Como a un paciente en cuidados en intensivos, a la economía también se le monitorean permanentemente los signos vitales, y los primeros días del 2025 se convierten en un momento ideal para tomarles el pulso a los principales indicadores, como inflación, tasas de interés, crecimiento y empleo.
El pasado jueves, por ejemplo, el Dane publicó el dato de inflación que se ubicó en 5,2% para todo el 2024, nivel levemente superior a las estimaciones de los analistas que participaron en las encuestas Mensual de Expectativas Económicas del Banco de la República y de Opinión Financiera de Fedesarrollo, que proyectaron 5,14% y 5,15%, respectivamente.
La cifra es superior al rango meta del Emisor que es de 3%, por lo que se prevé que este año esa “fiebre” baje a ese nivel.
Parte de la receta médica para lograr ese objetivo estará asociada a las decisiones que se tomen frente a la tasa de intervención de política monetaria del Banco de la República, que arrancó el año en 9,5%, la cual deberá observar nuevas reducciones en los próximos meses, lo que serviría para estimular el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), pese a que, en diciembre de 2024, la junta le puso frene al acelerador del recorte.
A propósito de este último indicador, que es uno de los más relevantes para establecer la “presión arterial” económica, lo entregará el Dane el próximo 17 de febrero. Para el tercer trimestre de 2024 el dato fue de 2,0% y para el periodo enero-septiembre llegó a 1,6%.
En ese aspecto, analistas de Corficolombiana destacaron que de cara a 2023 y 2024, la economía colombiana afrontó el ajuste esperado y, en cierta medida, necesario. El crecimiento se limitó a un 0,6% en 2023, mientras que proyectaron un 1,8% para el cierre de 2024.
“El 2025 emerge como un posible punto de salida de este túnel en el que hemos estado inmersos durante el último lustro, en donde esperamos que la economía crezca 2,6%. Predecir qué nos espera al final de este túnel es complejo. La incertidumbre sigue siendo una constante y factores inesperados pueden alterar el desenlace”, anotaron.
Por su parte, el principal gremio privado del país, la Andi, señaló que las tasas a las que está creciendo la economía son insuficientes. “Esas tasas de crecimiento no producen riqueza ni desarrollo; no se logra impactar a todos los sectores económicos; la inversión sigue rezagada y perdemos nuestra posición de liderazgo entre las economías emergentes y en la región”.
Para los empresarios, una de las mayores preocupaciones tiene que ver con la debilidad de la inversión productiva, que en términos médicos equivaldría a una “nutrición balanceada”, que evidenció tasas negativas durante cinco trimestres consecutivos y solamente en los últimos meses del 2024 empezó a revertirse. “La productividad de la economía y del trabajo solo se aumentan con significativos crecimientos en la inversión”, recalcó la Andi.
Y es que del dinamismo del crecimiento económico y el comportamiento de los diversos sectores productivos dependerá que la tasa de desocupación no sufra “anemia”. A noviembre pasado, ese indicador cerró en 8,2%, y la idea es que se mantenga en un solo dígito.
No sobra advertir que el paciente es susceptible a “contagiarse” por agentes externos y a sufrir padecimientos cuyos “analgésicos” o calmantes no están disponibles en el botiquín de primeros auxilios, por lo que los desequilibros en la tasa de cambio del dólar, comparables a los altos o bajos niveles de azúcar en la sangre, o los precios de referencia de materias primas, como petróleo o café, podrían desatar severos “dolores de cabeza”.
No menos riesgosas resultan los potenciales “virus” que desatarían riesgos significativos que podrían comprometer el crecimiento económico de este 2025.
“La persistencia de los desafíos fiscales, los riesgos asociados a la actividad del sector energético, el aumento de los conflictos sociales y el incremento de la inseguridad pueden ser un obstáculo para la reactivación económica”, advirtieron los analistas económicos de Corficolombiana.
Inflación volvería a uno de los niveles más bajos de la historia
Para este 2025 el equipo técnico del Banco de la República pronostica que la inflación continuará su convergencia hacia la meta (3%), aunque de forma más lenta debido a presiones alcistas sobre la tasa de cambio del dólar y su traspaso a los precios (de productos importados). Asimismo, se prevén presiones de precios provenientes del incremento en el salario mínimo (9,5%) y de aumentos en los precios de algunos regulados (combustibles y servicios públicos).
A su turno, los analistas económicos de Bancolombia proyectaron para este año una inflación del 4%. “Se prevé que la inflación anual retroceda significativamente durante la primera mitad del año, gracias a una fuerte moderación del efecto de indexación en los precios de los servicios. Esto será posible debido a que el cierre de 2024, que servirá de referencia para el ajuste de muchos precios y tarifas en los primeros meses del próximo año, será menor. Además, esto permitirá que el ajuste del salario mínimo sea moderadamente inferior”, anotaron. No obstante, mencionaron que desde mediados de 2025, es posible que la inflación anual se estabilice o incluso aumente ligeramente debido al impacto inflacionario de la reciente devaluación de la tasa de cambio en el costo de los productos importados, lo que presionará al alza los precios de alimentos y bienes.
Crecimiento económico sería más alto que el del 2024
La economía colombiana registró una recuperación lenta y heterogénea en 2024, alcanzando un crecimiento anual de 1,6% en los primeros tres trimestres del año, frente al 0,6% observado en 2023. “La demanda interna mostró un mejor desempeño gracias a un repunte moderado del consumo privado y una recuperación débil de la inversión, la cual sigue rezagada frente a sus niveles prepandemia”, precisaron analistas de Corfi. Para 2024, los expertos de esta entidad financiera proyectaron un crecimiento de 1,8%, en línea con una aceleración de la demanda interna y el sector externo. Y para este 2025, calcularon un crecimiento de 2,6%, que prevén esté impulsado por la expansión tanto del consumo privado como de la inversión, aunque con una contribución más reducida del gasto público y las exportaciones.
Igualmente, indicaron que las señales de mejora en la actividad económica durante este año están soportadas en el desempeño de los diversos sectores de la producción que se ubicarían en terreno positivo, excepto minas y canteras. Los principales motores del crecimiento serán el comercio, el entretenimiento y las actividades financieras. “Factores como el alto costo del financiamiento, la elevada carga tributaria y la persistente incertidumbre seguirán afectando este panorama”, concluyeron.
Empleo se deterioraría y desempleo se ubicaría en 11%
La Andi sentencia que el bajo crecimiento económico impacta al mercado laboral. Si bien se generaron algunos puestos de trabajo en 2024, la creación de empleo se ha desacelerado y la tasa de informalidad lleva a que 6 de cada 10 trabajadores colombianos estén en la informalidad. Para noviembre de 2024, la tasa de desocupación fue 8,2%, según el Dane. Analistas de Bancolombia explicaron que la buena dinámica del indicador de un solo dígito ha estado asociada a la resiliencia de las actividades de servicios, especialmente de la administración pública.
No obstante, la necesidad de cautela en el gasto público hace pensar que este motor del mercado laboral perderá tracción, por lo que en el largo plazo se anticipa una estabilización de la tasa de desempleo alrededor del 11%. Así las cosas, posterior al deterioro que se prevé este año se cree que los niveles se quedarán muy cerca de lo observado en 2022, es decir 11%, lo que tiene en cuenta el promedio de largo plazo de la economía (PIB alrededor de 3%) y la menor participación de los hogares en el mercado laboral después del choque de la pandemia.
Se espera que el dólar ronde los $4.300 a lo largo del año
Este año se estima una mayor fortaleza del dólar estadounidense a nivel global, como efecto del triunfo en las elecciones en EE. UU. de Donald Trump. “La próxima toma de posesión de Trump y las incertidumbres sobre sus políticas comerciales podrían generar volatilidad en los mercados de divisas, favoreciendo activos refugio como el dólar”, comentó Quásar Elizundia, estratega de Investigación de Mercados de Pepperstone. También señaló que el peso se encuentra en una coyuntura compleja, pero con señales de relativa resiliencia. El alza en los precios del petróleo y la mejora en la confianza del consumidor ofrecen un respiro frente a la fortaleza del dólar y las incertidumbres globales. Sin embargo, considera que es fundamental monitorear de cerca los próximos datos económicos locales y la evolución del contexto internacional para evaluar la trayectoria del peso en el corto y mediano plazo. Este equilibrio entre factores internos y externos determinará la dirección del peso colombiano en los próximos meses. En diciembre, la Encuesta Mensual de Expectativas del Banco de la República estimó que la Tasa Representativa del Mercado (TRM) estará a final de este año en $4.315.
Con millas petristas, Banco de la República rebajaría tasa de interés rápido
Una menor inflación le permitirá al Banco de la República avanzar con el recorte de tasas. Pero, investigadores económicos de Davivienda recuerdan que este año la junta directiva del Emisor tendrá cambios en sus integrantes que podrían acelerar ese proceso, ya que desde hace varios meses el presidente Gustavo Petro y el Ministerio de Hacienda vienen pidiendo rebajas de la tasa, como mecanismo para impulsar la economía. “Este año, el Banco de la República continuaría recortando la tasa de interés hasta llevarla a un nivel de 5,75%, consistente con el cumplimiento de la meta de inflación a partir del segundo semestre del próximo año. Dado el rezago de la política monetaria, el efecto de los recortes que se den en 2025 sobre la inflación es limitado, teniendo en cuenta que la trayectoria estará más influenciada por las decisiones de este año”, explicaron los expertos de Davivienda.
A su turno, BBVA Research, espera reducciones que lleven la tasa al 6,5%. “Este enfoque busca fomentar la inversión y el consumo, aliviando las condiciones financieras de los hogares y empresas, mientras se preserva la estabilidad de precios. Eso sí, las decisiones del Emisor siempre tendrán en cuenta los precios internacionales de la energía y el diferencial de tasas con Estados Unidos”, manifestó Alejandro Reyes, economista de BBVA Research para Colombia.