Las familias están teniendo menos hijos en Colombia. Esto es algo que sucede de manera consecutiva desde hace 6 años, cuando se registró el último crecimiento en nacimientos. Los expertos aseguran que no se trata de una particularidad local, sino que es una tendencia mundial.
Basta con mirar las cifras (ver gráfico) para comprender que se trata de una situación que está acrecentándose. De acuerdo con las cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), en 2023 nacieron 510.357 bebés colombianos. A simple vista parece una cifra gruesa, pero realmente es una disminución de 11% frente a los 573.357 nacimientos registrados en 2022, un año en el que también las cifras fueron negativas.
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Los datos no mienten: es la caída más grande de los últimos diez años. De hecho, la disminución de nacimientos cae de manera consecutiva desde 2017, cuando el sistema de salud reportó 656.704 partos exitosos, un crecimiento de 1,4% respecto a los registrados en el año inmediatamente anterior (2016).
Es un hecho. Analistas consultados concluyen que era algo esperado en la demografía. Algunos defienden la hipótesis que este evento fue retardado por la masiva llegada de venezolanos a Colombia, así como la inmigración de otros extranjeros. Algo que ya se normalizó y, por tanto, los nacimientos comenzaron a caer de forma más agresiva.
Algunos analistas consideran que la caída más fuerte se debe al alto costo de vida. Una idea que coincide en parte con los resultados de una encuesta publicada por Invamer en septiembre del año pasado. El sondeo determinó que el 57,8% de los colombianos tiene hijos y volvería a hacerlo, el 20,6 % no tiene pero quiere tenerlos, mientras que 16,9% no tiene ni quiere, 4,7% tiene y, de poder, no los tendría.
Lo curioso son las razones por las que no quieren tenerlos. Casi la mitad de los encuestados sostuvo que es una responsabilidad muy grande, mientras que el 33% dijo que “es mejor no traerlos porque no hay plata”.
De hecho, la curva de nacimientos comenzó a caer de manera pronunciada a partir de 2021, cuando la inflación se desbordó y superó niveles del 13%. Sin embargo, la variación de precios se está enfriando y el dato anual para 2023 fue de 9,28%.
No obstante, la pérdida del poder adquisitivo solo es una situación que acrecentó el deseo de las personas de no traer hijos al mundo. Suelen Emilia Castiblanco, docente y analista económica de la Universidad de La Salle, dice que este fenómeno obedece a motivos más sociales que económicos.
“Hay un aumento importante de participación laboral de las mujeres. En los últimos años, las mujeres se han movido al mercado de trabajos remunerados, lo que implica menos tiempo para cuidar a los bebés”, indicó.
La analista argumentó que en Colombia todavía no hay un sistema adecuado sobre la distribución del trabajo de cuidado de los niños, lo que está obligando a las mujeres a decidir sobre si trabajar o dedicarse al cuidado de posibles descendientes. “Y las cifras revelan que se están decidiendo más por laborar”.
Situación que, según Castiblanco, también es una consecuencia de la exclusión a la que son sometidas las trabajadoras al tener hijos. Estos porque “la literatura ha documentado dificultades de las mujeres para conseguir trabajos bien remunerados si tienen hijos, lo que las hace más vulnerables al desempleo”.
Una tendencia
Estas razones no son muy diferentes a las que argumentan para explicar el declive poblacional en otros países. El panorama tiene preocupadas a las economías de las dos mayores potencias en el mundo: Estados Unidos y China.
Así es, en el caso de los EE.UU. la tasa de natalidad cayó 1,9% en 2023. Y los analistas creen que la situación podría tener implicaciones a largo plazo. Esto trajo a la mesa una discusión sobre ajustar las políticas de inmigración para contrarrestar la reducción, pues la llegada de inmigrantes también ha caído en los últimos años.
La reducción puso a pensar al gobierno chino, que tuvo una disminución poblacional de 2,08 millones de personas en 2023. Eso quiere decir que el registro se dobló en el último año. Lo paradójico en China es que la disminución obedece principalmente a una política que solo les permitía a las familias tener un solo hijo, medida que terminó en 2015, pero las cifras no han mejorado, ni siquiera con una política de incentivos y subsidios.
El dolor de cabeza de los gobiernos no es otro que los efectos negativos. Se sabe que el motor de cualquier economía es su fuerza laboral. En palabras sencillas, una nación envejecida tiene menos personas en edad de trabajar y, por ende, su producción de bienes y servicios puede perjudicarse de manera severa. Un serio problema si se tiene en cuenta que la riqueza se mide en niveles producción y consumo.
Sin embargo, no es la única consecuencia. Este cambio demográfico perjudica directamente la atención de los ciudadanos de la tercera edad. “El cambio en la pirámide poblacional indica que en unos años habrá más abuelos que niños y jóvenes, lo cual plantea un desafío en el sistema pensional”, anotó Mateo Rivera, analista económico.
Y es que el sistema de pensiones colombiano se alimenta con los aportes de los trabajadores y de allí se brindan los recursos para los jubilados. Lo que supone un esfuerzo más grande del Estado para cumplir con las manutenciones de las personas de la tercera edad.
Para mitigar dichos efectos, hay una baraja de medidas que ya se vienen implementando en otros países. Una de las más conocidas es incentivar la inmigración de jóvenes, así como disminuir la creciente migración de los mismos.
Esto por supuesto que implica mejorar las oportunidades laborales, pues la tasa de desempleo joven sigue siendo muy alta en Colombia. Según el Dane, dicho indicador de desocupación se ubicó en 18,2% para el trimestre móvil noviembre 2022 - enero 2023.
La docente Suelen Castiblanco cree que hay que avanzar en una legislación que brinde una licencia de paternidad compartida para hombres y mujeres. Así mejorar las condiciones laborales para las trabajadoras. “De esa forma no se quedarían cuatro meses por fuera del mercado laboral, mientras los hombres solo un mes al tener un hijo”, indicó.
Los expertos concluyen que empresas, Estado y academia deben trabajar de la mano para encontrar las fórmulas que ayuden a mitigar el problema. De lo contrario, Colombia será un país con más adultos mayores que necesiten atención y menos niños que requieran escuelas.