Una reducción en la informalidad laboral, tanto en áreas urbanas como rurales, observó el Dane en la medición correspondiente al trimestre móvil marzo-mayo de este año.
Según las cuentas de la entidad oficial para el total nacional, en ese periodo, la proporción de ocupados informales fue 56,7% lo que significó una disminución de 1,4 puntos porcentuales respecto al mismo trimestre del año anterior cuando marcó 58,1%.
Por otra parte, para las 13 ciudades y áreas metropolitanas, esta proporción fue 41,9%, lo que representó una disminución de 2,3 puntos porcentuales respecto al trimestre móvil marzo - mayo de 2022 cuando se registró 44,1%.
Para el caso del total de las 23 ciudades y áreas metropolitanas, la proporción de informalidad se ubicó en 43,3% lo que significó también una disminución de 2,2 puntos porcentuales respecto al trimestre móvil marzo - mayo del año anterior cuando el indicador fue de 45,5%.
Por su parte, para los llamados centros poblados y rural disperso se observó una proporción de 84,0% de población ocupada informal en el trimestre marzo – mayo de este año, cifra menor al 84,9% que se contabilizó un año atrás.
Al desagregar los datos por sexo, para el total nacional, la proporción de hombres informales en el trimestre móvil marzo - mayo 2023 fue de 59,0%, lo que significó una disminución de 1,3 puntos porcentuales respecto al mismo trimestre del año anterior. En el caso de las mujeres el 53,3% eran ocupadas informales, respecto al trimestre móvil marzo - mayo del año anterior (54,7%), implicó una disminución de 1,4 puntos.
Para el periodo de análisis, de las 23 ciudades y áreas metropolitanas, las que observaron una mayor proporción de informalidad fueron: Sincelejo (69,1%), Riohacha (64,9%) y Valledupar (64,2%), mientras que las ciudades con menor proporción de informalidad fueron: Bogotá. (32,8%), Manizales (33,8%) y Tunja (37,6%).
Medellín, por su parte, estuvo en el escalafón de las ciudades con baja informalidad laboral mostrando un 38%.
Al analizar los datos según el tamaño de la empresa, en el total para el trimestre móvil marzo, el 84,9% de la población ocupada que trabajaba en microempresas era informal, mientras que en empresa pequeña, empresa mediana y empresa grande la proporción de ocupados informales fue: 20,9%, 6,8%, y 3,6%, respectivamente.
Vale anotar que los indicadores de informalidad para el periodo marzo mayo de este año, en las 13 y 23 ciudades y áreas metropolitanas colombianas, son menores a las reportadas en el mismo periodo de 2019, un año antes de la pandemia.
En esa línea, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dieron a conocer esta semana una nueva edición de su informe conjunto Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe: “Hacia la creación de mejor empleo en la postpandemia, donde se analiza la evolución de los mercados laborales en América Latina y El Caribe en 2022”.
El informe destaca que a tres años de la crisis del Covid-19, los principales indicadores laborales han vuelto a los valores prevalecientes en 2019. La mejoría en variables como la tasa de participación laboral, la tasa de desocupación, y el número de ocupados iniciada en 2021, continuó en 2022, aunque el número de ocupados creció a un ritmo menor que en 2021. La recuperación ha sido heterogénea a lo largo de la región, y, en ciertos países, algunos indicadores aún no alcanzan los niveles prepandemia. De igual forma, la recuperación ha tendido a ser mayor entre mujeres que entre los hombres, y mayor entre los jóvenes que entre los adultos, enfatiza el documento.
La publicación señala que, pese a la mejora, aún persisten importantes brechas de género y etarias en materia de tasas de participación y de desocupación laboral. La productividad laboral promedio de la región experimentó una caída en 2022, destacando la contracción de la productividad en sectores como la industria, la construcción y el comercio. Por su parte, los salarios medios reales se estancaron en 2022, contrastando con el aumento observado en 2021, y reflejando el impacto de la mayor inflación.
El progreso observado en los mercados laborales entre 2020 y 2022 refleja una recuperación cíclica del crecimiento económico que no es sostenible en el tiempo. De hecho, la Cepal proyecta un crecimiento de la economía regional de un 1,2% para 2023, lo que sin duda redundará también en un menor dinamismo de la generación de empleo, y el aumento estimado en el número de ocupados es inferior al 2%, que contrasta con el crecimiento de 5,9% experimentado en 2022.
El informe recalca el hecho de que los principales indicadores y la composición del mercado laboral vuelvan a los niveles prepandemia no resulta suficiente, dado que los problemas estructurales que caracterizan a los mercados laborales de la región siguen presentes. El empleo informal continúa elevado, y pese a las mejoras registradas en 2022, persisten significativas brechas de género en materia de tasas de participación y de desocupación. También los salarios y la productividad han vuelto a sus trayectorias precrisis, lo que significa un estancamiento en el mejor de los casos, advierte.
De acuerdo con Cepal y OIT, para revertir esta situación es necesario contar en la región con políticas laborales activas que promuevan una mayor creación de empleo, una mayor formalización y una mayor (y mejor) inclusión de mujeres y jóvenes en el mercado de trabajo. Para ello se requiere ampliar los instrumentos en materia de política laboral y mejorar la articulación entre ellos, a fin de evitar contracciones en el empleo. También se requiere más énfasis en la reactivación económica incluyendo sectores impulsores y dinamizadores del crecimiento económico y del empleo.