El bochorno en Medellín y sus alrededores ha sido casi insoportable en los últimos cuatro meses. Lo peor es que no hay manera de esquivar esa sensación térmica sofocante, hasta el aire nocturno es tibio y la piel se siente pegajosa.
Mientras el sol pega duro, los paisas se hidratan con gaseosas, paletas, frutas, jugos y hasta con bolis, poco piensan estos consumidores en el hueco financiero que abren los dichosos gastos hormiga. Y para sentir alivio en la casa, muchos están comprando ventiladores, negocio que le está dando oxígeno a un sector del comercio.
Desde que inició el fenómeno de El Niño, las ventas de estos aparatos se han duplicado. Por ejemplo, Alkomprar detalló que, en su caso, el crecimiento ha sido del 151% si se comparan las métricas de este año con las de 2023.
Los reportes de los comerciantes en el Centro igual dejan ver que esa demanda está disparada, hay locales en los que la salida de estos electrodomésticos aumentó hasta 400%.
Efraín Muñoz es el copropietario de Creafa, una bodega ubicada en San Antonio que vende muchos artículos, pero hoy día está atendiendo ese apetito que hay por los ventiladores. Un dato diciente es que antes de la temporada seca importaba 24 unidades mensuales y actualmente está trayendo hasta 500.
Aire, no importa el precio
Hay muchas opciones en las vitrinas: ventiladores de torre, de aspas, portátiles, fijos, con baterías o de enchufe; los hay grandes, medianos y pequeños, hay para todo tipo de bolsillo. Sin embargo, el bochorno impulsa los pedidos por enfriadores de aire, esos que tienen una forma similar a la de un parlante y cuentan con sistema alimentado por agua que emana brisa fresca. “El calor es tanto, que la gente sin importar el costo hace el esfuerzo por comprarlos”, comentó Efraín.
El torrente de clientes ha sido tan fuerte, que hay algunas referencias agotadas en Creafa. Entre esas, las económicas de torre y los enfriadores, aunque ya los nuevos lotes están encargados en China. ¿Hasta cuando irá este apetito de los consumidores? Efraín indicó que todo el mundo está a la expectativa, a ver en qué momento cambia el clima.
Demanda callejera
Mientras la temperatura no se modera, hay vendedores a los que les cae bien este calor intenso. Así lo expresó Horacio Muñoz, un hombre que lleva 24 años vendiendo los tradicionales ‘raspaos’ afuera de la Institución Educativa Bendikta Zur Nieden, en La América.
“Para mi no es maluco este solazo porque necesito trabajar, duro sería si no hubiera trabajo”, mencionó este rebuscador de la economía popular. “Si antes me vendía 10 ‘raspaos’, ahora son 20. En este puesto también piden mucho la ‘michelada’, que es mango rallado, limón y sal”, añadió.
Casi que en cada esquina hay alguien ofreciendo productos para bajar el calor. Uno de ellos es David Simanca quien lleva tres años vendiendo Vive 100 en la Avenida San Juan, sus gafas oscuras —y un sombrero tipo pescador— lo resguardan del sol porque sus clientes son los conductores del semáforo. Le consultamos si le han mejorado las ventas, y sin misterio respondió que está vendiendo entre 100 y 120 unidades diarias, cuando hace un año se vendía 60 en las mismas ocho horas que le dedica al negocio. “La gente pide el producto bien helado, eso al clima no se vende”, dijo.
Quizás todo lo que está pasando corrobora que la economía es un campo humanista, pues el comportamiento cambiante de las personas es determinante para el mercado, todo esto deja en evidencia que las decisiones de consumo pasan por aspectos tan elementales como el clima.
Una muestra de ello puede darla Paula Cano, propietaria de un kiosco en el que, curiosamente, la actividad principal es la venta de plantas medicinales y ornamentales. Ella aprovechó la sequía para reinsertar los típicos bolis de fruta natural, que se creían casi extintos.
“Le metí los bolis artesanales de los que fabricaba la abuela en la casa y los vendo desde $1.000 y la verdad han funcionado. Empecé vendiendo cinco unidades, pero ya estoy vendiendo hasta 35 en un día”, detalló la comerciante.
“Yo creo que hay clientes para todos nosotros, en este sector hay muchos vendedores y eso reparte las ventas, pero para todos hay”, concluyó Paula.
Esta temporada calurosa también mueve los ingresos a piscina. Por ejemplo, Juan Felipe Builes, responsable del área de recreación en Comfama, indicó que “el inicio de la ola de calor coincidió con lo que se puede denominar en el sector como la temporada alta (vacaciones)”.
“Así —añadió— podemos decir que el número de visitantes fue alto, pero dentro de parámetros normales de visitas. El año anterior Comfama tuvo alrededor de 2,7 millones de visitantes, teniendo un crecimiento de más del 20% respecto al año 2022”.
Destacó que en el inicio de este 2024 se ha registrado un buen comportamiento, no solo de parques donde existen atracciones y juegos acuáticos, sino en general: “Nuestros parques son espacios llenos de naturaleza, si bien para muchas personas el tema de piscinas es atractivo, también la posibilidad de recorrer y estar en lugares llenos de naturaleza es muy importante. Durante los dos primeros meses hemos recibido más de 329.000 visitantes”.
Según esos estudios, se espera que el fenómeno de El Niño se debilite en el transcurso de los próximos meses y que durante el trimestre abril-mayo-junio haga su transición a fase neutral, posiblemente, dando inicio a otro ciclo y a la demanda por productos y actividades diferentes.
