Salir a comer fuera de la casa a un restaurante o panadería fue una actividad que quedó completamente de lado con la llegada de la pandemia. Sin embargo, este sector, que cuenta con 90.000 negocios según la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica (Acodres), avanza para su regreso después de tres meses, puesto que operar bajo domicilios, comercio electrónico y pedidos para llevar no es suficiente para mantener el negocio (ver ¿Qué sigue?).
De acuerdo con el ministro de Comercio, Industria y Turismo, José Manuel Restrepo, “los lineamientos de bioseguridad fueron ya construidos de la mano de los gremios y compartidos con el Ministerio de Salud, para ser oficializados y convertirse en resolución”, aunque de momento no se conoce cuándo sucedería.
En este momento, la realidad se divide en dos. Por un lado, para los municipios sin casos de coronavirus está la posibilidad de solicitar la apertura de este sector con los protocolos que se vienen construyendo. Por otro lado, hay territorios que tienen casos pero han consultado la posibilidad de iniciar pilotos como Bogotá, Cali y Medellín.
Justamente, Acodres está a la espera de una reunión con Daniel Quintero, alcalde de Medellín, que se daría mañana, con el fin de que la ciudad sea pionera en apertura de esta actor de la economía, como sucedió con los centros comerciales.
En palabras de Henrique Gómez París, presidente de este gremio, “se podría estar decidiendo en qué momento se hará la apertura, porque en la ciudad llevan varios días definiendo perfiles de negocios gastronómicos para hacer los pilotos”.
Las reglas
Buscando que esto se vuelva una realidad, entre los protocolos de bioseguridad en los que se trabajaron, y que están en manos del Minsalud, se encuentra el ajuste de aforo para garantizar que en cada espacio haya un distanciamiento de al menos dos metros.
Para el control de capacidad, la reserva de los lugares será fundamental y se priorizará este mecanismo. Al igual que en otros comercios, la toma de temperatura se hará a la entrada y los espacios comunes de esparcimiento para menores de edad se mantendrán cerrados.
Gómez París también destacó que “lo primero y no negociable es que haya un registro de los clientes. Si alguno resulta contagiado, el dato de saber a qué hora entró a determinado restaurante le va a ayudar a las autoridades”.
Por otra parte, el documento señala que la demarcación de los espacios de posición de trabajo e interacción con la clientela es necesaria, y que se exigirá intensificar la frecuencia de recolección de residuos sólidos.
Otro de los puntos que se tratan es que el trapo de tela deberá ser cosa del pasado. La razón es que no se quiere que se limpien varias superficies con un solo elemento, por lo que primarán los desechables, como toallas de cocina.
Adicionalmente, con el fin de minimizar el riesgo de contagio, el celular estará prohibido durante las preparaciones de comida y atención al público. Tampoco se podrán prestar utensilios entre trabajadores.
Para el cliente se deberá garantizar que siempre haya disponibilidad de agua, jabón y toallas de papel en los baños, y que estos espacios estén adecuados de una manera en la que se reduzca el contacto con las superficies. Esto se lograría con puertas batientes sin cerradura o tipo push, además de dispensadores automáticos.
Mientras esto sucede, hay restaurantes que aguardan por los lineamientos por parte del Ejecutivo. Este es el caso de los negocios del chef Jorge Rausch, quien manifestó que “estamos a la espera de instrucciones y resoluciones del Gobierno”. La razón, según indicó el empresario, es que “si lo hacemos a nuestra manera, seguro después va a tocar cambiar”.
De acuerdo con el ministro Restrepo, la importancia de este sector radica fundamentalmente en la cantidad de trabajos que genera. Teniendo en cuenta los datos de Acodres, son medio millón de empleos directos formales los que brinda, y 1 millón de indirectos, que también dependen de esta industria.
No obstante, actualmente solo hay activas 126.000 de estas plazas laborales, mientras que se suspendieron 185.000, y se destruyeron 189.000, según Acodres por lo que se busca celeridad en la resolución para que la última cifra no siga aumentando..