Los aranceles que anunció el presidente estadounidense Donald Trump contra Canadá y México, países a los que dio una tregua de un mes antes de implementarlos, amenazarían la producción de los principales fabricantes de automóviles, lo que impactaría los precios de los vehículos.
Lo anterior ha causado revuelo en algunas economías que importan y exportan vehículos a Estados Unidos, ya que cada uno de ellos tiene partes importadas de México y Canadá, las cuales estarían sujetas a los nuevos impuestos y no se podrían sustituir fácilmente.
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En el caso de Colombia, cuya industria automotriz se ha venido recuperando y durante 2024 logró registrar un total de 200.953 carros nuevos –lo que representó un crecimiento acumulado del 7,9% respecto a 2023–, los impactos aún no son muy claros.
Según Eduardo Visbal, vicepresidente de Comercio Exterior y Vehículos de Fenalco, directamente el país no se verá muy afectado, debido a que del mercado gringo solo llega el 4% del total de vehículos importados en Colombia.
No obstante, dijo, “como México y Canadá tienen una gran producción destinada a los Estados Unidos, al no poder llegar con la misma facilidad de hoy, seguramente la reubicarán en otros mercados, incluido el nuestro”.
Desde la óptica de Rémi Stellian, profesor de Administración de la Universidad Javeriana, en Colombia hay bastante competencia en el mercado de los carros, en particular desde el crecimiento de los constructores chinos, lo que podría limitar la posibilidad de aumentar los precios. Sin embargo, indicó, el precio no es el único argumento de venta.
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“Personas y empresas en Colombia podrían aceptar un precio más elevado si esto significa adquirir un carro ‘hecho en EE.UU.’, lo que constituye un argumento que puede pesar frente a los carros importados desde China. Esto pasa porque los constructores chinos han mejorado significativamente la calidad de sus carros, pero es una cuestión de percepción que aquí es importante. En Colombia lo hecho en EE.UU., tiene, hasta ahora, una mejor percepción de calidad que lo hecho en China”, anotó Stellian.
Añadió que hoy en día las cadenas de producción de carros son “globales”, es decir, un carro no se produce desde el inicio hasta el fin en el mismo país, sino que distintas fases de su producción se realizan en distintos lugares; esto hace que un aumento de aranceles traiga consecuencias significativas.
“Si se aplican nuevos aranceles en alguna fase de una cadena de producción, la disponibilidad de las mercancías correspondientes podría verse perjudicada, y esto tiene un potencial inflacionista (la escasez de un bien/servicio genera un aumento de su precio, y a su vez este aumento puede generar otros aumentos en otros mercados, de ahí la inflación)”, continuó.
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Los sectores más impactados por la guerra comercial
En este contexto, es de referenciar cómo alrededor del 90% de las exportaciones de automóviles tanto de México como de Canadá se dirigen a EE.UU.
Además, según S&P Global Mobility, compañía de análisis automotriz, varios vehículos fabricados en el país americano utilizan sistemas de propulsión y conjuntos de componentes de origen canadiense o mexicano; estos también estarían sujetos a aranceles, lo que aumentaría los costos.
“Prácticamente ningún fabricante de equipos originales o proveedor que opere bajo el T-MEC (tratado entre México, Estados Unidos y Canadá) es inmune”, señaló la firma.
Las estimaciones apuntan a que los potenciales aranceles afectarían a casi una cuarta parte de los 16 millones de vehículos que se venden en EE.UU. cada año.
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Solo en 2024, el país importó unos 3,6 millones desde Canadá y México, lo que representa el 22% de todas las unidades vendidas allí.
Lo anterior significaría, según la consultora automotriz AlixPartners, que los aranceles añadirían 60.000 millones de dólares en costos a la industria automotriz norteamericana, lo que se terminaría trasladando a los consumidores.
Tanto así, que la firma de investigación Wolfe Research predice que el precio promedio de un carro nuevo en EE. UU. podría aumentar en unos 3.000 dólares.
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Los aranceles que anunció el presidente estadounidense Donald Trump contra Canadá y México, países a los que dio una tregua de un mes antes de implementarlos, amenazarían la producción de los principales fabricantes de automóviles, lo que impactaría los precios de los vehículos.
Lo anterior ha causado revuelo en algunas economías que importan y exportan vehículos a Estados Unidos, ya que cada uno de ellos tiene partes importadas de México y Canadá, las cuales estarían sujetas a los nuevos impuestos y no se podrían sustituir fácilmente.
En el caso de Colombia, cuya industria automotriz se ha venido recuperando y durante 2024 logró registrar un total de 200.953 carros nuevos –lo que representó un crecimiento acumulado del 7,9% respecto a 2023–, los impactos aún no son muy claros.
Según Eduardo Visbal, vicepresidente de Comercio Exterior y Vehículos de Fenalco, directamente el país no se verá muy afectado, debido a que del mercado gringo solo llega el 4% del total de vehículos importados en Colombia. No obstante, dijo, “como México y Canadá tienen una gran producción destinada a los Estados Unidos, al no poder llegar con la misma facilidad de hoy, seguramente la reubicarán en otros mercados, incluido el nuestro”.
Desde la óptica de Rémi Stellian, profesor de Administración de la Universidad Javeriana, en Colombia hay bastante competencia en el mercado de los carros, en particular desde el crecimiento de los constructores chinos, lo que podría limitar la posibilidad de aumentar los precios. Sin embargo, indicó, el precio no es el único argumento de venta.
“Personas y empresas en Colombia podrían aceptar un precio más elevado si esto significa adquirir un carro ‘hecho en EE.UU’, lo que constituye un argumento que puede pesar frente a los carros importados desde China. Esto pasa porque los constructores chinos han mejorado significativamente la calidad de sus carros, pero es una cuestión de percepción que aquí es importante. En Colombia lo hecho en EE.UU, tiene, hasta ahora, una mejor percepción de calidad que lo hecho en China”, anotó Stellian.
Añadió que hoy en día las cadenas de producción de carros son “globales”, es decir, un carro no se produce desde el inicio hasta el fin en el mismo país, sino que distintas fases de su producción se realizan en distintos lugares; esto hace que un aumento de aranceles traiga consecuencias significativas.
“Si se aplican nuevos aranceles en alguna fase de una cadena de producción, la disponibilidad de las mercancías correspondientes podría verse perjudicada, y esto tiene un potencial inflacionista (la escasez de un bien/servicio genera un aumento de su precio, y a su vez este aumento puede generar otros aumentos en otros mercados, de ahí la inflación)”, continuó.
Los más impactados
En este contexto, es de referenciar cómo alrededor del 90% de las exportaciones de automóviles tanto de México como de Canadá se dirigen a EE.UU. Además, según S&P Global Mobility, compañía de análisis automotriz, varios vehículos fabricados en el país americano utilizan sistemas de propulsión y conjuntos de componentes de origen canadiense o mexicano; estos también estarían sujetos a aranceles, lo que aumentaría los costos.
“Prácticamente ningún fabricante de equipos originales o proveedor que opere bajo el T-MEC (tratado entre México, Estados Unidos y Canadá) es inmune”, señaló la firma.
Las estimaciones apuntan a que los potenciales aranceles afectarían a casi una cuarta parte de los 16 millones de vehículos que se venden en EE.UU. cada año. Solo en 2024, el país importó unos 3,6 millones desde Canadá y México, lo que representa el 22% de todas las unidades vendidas allí.
Lo anterior significaría, según la consultora automotriz AlixPartners, que los aranceles añadirían 60.000 millones de dólares en costos a la industria automotriz norteamericana, lo que se terminaría trasladando a los consumidores.
Tanto así, que la firma de investigación Wolfe Research predice que el precio promedio de un carro nuevo en EE. UU. podría aumentar en unos 3.000 dólares.