Algunos de los cambios que hubo con la pandemia están relacionados con los hábitos y preferencias de las personas: los consumidores se comenzaron a cuestionar de dónde vienen y cómo se elaboran los productos que consumen, y esa experiencia les ha hecho modificar sus prioridades, poniendo por encima aspectos como la salud y el medioambiente.
En este sentido, lo ambiental y social ha tomado relevancia en los enfoques productivos. Y esto es algo que no solo está atrayendo el interés de los clientes, sino también de los inversionistas y hasta de las mismas entidades bancarias.
Para Juan Luis Botero, gerente general y co-fundador de conTREEbute, compañía especializada en sostenibilidad corporativa, el dinero del mundo ahora está yendo tras la búsqueda de compañías que gestionen adecuadamente lo social, lo ambiental y lo económico. Y que tengan en cuenta a las comunidades, el bienestar de sus colaboradores, el gobierno corporativo, los riesgos y su cadena de valor.
“Los inversionistas también se están fijando mucho en esos aspectos. Los bancos, por su parte, hoy están cada vez más interesados en conocer a quién le prestan dinero. Y a partir de eso ofrecen incentivos, como mejores tasas de interés, mayores plazos, entre otros, para que las empresas gestionen esos asuntos”, anotó Botero.
¿Cómo está Colombia?
Un reporte publicado el año pasado por la organización internacional de protección animal ‘Sinergia Animal’ hizo seguimiento a 90 compañías en Latinoamérica, con el fin de identificar los progresos en la producción con animales 100% libres de jaulas.
En el caso de Colombia, el 40% de las compañías encuestadas por el organismo afirmaron ya estar eliminando gradualmente, por ejemplo, el uso de huevos que provengan del sistema de jaulas.
Así, de las 25 compañías encuestadas en el país, diez informaron su progreso en cuanto al uso de alimentos libres de maltrato animal, incluyendo a varios restaurantes y productoras de alimentos como Crepes and Waffles y Bimbo Colombia.
“Es un cambio necesario para el futuro de este sector económico, pues se sabe que la protección animal también les importa a los consumidores. En una encuesta realizada en Colombia, el 86% asegura que compraría solamente productos certificados con bienestar animal en caso de tener la opción en un supermercado, y en condiciones de igualdad de precio”, apuntaron desde Sinergia Animal.
EL COLOMBIANO recopiló dos ejemplos de nuevos emprendimientos colombianos, del sector avícola y pecuario, que desde que se gestaron le están apostando a un consumidor más consciente (ver módulos).
Freeggs, marca paisa pionera en huevos de gallinas libres
En Europa es regla generalizada producir las proteínas de origen animal con un enfoque libre de maltrato. Sin embargo, en Colombia todavía no han adoptado esos mismos criterios porque los costos aumentarían abruptamente y se afectaría el bolsillo de los consumidores con menor capacidad de compra. Con más de 18 años de experiencia en el sector avícola, el paisa Gonzalo Flórez quiso anticiparse a la regulación y decidió apostarle a los huevos libres de jaula.
Su idea inicial consistía en buscar pequeños productores interesados en sacar huevos con aves en un espacio más amplio. El plan era prestarles asesoría y luego comercializar a través de una vitrina digital. El problema se presentó porque también apuntaba a ser proveedor de un importante almacén de cadena, pero en esa gran superficie le dijeron que ellos solo le compraban a productores, no a otros comercializadores.
En ese momento hizo un movimiento arriesgado: hipotecó el apartamento para financiar el acondicionamiento de los galpones y darle vida a una granja más amigable para las gallinas. “No quedaba sino prender veladoras”, comentó Gonzalo entre risas al narrar cómo arriesgó su propio patrimonio con este proyecto.
En el camino se encontró con Fernando Restrepo, un socio muy representativo para el emprendimiento que le aportó experiencia como avicultor y hoy día cuentan con cerca de 120.000 aves que pueden producir 2,5 millones de huevos al mes.
Al convertirse en productor consciente, Gonzalo accedió a las estanterías de ese almacén de cadena en el que él se había proyectado desde un principio. Además, consiguió el sello Certified Human, un distintivo que valida las buenas condiciones del espacio y el respeto por las aves.
En ese universo de marcas que los consumidores pueden elegir, Freeggs es la estampilla que representa los huevos producidos en las granjas libres de jaula acondicionadas por Gonzalo. De momento, el público objetivo es aquel que valora la producción con un enfoque sostenible y digno para las aves.
El costo de los huevos libres de jaula se incrementa frente a aquellos que se producen tradicionalmente. Sin embargo, las nuevas generaciones cada vez exigen a las empresas más compromiso socio-ambiental con sus cadenas productivas. Por ello, Freeggs pretende ser pionera en las granjas amigables.
Por ahora, la marca va ganando terreno en el mercado y este 2023 podría aumentar entre tres y cinco veces las ventas. Adicionalmente, los inspectores de Certified Human validan cada año que las condiciones de bienestar animal se sigan cumpliendo.
Es así como desde tierras antioqueñas coge impulso uno de los productores avícolas de siguiente generación. Durante la trayectoria del emprendimiento, se han presentado dificultades como el alto precio del dólar que afecta los costos de producción, pero los fundadores han sabido navegar y mantenerse en pie.
Blanc Bleu Adama, carne ambientalmente consciente
Con una inversión de más de US$15 millones y el acompañamiento de la Universidad Nacional y la Universidad de Lieja de Bélgica, se constituyó en Colombia Blanc Bleu Adama, el banco de semen de ganado blanco azul belga, enfocado en el cruce de esta raza con la brahman, buscando convertir al país en número uno en el mundo en la producción de carne ambientalmente consciente.
Así, con licencia exclusiva para importar el semen de blanco azul al país, la compañía no solo venderá el semen, sino que ofrecerá sus habilidades y conocimientos a los productores locales y los acompañará durante todo el proceso para asegurar que el resultado final cumpla con los estándares de un cruce en el que se produce más carne en menos tiempo, lo cual reduce entre 20% y 30% la producción de gases de efecto invernadero, con animales libres, alimentados con pasto todo el año, y una carne más suave y menos grasosa.
La historia
Blanc Bleu Adama es una compañía colombiana asociada con instituciones y productores belgas. La idea surgió en 2016, cuando los fundadores e inversionistas (colombianos, belgas e israelíes) conocieron al entonces viceministro de agricultura de Colombia, Juan Pablo Pineda Azuero, tras lo cual pasaron cinco años desarrollándola, para finalmente empezar en 2021, inseminando más de mil animales.
Así fue que en diciembre de 2022 nacieron los primeros terneros en territorio colombiano y el próximo 10 de marzo de este año la compañía realizará un evento en la Hacienda Orizagua, en Puerto Salgar (Cundinamarca), para que en el país conozcan las grandes ventajas de este cruce y constaten que no hay problemas durante el nacimiento, ya que los terneros nacen pequeños y desarrollan su musculatura progresivamente.
“Gracias a su biodiversidad, clima, lluvias y agricultura tradicional, Colombia ofrece una oportunidad única de producir una carne natural de excelente calidad. Creemos que Colombia cambiará el panorama en los mercados mundiales, en los que muchos países están sufriendo de escasez de agua, sequías, aumento de precios en alimentos no relacionados con pasto. Este país tiene el potencial de convertirse en el jardín que alimente al mundo (no solo carne, sino también frutas y vegetales). Convertiremos la carne Blanco Azul Colombiana en un producto de reconocimiento mundial”, explica Israel Mokadi, CEO de la compañía.
“El objetivo principal de este proyecto es beneficiar a los productores y al medio ambiente. Comparados con la ganadería brahman tradicional colombiana, estos animales son más precoces, con un ciclo de vida productiva más corto, de mejor desempeño zootécnico, de mejor calidad de la carne, se podrán sacar más rápido al mercado, reduciendo así su permanencia en las fincas e, indirectamente, su impacto ambiental por unidad de producto, en aplicación del concepto de intensificación sostenible (menos metano por cada kilogramo de carne producido)”, afirma Omar Camargo, profesor de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia y consejero científico de Blanc Bleu Adama.
