Este viernes, Empresas Públicas de Medellín (EPM) se quedó con Caribe Mar, uno de los bloques en los que se escindió Electricaribe al no tener un comprador único que atendiera la totalidad de la operación.
Con los clientes de Bolívar, Sucre, Córdoba y Cesar, la empresa llega a su tope en distribución y comercialización de energía al pasar del 23 % del mercado al 35 %, y el servicio con sello EPM llegará a 19 millones de usuarios, de los cuales recibe 1,5 millones de Caribe Mar.
Del otro lado, quedó Caribe Sol, que fue entregado al Consorcio Energía de la Costa, compuesto por Latin America Corp y la Empresa de Energía de Pereira (Enerpereira) que prestará el servicio a 1,2 millones de clientes, y prevé invertir $ 2,6 billones en el quinquenio y 3,7 billones de pesos en un plazo de diez años.
La adjudicación no pasó sin generar suspicacias y dudas que devienen del financiamiento de este proyecto, que debe convivir al tiempo con los compromisos que la empresa paisa aún tiene con los hitos de Hidroituango.
No obstante, Álvaro Guillermo Rendón, su gerente asegura que EPM está lista para las inversiones que se le vienen y que demandarán 3,2 billones de pesos en los primeros cinco años, y 5 billones en la década. ¿Cómo? Con recursos propios y de caja.
A septiembre del año pasado, EPM tuvo ingresos de 13,2 billones de pesos, con un Ebitda (ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones) de 4,48 billones de pesos, que creció al 15 %. Sus deudas alcanzan los 22,06 billones, de los cuales, según monedas, 39 % están en dólares y 49 % en pesos.
Sea como fuere, la Superintendente de Servicios Públicos Domiciliarios, Natasha Avendaño sostuvo que tras la división de Electricaribe, las nuevas compañías se entregan totalmente saneadas en sus finanzas.
“El Gobierno Nacional, después de haber tenido la habilitación legal (...) asumió el pasivo pensional de Electricaribe y ahora, los pasivos postoma (se refiere a los generados a la toma de posesión de la empresa)”, dijo Avendaño, lo que podría tener un valor cercano a los 4 billones de pesos.
Esta cantidad garantizará el derecho de, al menos, 3.000 pensionados, pero también que “los que hoy son los nuevos operadores del servicio, al no hacerse cargo de los pasivos postoma, puedan dedicar toda esa capacidad financiera a las inversiones, que es lo que es realmente necesario e importante”, complementó.
EL COLOMBIANO habló con el gerente sobre este proceso.
Ese 35 % con el que
queda EPM en el mercado, ¿qué implica?
“Es una consolidación. Es una oportunidad que tenemos de ensanchar nuestros servicios en el país: llegar al límite regulatorio del 35 %. Hoy estamos copando este margen regulatorio en distribución y comercialización”.
¿Cuál fue el precio base?
“El que nosotros propusimos está en la línea de confidencialidad en la que todavía está. Cómo no hemos firmado el contrato no lo podemos levantar nosotros. En cualquier momento lo dirá el Gobierno o las auditorías que están en el proceso”.
¿De dónde saldrán los recursos, dado que el año pasado EPM salió a vender Antofagasta y tiene en paralelo la responsabilidad de Hidroituango?
“Para llegar a esta decisión se trabaja con un modelo, estudiado y revisado por una banca de inversión, pasa por calificadoras de riesgo, que estudian la liquidez y el apalancamiento, y nos dicen a nosotros si estamos listos y hay viabilidad para seguir en el negocio. Existen reglas internas de comportamiento, que nosotros las revisamos cuidadosamente y llegamos a la conclusión de que estamos listos porque tenemos cómo respaldar nuestra operación y servicio en ese segmento”.
¿Y los recursos
de dónde salen?
“Recursos propios y de caja y más adelante cuando empecemos la operación, con recursos de apalancamiento. Eso es natural de cualquier organización”.
¿O sea que pueden sustentar lo que sigue en Hidroituango y Electricaribe?
“Sí, esto no tiene ninguna relación porque lo de Hidroituango tiene su propio modelo y está salvaguardada toda esa inversión que hay que hacer allí de tiempo atrás, incluso, medidos hasta los recursos que hubo que sufragar para la contingencia. Este es un escenario distinto, y está habilitado por bancas de inversión, calificadoras de riesgo y nuestros propios recursos y capacidades”.