Las empresas “inteligentes” que innovan en la coyuntura actual tienen al talento humano como motor de cambio y transformación, pues son los mismos empleados los que identifican las tendencias, no solo con la mirada de su propio rol sino con los cambios del negocio y hasta de la competencia.
Así, democratizar la creación de valor en las organizaciones tiene en la observación de tendencias el insumo inicial y deja atrás el concepto equivocado de que solo pueden innovar algunas personas “iluminadas” o es exclusivo de un área.
Precisamente, EL COLOMBIANO recoge diferentes voces que ratifican esta forma de comprender la innovación en su etapa temprana.
Por ejemplo, una de ellas es la de Erlin Salgado, consultora en tendencias de consumo y fundadora de Trendsform, con sede en Barcelona (España), quien manifestó que la innovación dejó de ser una opción y se volvió la clave de trascendencia para las empresas: “Es el camino para enfrentar esta incertidumbre”.
Sabemos que la situación actual ha movido todos los esquemas tradicionales, pero a partir de una nueva forma de pensamiento es que se impactan los equipos y los procesos.
De ahí surge otro desafío de las empresas hoy en día y es tener motivado a su talento y animarlo a observar. “Pensar diferente se convirtió en el ADN de las empresas para generar una inteligencia colectiva en todos los niveles, es decir, una construcción colaborativa”, comentó Salgado.
¿Cómo empezar?
Precisamente, se sugieren algunas claves para hacer de esto una realidad en todas las empresas, independiente de su tamaño: grandes, medianas, pequeñas, micro y hasta los emprendimientos lo pueden hacer para enfrentar la incertidumbre.
La primera de ellas es el autoconocimiento, que la persona se conozca a sí misma, sepa su potencial, sus oportunidades y tenga confianza para hacerlo, venciendo sus miedos. Al gestionar sus temores se genera el cambio.
Otro punto a resaltar es que cuando se impone la necesidad de innovar en un equipo, se genera ansiedad, es decir, las empresas deben tener procesos internos más naturales para las nuevas propuestas y sus adopciones.
“Sabemos que la pandemia aceleró los procesos de las empresas y por implementarlos tan rápido ni siquiera reconocieron los momentos exactos cuando sucedieron, es la oportunidad de revisarse, analizar las áreas de oportunidad y reconocer las fortalezas”, añadió Salgado.
Asimismo, es fundamental innovar con empatía (ponerse en los zapatos del otro) y conocer la realidad interna, acercarse a los dueños de los procesos (stakeholders). Así los cambios se vuelven sostenibles en el tiempo y vienen de adentro hacia afuera de las empresas.
Por su parte, Elkin Echeverri, empresario antioqueño y experto en innovación, manifiesta que incluso antes de la observación, lo primero es la actitud de la persona para reconocer qué situación quiere cambiar, qué lo motiva a hacerlo. “Es una transformación de la realidad. Qué cosas de mi realidad quiero modificar, a partir de la observación, la vigilancia tecnológica (ciencia y tecnología) y la inteligencia colectiva. Es fundamental tener una pregunta sin solucionar y de ahí salir a averiguar para buscar respuestas”.
Innovación y tendencias
Dadas las condiciones básicas mencionadas se puede afirmar que existe una fórmula práctica para comenzar: autoconocimiento y evaluación de las son una brújula ante la incertidumbre.
Cuando se detectan y asimilan las tendencias (señales que se repiten) se definen territorios de acción de las empresas, aclarando que una tendencia no es una moda, sino que permite acotar y dirigir los esfuerzos hacia lo que es relevante en el presente y futuro del mercado.
Esta se refiere a “construir conocimiento a partir de lo que cada uno hace desde su rol e, incluso, en la interacción de roles hay mayor valor para que surjan intraemprendimientos en las empresas, promoviendo la creatividad de los empleados para apalancar nuevos modelos de desarrollo o nuevos modelos de negocio”, comentó Javier Fernández, exdirector ejecutivo de Ruta N.
Es fundamental que cada empresa utilice metodologías, conceptualice productos y servicios, aprenda del error. Que sea un espacio permanente de innovación, de cambio, que los colaboradores estimulen su creación, que se formen en nuevas temáticas detectadas en las tendencias.
Vigilancia tecnológica
Esta vigilancia permite identificar qué está pasando en el mercado en desarrollos tecnológicos. Realizarla de manera rigurosa y metodológica ayuda a minimizar la incertidumbre de una compañía frente a los avances tecnológicos, que pueden ser aplicables a los procesos de su cadena valor.
También permite identificar, por ejemplo, qué investigaciones aún no se están adelantando en el mercado. “Con esta información, las organizaciones pueden anticiparse a los cambios o adaptarse fácilmente a ellos, generar nuevas ideas para mejorar sus procesos, productos y servicios, evitar gastos innecesarios, acelerar procesos de investigación, desarrollo tecnológico, entre otros”, explicó por su parte Lina María Taborda Giraldo, directora de Proyectos de la firma Cocrear Proyectos.
Cabe recalcar que la innovación debe mirarse más allá de lo tecnológico y por eso se habla de innovación social. Trasciende el tipo de innovación porque son las personas las que pueden movilizar acciones, conectar, es una transformación basada en el ser humano.
Luego de esta fase inicial de observación de tendencias o de realizar vigilancia tecnológica, si es del caso, continúa el planteamiento de hipótesis, el desarrollo de prototipos o productos mínimos viables que se pueden desarrollar desde diversas metodologías: ágiles, design thinking, entre otras. Finalmente, si funcionan, se escala ese desarrollo y se aplica.
Consejos de expertos
Para llevar a la práctica la apuesta por la innovación los especialistas recomiendan lo siguiente:
1. Crear mecanismos de observación: permite hacer conexiones y análisis de patrones e identifica tendencias. Puede ser una plataforma o un archivo personal que permita una actualización diaria de la información del sector. Facilita que el cerebro los asimile y haga conexiones para encontrar patrones en el mercado.
2. Apuesta por la inteligencia colectiva: es participativa y multisectorial. Crear el espacio para compartir, para conectar. Así todo se amplía. Enriquecer el conocimiento, invitando a otras áreas. Invertir en la mente de los colaboradores. Cuando se invierte en conocimiento se diluye la incertidumbre. Es la innovación basada en las personas.
3. Canales de innovación interna: crear espacios para el desarrollo de ideas colectivas. Generar estímulos intelectuales (debates, encuentros participativos, concursos). Innovar fuera del área o equipo de innovación. Democratizar la labor.
4. Desaprender y cuestionar: pensar que se sabe todo no permite cuestionar y encontrar nuevas formas de hacer las cosas. Las empresas tienen que cuestionarse constantemente, mantenerse perceptivos y atentos a lo que sucede en su día a día para hacer mejor las cosas.
5. Innovación es un proceso a la medida: Cada empresa es diferente. Innova y asimila. El talento humano es el mejor activo. Todos necesitan mecanismos y una cultura propia que fomente la adopción de nuevas tecnologías, dado que un mismo proceso funciona diferente para cada empresa.
La oportunidad que se tiene hoy para enfrentar la incertidumbre en las empresas e innovar tiene su fundamento en la observación. Todos los pueden hacer, basta con atreverse y confiar en las capacidades de cada uno para recoger señales e interpretar
