Por estos días el país vive un ambiente caldeado en el marco de las múltiples reformas que el Gobierno llevó al Congreso y que cambiarían las reglas del juego en la salud, el trabajo o las pensiones. Justamente, este último punto se discute en el marco del Congreso Asofondos 2023, donde fondos de pensiones siguen mostrando reparos frente a la idea del Ejecutivo.
Para expertos, la idea de “estatizar” las pensiones va en contravía de lo que están haciendo varios países en el mundo. Algunos, consultados en el marco del evento de Asofondos, coincidieron en señalar a Argentina como el ejemplo más claro.
En 2008, en medio de la crisis financiera global, la entonces presidenta Cristina Fernández firmó el proyecto de ley que eliminó el sistema privado de pensiones que ppor aquella época completaba 14 años de funcionamiento, con lo que el ahorro pasó a ser administrado por el gobierno.
En lo que para muchos fue una expropiación, se tomaron US$30.000 millones aportados por cerca de 10 millones de personas y entonces vinieron los problemas. “Cuando se estatizan los ahorros se pone en riesgo una estabilidad futura para la vejez, ya que esos recursos dependen del manejo que les den los países y los gobiernos”, apuntó Christian Chaura, gerente de Pensión ABC.
En eso coincidió otra fuente que prefirió no ser mencionada, quien aseguró que en este modelo el gobierno buscó “apropiarse de recursos debido a una crisis económica coyuntural para solventar gastos o planes (...), pero a futuro ya no hay quién garantice que las personas cuenten con esa plata en su vejez”.
Según un análisis de la Cepal, tras varios años de esa medida Argentina ha alcanzado un nivel alto de cobertura, pero demanda una porción bastante grande del gasto público; el organismo habla también de una “institucionalidad extremadamente fragmentada”, y varios problemas, como el hecho de que no haya diferencia entre el financiamiento de quienes cumplieron con todos sus requisitos para pensionarse y quienes accedieron a los beneficios del sistema sin haber cumplido sus requisitos.
El segundo ejemplo más mencionado es Bolivia, que si bien no ha terminado de estatizar su sistema pensional, en solo semanas lo hará, dándole fin a una “lucha” de casi tres décadas. Así, una entidad pública administrará recursos del orden de US$24.000 millones.
Jaime Durán, gerente de Gestora Pública, entidad en la que recaerá esa plata, aseguró que una vez todo el ahorro pase a manos estatales los rendimientos estarán por encima del 4%; además, cuestionó el destino que las AFP de su país le dan a las ganancias sobre los recursos administrados.
Lejos de recibir un espaldarazo, este año se han intensificado las protestas contra esa movida, sobre todo de profesores y trabajadores de la salud. El mayor temor es que los recursos se conviertan en la caja menor del gobierno y que la falta de ahorro ponga en riesgo los recursos para la vejez de las personas. Entre tanto, también se ha desatado una campaña para tumbar a la Gestora Pública.
Por caminos contrarios
Justamente, uno de los argumentos más utilizados por los fondos de pensiones en Colombia es que los sistemas de reparto tienen cada vez más “peros” a su alrededor, y por eso varios países se han inclinado por permitir opciones de ahorro individual.
Según un informe de la Organización Internacional de Empleadores, en los últimos años 46 territorios han adoptado dicho modelo. A inicios de este siglo había 17; para 2009 la cuenta iba en 39; y el año pasado ya eran los 46 en cuestión.
“Es innegable la tendencia que indica que cada vez más países están implementando y fortaleciendo el ahorro individual como la solución al problema de las coberturas en la vejez (...) China, Alemania y México son solo algunos ejemplos”, anotó Marcela Giraldo, CEO de Colfondos.
En ese mismo sentido, Santiago Montenegro, presidente de Asofondos, destacó que el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador haya decidido potenciar la capitalización individual, y que así mismo lo hiciera China, una fortaleza socialista (ver recuadro).
Ante esto, Carlos Ramírez, consultor y expresidente de Consar, explicó que en México el gobierno veía a las AFP con un sesgo de desconfianza, pero luego la Secretaría de Hacienda trabajó una reforma para aumentar la contribución del 7% al 15% del salario base de cotización, y en definitiva “se convenció al gobierno de que la mejor ruta era la de las cuentas individuales”
Para Montenegro, en el caso de Colombia, donde se propone un sistema de pilares teniendo como columna central uno contributivo en el que los aportes de 1 a 3 salarios mínimos vayan a Colpensiones, la prioridad debe ser el ahorro. Mientras tanto –agregó– a la vuelta de unos años el debate debe centrarse en el aporte (hoy es del 16% del salario), que podría ser más alto, y en el tiempo promedio que toma completar los requisitos (25 años).
Lo cierto es que el país hoy tiene varios espejos a los cuales mirar y hay alta expectativa por el futuro de la reforma pensional. Según las cifras más recientes, los fondos de pensiones cuentan con 18,7 millones de afiliados, mientras que en Colpensiones el dato asciende a 6,7 millones.