La industria del hidrógeno en Colombia ha crecido notablemente en los últimos años, posicionándose como un sector clave para la transición energética.
Entre 2023 y 2024, la capacidad de producción de hidrógeno renovable se multiplicó por 12, alcanzando 416 toneladas/año.
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Sin embargo, el 76% del hidrógeno consumido a nivel nacional sigue siendo gris (que produce mayor contaminación), mientras que el 20% es considerado azul y solo el 4% proviene de electrólisis, el cual es más limpio.
En la región, el crecimiento ha sido impulsado por proyectos estratégicos como Coral de Ecopetrol (5 MW de electrólisis para la refinería de Cartagena) y Hevolución (2.3 MW para la producción de amoníaco verde) en Colombia, así como por Kahirós de VENTUS, enfocado en logística, en Uruguay.
Actualmente en el país hay 36 proyectos en distintas fases de desarrollo, reflejando el interés del sector privado y la inversión extranjera.
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El hidrógeno limpio y sus derivados como el amoniaco, metanol y combustibles sintéticos son cruciales para descarbonizar industrias clave.
Su utilidad para reducir las emisiones en sectores industriales difíciles de electrificar, como refinación, producción de fertilizantes, alimentos y acero, no debe ser desestimada.
De hecho, las refinerías de Cartagena y Barrancabermeja consumen más de 130 kilotoneladas al año. En el sector agrícola, su producción nacional podría reemplazar más de 2 millones de toneladas de fertilizantes importados, fortaleciendo la competitividad en mercados internacionales.
Desafíos para la expansión del hidrógeno
A pesar de los avances, el desarrollo del hidrógeno limpio en Colombia enfrenta importantes desafíos. El alto costo de producción sigue siendo un obstáculo clave.
Actualmente, producir hidrógeno renovable (limpio) en el país puede costar entre 4 y 6 dólares/kg, lo que lo hace poco competitivo frente a los combustibles fósiles.
Reducir los riesgos financieros y optimizar la infraestructura podría disminuir este costo en más de 2 dólares/kg, acercándolo a la meta de 1.7 dólares/kg para 2030. Sin embargo, esto requiere incentivos gubernamentales, financiamiento estructurado y una normativa clara que genere confianza en los inversionistas.
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Además, la falta de infraestructura adecuada limita la distribución y el almacenamiento del hidrógeno. Se necesitan corredores logísticos que faciliten su transporte y almacenamiento a gran escala.
A esto se suma la necesidad de ajustar la regulación para integrar el hidrógeno en el mercado energético de manera eficiente, permitiendo su comercialización sin barreras excesivas.
El potencial del hidrógeno blanco
Un punto de optimismo en la industria es la exploración del hidrógeno blanco, que se encuentra naturalmente en formaciones geológicas subterráneas y puede extraerse con costos significativamente menores a los del hidrógeno verde.
Colombia, con su riqueza geológica, podría convertirse en un actor clave en este segmento.
La Agencia Nacional de Hidrocarburos ya está investigando su viabilidad y ha identificado indicios prometedores en perforaciones recientes. Si se confirman reservas comerciales, el hidrógeno blanco podría cambiar el panorama energético del país, ofreciendo una alternativa más accesible y sostenible.
En este contexto, el IV Congreso Internacional de Hidrógeno, que se celebrará en Bogotá el 1 y 2 de abril de 2025, reunirá a actores clave del sector para discutir estrategias de desarrollo, financiamiento y regulación.