Han sido dos días de largas reuniones en la Fábrica de Licores de Antioquia (FLA), tratando de definir los pasos a seguir, pues por primera vez en su historia tienen que retirar un producto del mercado y a la vez responder a la Superintendencia de Industria y Comercio en el proceso por competencia desleal.
La orden del regulador dice que la FLA tiene que dejar de promover y comercializar el Aguardiente Real 24, que se parece al Aguardiente Amarillo de Manzanares, producido por la Industria Licorera de Caldas. Y que, además, tiene que recoger todo el producto del mercado, y si quiere seguir comercializándolo tiene que cambiar todas las características que le son similares, lo que incluye la botella, la tipografía, el color de la letra y hasta la tapa.
Los preparativos
Por un lado, el equipo jurídico está buscando alternativas para responder a la Superintendencia, pues la medida cautelar que les fue notificada a las 5:30 de la tarde del miércoles puede ser apelada en los siguientes tres días.
Ya el gerente de la FLA, Javier Ignacio Hurtado, aseguró que confía en que una vez la empresa pública antioqueña tenga la oportunidad de defenderse, la SIC le dará la razón, pues la botella con la que se está comercializando el nuevo “guaro” amarillo es la misma que se utiliza para los rones premium, entre ellos el ron rosado lanzado hace poco con ocasión del concierto de Karol G.
Por el otro, el equipo comercial está revisando los mecanismos para cumplir con la orden judicial con el menor perjuicio posible.
De momento, la FLA no sabe a ciencia cierta cuántas botellas tendrá que recoger, la única cifra que tiene clara es que de sus bodegas han salido 200.000 botellas, pero no se sabe cuántas están en las estanterías de los comercializadores sin llegar al consumidor final.
Desde ayer ya no se encuentra el Aguardiente Real 24 en los grandes almacenes de cadena, ni en las plataformas comerciales como Mercado Libre o Rappi, aunque es posible que quede alguna existencia en pequeños distribuidores minoristas mientras la FLA recoge todo el producto. Un proceso que será muy dispendioso y seguramente costoso.
Un daño no calculado
La empresa, según dijeron desde su oficina jurídica, “está llevando a cabo una exhaustiva evaluación en todas las áreas de la organización para determinar los posibles impactos a nivel comercial, de producción, jurídico, entre otros aspectos”; lo que quiere decir que aún desconoce cuánto perderá con esta orden judicial, pues tendrá que contabilizarse la logística para recoger las botellas y tomar una decisión acerca de qué hacer con ellas.
Desde la FLA aseguraron que están “comprometidos en solucionar los impactos derivados de la medida”.
Al ser consultados, también dijeron que no saben si el aguardiente va a ser reenvasado, porque la esperanza está puesta en que la medida judicial se levante cuando la SIC entienda los argumentos de la FLA. Sin embargo, se estudian todas las opciones, porque hay urgencia por volver al mercado con este producto.