China ha comenzado a gravar las ganancias de las inversiones en el extranjero de sus ciudadanos más ricos, una medida que hasta hace poco había pasado desapercibida.
Según personas familiarizadas con el asunto, las autoridades tributarias han convocado a varios multimillonarios para que autoliquiden sus impuestos, incluyendo pagos atrasados de años anteriores.
Esta decisión llega en un momento en el que el gobierno chino necesita urgentemente ampliar sus fuentes de ingresos.
La agencia Bloomberg reportó que las ventas de tierras, que históricamente han sido una de las principales formas de recaudación, han caído drásticamente, y el crecimiento económico se ha ralentizado. Además, la medida está alineada con la campaña de “prosperidad común” del presidente Xi Jinping, que busca una distribución más equitativa de la riqueza en el país.
El nuevo impuesto puede llegar hasta un 20% sobre las ganancias de las inversiones, aunque en algunos casos la cifra es negociable, así lo dio a conocer Bloomberg.
Lea además: China podría convertirse en el segundo comprador de café colombiano, ¿por qué aumentó la demanda?
A quienes no han cumplido con sus obligaciones fiscales se les podrían imponer sanciones adicionales. Algunos de los afectados tienen más de 10 millones de dólares en activos en el extranjero o son accionistas de grandes empresas que cotizan en Hong Kong o en Estados Unidos.
Este movimiento fiscal también es posible gracias al Estándar para el Intercambio Automático de Información sobre Cuentas Financieras (CRS), que permite a China obtener datos de más de 150 jurisdicciones sobre las cuentas de sus ciudadanos en el extranjero. Aunque la ley china siempre ha exigido tributar por ingresos globales, hasta ahora no se había aplicado con rigor.
China registra su peor dato de crecimiento en más de un año
Por otra parte, China publicó este viernes su crecimiento trimestral más débil en un año y medio, a pesar de la salva de medidas implementadas para impulsar el consumo y el sector inmobiliario.
El Producto Interno Bruto (PIB) del gigante asiático creció un 4,6% interanual en el tercer trimestre, indicó la Oficina Nacional de Estadística (ONE) en un comunicado, en el cual atribuyó la desaceleración a un “entorno externo complicado y difícil (...), así como a los nuevos problemas de desarrollo económico interno”.
Esta cifra supera ligeramente las expectativas de los expertos interrogados por la AFP, que auguraban en promedio un crecimiento del 4,5%.
Sin embargo, es inferior al +4,7% del periodo abril-junio y, sobre todo, representa el crecimiento más débil desde principios de 2023, cuando China empezaba a relajar sus estrictas medidas contra el covid-19.
Asimismo, el desempleo urbano bajó en septiembre a 5,1%, en comparación al 5,3% de agosto. Estas cifras lanzan un rayo de esperanza tras una serie de datos decepcionantes en materia de inflación, inversión y comercio.
Frente a la desaceleración económica, las autoridades han anunciado en las últimas semanas una serie de medidas para estimular la actividad.
El gobierno chino aspira a crecer el 5% este año, un número que cualquier país occidental envidiaría, pero que está muy lejos de la expansión de dos dígitos que durante años sostuvo la economía china.
Le puede interesar: Banco Mundial sube la proyección de crecimiento de Colombia para 2024: de 1,3% a 1,5%