La idea de hacer un proceso de inclusión laboral sostenible en el tiempo sirvió para que Flores Isabelita iniciara un diagnóstico de sus labores y un análisis de los puestos de trabajo para entender cuáles de ellos podrían ser ocupados por sordos.
De ese esfuerzo en 2016 surgió una convocatoria, a la cual se presentaron aproximadamente 70 personas. Tras el proceso de selección, para el que se diseñaron herramientas especiales para evaluar las habilidades de los candidatos, ingresaron 27 colaboradores sordos a la compañía, ubicada en la vereda San Miguel del municipio de La Ceja del Tambo, en el Oriente de Antioquia.
El comenzar a trabajar en la inclusión de personas con discapacidad auditiva abrió la posibilidad de generar oportunidades laborales para otros grupos poblacionales que pueden ser considerados como vulnerables, entre ellos los migrantes, la comunidad LGTBIQ+, mujeres y hombres cabeza de hogar y nuevas masculinidades.
Es así como en la conformación de sus equipos, esta compañía del sector agroindustrial, dedicada a la producción y comercialización de ramilletes de flores y ornamentales para la exportación, vela por la equidad de género y también les ha abierto sus puertas a desplazados de muchas regiones de Colombia y de Venezuela.
“En nuestra empresa son bienvenidas las madres cabeza de hogar. Conscientes de sus necesidades, en muchos casos hemos diseñado horarios flexibles para ellas y hemos puesto a su disposición una red de apoyo comunitario con entidades públicas y privadas”, describe Anny Martínez López, directora de Gestión Humana de Flores Isabelita.
La empresa también se ha convertido en una buena oportunidad para los jóvenes que buscan su primer empleo y por lo tanto no gozan de experiencia. A ellos los apoyan con un proceso de entrenamiento y les facilitan los horarios para que puedan trabajar y estudiar al mismo tiempo.