Lograr que las estadísticas dejen de parecer aburridas y que se miren como herramientas importantes para la toma de decisiones no es tarea fácil. Este, quizá, ha sido uno de los mayores logros de Juan Daniel Oviedo, director del Departamento Administrativo de Estadística (Dane): hacer que la entidad se convirtiera en un referente de información para cualquier persona.
Más allá de los números sobre el Producto Interno Bruto (PIB), la inflación o el desempleo, el Dane puso como temas de conversación asuntos cotidianos como cuántos hogares no cuentan con las tres comidas al día, por qué la gente no se vacuna o cuántas familias pueden ahorrar algo de sus ingresos.
En entrevista con EL COLOMBIANO, Oviedo habló sobre por qué el incremento del salario mínimo aumentaría la informalidad, cómo ve al país en materia de productividad, qué pasó con el hackeo del que fue víctima la página web y las nuevas encuestas.
¿El aumento del 10,07 % del salario mínimo incrementaría la informalidad?
“Este incremento tiene un propósito loable que es mejorar la capacidad adquisitiva de las personas, pero puede tener algunas consecuencias sobre la estructura del mercado laboral, dadas las brechas que existen tan marcadas entre asalariados formales e independientes informales. Hay que tener presentes varias cosas, una de ellas es que el 46 % de los ocupados en todo el país ganan menos de un salario mínimo, en las grandes ciudades este porcentaje es del 32 % aproximadamente, y en estos grupos la gran mayoría de trabajadores son independientes. Lo preocupante que puede tener este aumento tan significativo del salario es que esa cantidad de independientes que se gana menos del mínimo aumente el próximo año. Y a esto se le añade que es muy difícil que la remuneración de un independiente reaccione en función de la variación del mínimo. Otra de las consecuencias que veo es que de los trabajadores independientes y asalariados que se ganan menos del mínimo en su mayoría son mujeres, así que vamos a tener también unas pérdidas en el bienestar de esta población femenina”.
¿Cómo ve al país en cuanto a productividad?
“Colombia ha sido un país que hasta 2019, que podemos llamar como un tiempo de normalidad, tenía un aporte de la eficiencia de la economía (Productividad Total de los Factores) que en promedio era negativo. Es decir, siempre el país ha visto que la productividad, contrario a ser un impulsor de crecimiento, ha sido un freno de mano. Sin embargo, aunque en el año de la pandemia tuvimos un retroceso de casi 10 años en materia de mercado laboral, en el que los servicios de trabajo aportaron ese año una cantidad importante de puntos negativos al crecimiento, la productividad logró aportar unos puntos positivos. Ahora, lo que hemos visto es una reactivación muy rápida de la producción, pero no tanto del empleo”.
Es decir, ¿las empresas están recuperándose pero con menos empleos?
“Los puestos de trabajo que se están generando tienen una mayor propensión a ser informales y a tener posiciones temporales, como sucede en el sector manufacturero y en comercio. Esto significa que la economía en su reactivación, por la incertidumbre de la evolución de la pandemia, se basó no en volver a llamar a la gente a trabajar, sino en ponerla a trabajar más turnos. Es decir, poner a trabajar a las mismas personas una mayor cantidad de horas. En ese escenario, la productividad aportó una cantidad importante de puntos positivos al crecimiento de la economía durante 2021, tanto es así que en los nueve primeros meses de este año el aporte de la productividad fue de 1,19 puntos porcentuales. Hemos visto un crecimiento basado en unos turnos más intensivos, pero no vía contrataciones laborales permanentes. En las fases tempranas de reactivación, entre mayo y agosto, el PIB creció a punta de más horas trabajadas y no de personas vinculadas al mercado”.