El café colombiano está brillando más que nunca este año. Se puede decir que los “planetas se alinearon”: buenos precios por el fortalecimiento del dólar, menor oferta del grano de Brasil y Vietnam, y una producción local que se ha visto favorecida, contrario a otros productores mundiales, por la mejora de las condiciones climáticas.
Solo el pasado viernes 22 de noviembre, el café rompió la barrera de los tres dólares la libra en la Bolsa de Nueva York, un valor que no se veía desde hace 13 años.
“Sin producción no sería tan importante este gran precio. Desde el 2011 no cotizaba en la bolsa de NY la libra de café por encima se los U$3,0 dólares, cerró en U$302,10 centavos de dólar. Mi reconocimiento a los cafeteros de Colombia que, con tenacidad, esfuerzo y dedicación, han logrado una producción de 12,9 millones de sacos en más de 600 mil fincas, creciendo +19%”, celebró Germán Bahamón, presidente de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC).
Entre tanto, el precio de compra interna para Colombia también iba detrás, llegando a los $2.650.000, un alza de 86% respecto a lo registrado en enero de este año ($1.423.000).
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Los departamentos estrella
El Huila sigue siendo la región que más aporta a la producción de café en Colombia, con una participación del 19,08% en los últimos 12 meses; es decir, unos 2,4 millones de sacos.
En segundo lugar está Antioquia, con una participación de 14,89%; alrededor de 1,9 millones de sacos. El top 5 lo completan Tolima (12,88%), Cauca (10,86) y Caldas (7,35%).
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Y es que Huila y de Antioquia son dos de las regiones caficultoras más importantes de Colombia, y cada una tiene características distintivas debido a las diferencias en clima, altitud y procesos de cultivo.
El grano huilense, por ejemplo, suele tener un sabor equilibrado, con una acidez alta, una dulzura destacada y un cuerpo medio a alto. Suelen tener notas frutales, como frutos rojos o cítricos, así como toques de caramelo y chocolate. En esta región se cultivan principalmente variedades de arábica como caturra, castillo, y algunas exóticas como la geisha, que se ha tomado popularidad en los últimos años.
Por su parte, el café antioqueño tiende a ser suave, con una acidez media, cuerpo medio y sabores más delicados en comparación con otras regiones. Puede tener notas de frutos secos, caramelo, chocolate y una ligera dulzura.
En total, de acuerdo con Bahamón, la cosecha cafetera del país cerraría este año en 13 millones de sacos, alrededor de 15% más que lo producido en 2023, cuando se registraron 11,3 millones de sacos. Y en precios se estima que se superen los $13 billones, lo que significaría un alza de 17% frente a 2023, cuando se registraron $11,1 billones.
No bajar a guardia
Desde hace unos meses, la sequía en Brasil y la baja exportación de Vietnam, países en donde se concentra el 56% de la producción mundial de café, han generado que los precios internacionales se disparen.
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Mientras Brasil ha estado sorteando su peor sequía en siete décadas, las exportaciones de grano en de Vietnam, en la primera mitad de este año, totalizaron 893.820 toneladas, lo que representa una disminución de 11,4% frente a 2023.
Sin embargo, para Bahamón, al ser el café un cultivo de ciclo largo, no se puede asegurar que el buen comportamiento de la producción y los indicadores.
El gerente de la FNC también ha manifestado que se están llevando a cabo una serie de medidas para fortalecer el sector, entre ellas está la renovación de cafetales, pues los cultivos van envejeciendo, dejando de ser productivos, competitivos y rentables.
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De hecho, el Ministerio de Agricultura destinó recursos adicionales por $5.000 millones para impulsar la siembra y la renovación de cafetales en el país. Con este incentivo, se busca que las familias caficultoras,especialmente las mujeres, los jóvenes y los de pequeña producción, se animen a sembrar o renovar sus cultivos.
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Se estima que con estos nuevos recursos se beneficiarán cerca de 1.500 pequeños caficultores del país. Con ese beneficio económico, los pequeños productores de ingresos bajos recibirán un incentivo de hasta el 40% del valor de su inversión, y los pequeños productores, un 30%.