El panorama de inseguridad alimentaria en Colombia dejó unas cifras preocupantes en 2022. De acuerdo con un informe presentado este martes por el Dane y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), 28 de cada 100 hogares en Colombia tuvieron que mermar la calidad y la cantidad de alimentos que consumieron.
Con la mira puesta en esas estadísticas, Jhenifer Mojica, la ministra de Agricultura, indicó que “en una situación de crisis económica, en donde la persona tiene poca capacidad adquisitiva, lo primero que se reduce en cantidad y calidad son los alimentos”.
De esa manera, la funcionaria hizo referencia a la espiral inflacionaria que vive Colombia desde el primer trimestre de 2021, que mermó la poder de compra de los hogares y obligó a los jefes de familia a excluir proteínas de sus canastas básicas, especialmente a los que estaban en situación de vulnerabilidad.
El informe dejó ver que la inseguridad alimentaria severa afectó a cinco de cada 100 hogares, eso significa que, al menos uno de sus integrantes pasó un día entero sin comer o no tuvieron acceso a comida en algún momento.
De otro lado, el reporte mostró que 27 de cada 100 hogares urbanos experimentaron inseguridad alimentaria moderada o grave, mientras que en hogares rurales las cifra fue de 33 por cada 100.
Los departamentos en donde se ve más acentuado el problema de hambre son, en su orden, La Guajira, Sucre, Atlántico, Magdalena, Chocó y Cesar. En estos departamentos más de 40 de cada 100 hogares tuvieron dificultades para acceder a alimentos en cantidad o calidad suficiente durante 2022.
Los datos presentados igualmente señalaron que la inseguridad alimentaria crece con el tamaño de los hogares, en especial en aquellos que tienen dos o más personas. Mientras que la prevalencia de inseguridad alimentaria es de 24 de cada 100 hogares conformados por una persona o dos, para aquellos con cinco o más personas el número aumenta de 40 a cada 100.
Con relación a este escenario, la ministra de Agricultura apuntó que “tenemos un desafío de logística en esquemas de comercio diferentes a los que hoy tenemos, no puede ser totalmente regulado, porque tendría efectos no esperados que terminarían en una inflación mayor en la comida”.