A Colombia llegaron el año pasado US$1.037,32 millones en remesas, un incremento del 17,4% frente a 2023, completando ya siete meses consecutivos por encima del récord de los US$1.000 millones. Pero estas cifras, que nunca se habían visto en la historia del país y que provienen principalmente de Estados Unidos, ahora se están viendo en riesgo por las políticas que ha anunciado el presidente Donald Trump.
De acuerdo con las cifras del Banco de la República, en los primeros tres trimestres del 2024, Estados Unidos representó el 53,6% de las remesas, posicionándose como el primero en el ránking. Le siguen España (15,4%), Chile (3,9%), y Reino Unido (3,7%).
“Las cifras muestra el orden y la magnitud. No hay duda, EE.UU. lidera por mucho”, precisa Diego Montañez, analista económico y consultor.
“Este crecimiento del 17% anual y los siete meses consecutivos con más de 1.000 millones de dólares reflejan, por un lado, la resiliencia económica de las comunidades migrantes y, por otro, las mejoras en las condiciones laborales y salariales en esos países”, detalló el consultor.
Sin embargo, este contraste con la Inversión Extranjera Directa (IED), que ha sido superada por las remesas, plantea interrogantes importantes, según Montañez.
“Aunque las remesas son una fuente crucial de ingresos para millones de hogares y dinamizan el consumo, su crecimiento no debe desviar la atención de la ralentización en la IED, que es un indicador clave de confianza en el país para proyectos de largo plazo”, puntualizó.
A renglón seguido sostuvo que la debilidad en la IED podría estar reflejando incertidumbres sobre el entorno económico y político en Colombia, lo cual afecta la percepción de riesgo de los inversionistas extranjeros.
“Si bien es positivo observar el dinamismo de las remesas, se requiere un esfuerzo por parte del gobierno para fortalecer la confianza en el país, mejorar el clima de inversión y atraer capital que impulse sectores estratégicos como la infraestructura, la manufactura y la tecnología, que son fundamentales para un crecimiento sostenible en el mediano y largo plazo”, remarcó.
Los riesgos
Los emigrantes colombianos se localizan principalmente en Estados Unidos y en España. De acuerdo con BBVA Research, las remesas representan el 2,3 % del Producto Interno Bruto (PIB) de América Latina y el Caribe, y en Colombia la cifra asciende a 3,3% del PIB.
Según el Banrep, el incremento de este tipo de envíos es común en varios países de la región y, particularmente para Colombia, ha sido explicado por el incremento de la migración de colombianos hacia el exterior -que se ha intensificado en la última década-, y por las oportunidades laborales que la población migrante ha encontrado en el extranjero.
Sin embargo, con la llegada de Trump a la presidencia de EE. UU. y sus políticas antimigratorias, este comportamiento de las remesas se vería obstaculizado, pues también plantea imponer una tasa de 10 % a los envíos de dinero que salen desde ese país, con la intención de penalizar actividades ilícitas, como el tráfico de drogas y de personas.
Manuel Orozco, director de Migración, Remesas y Desarrollo en Diálogo Interamericano, dijo a CNN que más de la mitad del crecimiento económico de Colombia, México y Centroamérica depende de las remesas, las cuales representan el 40 % de su consumo privado. Por esta razón, si esta tendencia en las deportaciones persisten, el crecimiento de estas en 2025 podría ser inferior al 1 %.
En Colombia, en efecto, las remesas se han consolidado como la segunda fuente de divisas más importante, solo por detrás del petróleo. Además de ser la fuente de ingreso de muchos hogares, principalmente de los departamentos receptores como Valle del Cauca, Cundinamarca y Antioquia.
De hecho, según Andrés Valencia, exministro de Agricultura, “el producto del trabajo de los migrantes Colombianos en el exterior, legales o ilegales, genera más ingresos que las exportaciones de Carbón y pueden llegar a superar a las del petróleo”.
Desde la óptica de Rémi Stellian, profesor de Administración de la Universidad Javeriana, existen tres tipos de remesas: las que provienen de actividades legales por parte de inmigrantes legales; las que constituyen una fachada para actividades ilegales (por parte de inmigrantes legales o ilegales); y las que de actividades legales por parte de inmigrantes ilegales.
No obstante, manifestó, “en la práctica es difícil detectar el envío de remesas para el lavado de dinero. Una tasa aplicada a las remesas las afectaría a todas. Y eso puede crear un desincentivo, así sean totalmente legales”.
El docente afirmó que, por ser una fuente significativa de divisas, las remesas tienen un papel clave para la economía del país. “La economía colombiana depende mucho de ellas, cuyos montos se aproximan a las exportaciones o la inversión extranjera en el país. Un cambio en la política migratoria de un país extranjero tiene entonces mucha influencia en los indicadores macroeconómicos de Colombia, y el país no puede hacer mucho al respecto. En este contexto, una intensificación de las deportaciones de inmigrantes bajo el mandato Trump tendrá muy seguramente un efecto negativo”, comentó.x
Y añadió que “si la idea es golpear a las actividades ilegales, un impuesto sobre las remesas no es la solución adecuada, sino más bien pensar en los controles que se podrían hacer para evitar que estas sirvan para el lavado de dinero. Pensar en otros más eficientes es, sin embargo, una tarea muy desafiante”.
Combustible del consumo
El consumo privado se ha mantenido como uno de los motores de crecimiento del PIB en medio del ciclo económico reciente. Una de las razones que lo han permitido es la evolución del ingreso de remesas al país, que gozó de la resiliencia de los mercados laborales en países como Estados Unidos. Además, el mercado laboral local se ha mantenido resiliente, a pesar del menor crecimiento que experimentaron algunos sectores el año pasado.
Así lo afirmaron los analistas del equipo económico de Bancolombia, según los cuales desde el cuarto trimestre de 2023 las remesas han mostrado una aceleración en su crecimiento real de forma ininterrumpida, lo que las llevó a marcar un incremento de 24,6% en el cuatro trimestre de 2024 (el ritmo más alto desde 2021).
“Nuestro análisis sugiere que, cuando las remesas han tenido un ritmo de avance más elevado, el consumo de los hogares también ha mostrado crecimientos más pronunciados. De hecho, resaltamos que, si este año las remesas continúan esta tendencia alcista, el consumo de los hogares podría sorprendernos positivamente”, señaló Laura Clavijo, directora de investigaciones económicas de Bancolombia.
Agregó que, si bien el nuevo gobierno de Trump podría ser un atenuante, la experiencia del primer mandato sugiere que las remesas podrían no verse afectadas.
“Entre 2017 y 2019 –los primeros tres años del anterior mandato de Trump–, el crecimiento de las remesas se mantuvo estable. Inclusive, al final de su periodo, en 2020, la participación de las remesas provenientes de EE.UU. dentro del total que reciben los colombianos se incrementó en 8,4 puntos porcentuales”, anotó Clavijo.
¿Qué se espera para 2025?
Las proyecciones de Corficolombiana son más positivas, pues estiman que los flujos de remesas hacia Colombia crecerán un 10% en 2025, hasta un nuevo máximo histórico de 13.000 millones de dólares, equivalente a 56,6 billones de pesos o 3,1% del PIB: “En 2025, los ingresos en dólares recibidos por remesas superarían los de petróleo”.
Sin embargo, prevén que estos flujos desacelerarán su ritmo de crecimiento más allá de 2025. En primer lugar, el impulso migratorio posterior a la pandemia se ha venido moderando gradualmente; mientras que en 2022 y 2023 creció en promedio 6,9%, en 2024 lleva un crecimiento promedio de 5,6%.
“Esperamos que converja a su tendencia histórica en el próximo bienio. Entre tanto, el crecimiento económico del principal país de origen de nuestras remesas, EE.UU., se tiende a desacelerar hacia los niveles de largo plazo, lo que llevaría al dinamismo de las remesas a crecer a un nivel más consistente con la tendencia prepandemia”, recalcó el equipo liderado por César Pabón.
Ahora bien, reconocieron que existe una amplia incertidumbre frente al impacto de la segunda presidencia de Trump en EE.UU. Esto, puesto que, aunque hay consenso en que la reducción de impuestos corporativos y la desregulación -de ser aprobadas en el Congreso- favorecerían la inversión privada y el crecimiento económico, no es claro el efecto de las políticas proteccionistas para la economía estadounidense, ya que pueden impulsar la producción de algunos sectores de ese país, pero al mismo tiempo serán inflacionarias y repercutirán en un menor ingreso disponible para los consumidores.
Así las cosas, si bien está por verse el efecto de las políticas antimigratorias que pretende Trump, los analistas de Corficolombiana creen que su impacto será gradual en los próximos años y no debería cambiar de forma sustancial en el corto plazo los flujos de remesas hacia Colombia.
“Vale la pena destacar que, durante la primera administración de Trump, la migración de colombianos hacia EE.UU. no disminuyó. En conclusión, las remesas hacia Colombia seguirían aumentando en 2025, adquiriendo una mayor importancia para la economía y siendo un factor clave para el consumo. Lo anterior en un contexto de condiciones financieras menos restrictivas y recuperación lenta de la demanda, en donde la incertidumbre seguirá limitando un mejor desempeño de la economía”, concluyeron.