo Petro le pidiera la renuncia a su ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla.
Un extenso mensaje en X (antes, Twitter) fue la sentencia del capítulo de Bonilla en esa cartera. “Espero su renuncia, no porque crea que es culpable, sino porque lo quieren despedazar por ser leal al programa de gobierno y quieren derribar inconstitucionalmente ese gobierno (...)”, dijo Petro.
Quienes lo involucran aseguran que tuvo directa relación con la idea de firmar tres contratos por $92.000 millones del presupuesto de la UNGRD para Cotorra, Córdoba; Carmen de Bolívar, Bolívar y Saravena, Arauca. ¿Para qué? Presuntamente, buscaba conseguir votos en comisión interparlamentaria para que se aprobaran unos créditos con la banca internacional, claves en el presupuesto y pago de deudas de la Nación.
Salida de Ricardo Bonilla deja en veremos la reforma tributaria en Colombia
Volviendo a la tributaria, luce cada vez más enredada. El Gobierno la radicó el 10 de septiembre y tras casi tres meses no ha surtido el primer debate. Además, ni siquiera se ha logrado construir la ponencia para iniciar la discusión.
Aunque se esperaba que aterrizara esta semana en el Congreso, la reforma nada que llega y, de hecho, ya algunos se bajaron del bus.
Los partidos que se oponen a la reforma tributaria:
Por ejemplo, las bancadas de las Comisiones Económicas de Senado y Cámara de Representantes del Partido Conservador publicaron un comunicado en el que anunciaron su voto negativo, al considerar inconveniente gravar con nuevos impuestos a los colombianos en el actual escenario del país.
Las cuentas indican, por ahora, que en el caso de la Comisión Tercera del Senado el proyecto tendría de entrada 9 votos en contra –y habría que ver qué pasa con los 6 restantes–, con lo que de entrada nacería “muerto”.
La salida de Bonilla y su supuesta implicación en el caso de corrupción de la UNGRD causa revuelo nacional y, como efecto dominó, la reforma parece quedarse en el camino, lo que pondría en aprietos el Presupuesto 2025, que tiene como fuente de financiamiento $12 billones provenientes de la tributaria.