Aunque el mercado está a la expectativa de Ecopetrol y la potencial compra de las acciones que el Ministerio de Hacienda posee en Interconexión Eléctrica (ISA), que equivalen al 51,4 %, durante la primera parte del año ya se anunciaron cuatro importantes movidas en el país y dos de ellas involucran a empresas antioqueñas (ver Antecedentes).
La primera tuvo como partícipe a Productos Familia, que en abril informó un acuerdo con la multinacional sueca Essity (dueña de la mitad de la paisa) la cual adquirirá otro 44 %, para quedarse con el 94 % de la compañía, en una transacción que se cerraría este segundo semestre.
Se trata de una vieja conocida de Familia, toda vez que ambas han estado vinculadas desde 1985. Las firmas resaltaron que “el precio de compra se calculó sobre un valor total de compañía de US$1.540 millones, sobre una base libre de deuda”.
Essity, por su parte, explicó que la adquisición se completará vía deuda y tras concretarla espera aumentar las ganancias por acción. Recordó que en 2020 las ventas netas de Familia estuvieron encabezadas por las categorías de cuidado femenino 38 %, tejido de consumo 31 %, y cuidado del bebé 13 %, principalmente, e impulsadas por los mercados de Colombia (50 %) y Ecuador (21 %).
Luego del acuerdo, Andrés Felipe Gómez, presidente del Grupo Familia, describió que habrá una “gran oportunidad de crecimiento profesional” para los colaboradores y que este será una alternativa para apalancar la innovación y construir marcas más fuertes y sostenibles.
En ello coincidió Sergio Escobar, director ejecutivo del centro de estudios internacionales estratégicos Medellín Global, quien consideró que esta clase de negocios ayudan al parque industrial colombiano a expandir sus negocios en el plano internacional y muestran que los grandes conglomerados están viendo solidez en las plantas productivas del país.
Escobar reconoció que de todas formas hay una “sensibilidad” de los colombianos respecto a que las mejores empresas ya no estén en manos locales, sino en las de diferentes firmas multinacionales. “Se genera una especie de sensación de pérdida, pero es importante entender que las empresas no se van a acabar y seguramente tendrán la posibilidad de crecer en otros sectores y recibir conocimientos de nuevas tecnologías”.
De Antioquia a Países Bajos
Lo que describe el experto también podría aplicar con el Grupo Orbis, otro icónico representante de la industria antioqueña que hace dos semanas encabezó la última movida del primer semestre, luego de que se suscribiera un acuerdo de compraventa por 16.135.980 acciones ordinarias de la compañía –representativas del 100 %– con la neerlandesa AkzoNobel.
Una transacción que involucra a las subsidiarias Pintuco, Andercol, Mundial y Poliquim y excluye algunos activos inmobiliarios y sociedades que continuarán trabajando bajo estrategias que ya estaban definidas. ¿Pero quién es AkzoNobel? Se trata de una reconocida multinacional que opera los segmentos de pinturas, recubrimientos, resinas y adhesivos.
La trayectoria de la neerlandesa es amplia y está activa desde 1792. Además, el negocio por la antioqueña Orbis –que se cerraría a finales de este año o principios del próximo– hace parte de un proceso de expansión en el cual ya adquirieron a Titan Paints, en España, y New Nautical Coatings, en Estados Unidos.
Según información oficial, AkzoNobel emplea a 33.000 personas en 150 países y el acuerdo en cuestión le permitirá expandirse a 10 más, aunque no se revelaron los detalles financieros del mismo. Eso sí, para Andrés Bernal, CEO de Grupo Orbis, es una gran oportunidad para las empresas de la holding paisa gracias al acceso a tecnología y canales de innovación.
En ello concuerda el economista y docente de la Universidad Nacional, Raúl Ávila, al describir que estas movidas son positivas para el sector privado pero también para el país en general, en la medida que permiten inyección de capital y mayor crecimiento y generación de empleo, siempre y cuando las unidades productivas adquiridas se mantengan presentes en Colombia.
“También está el factor de utilización de recursos y materia prima nacional, entonces se tiene que ver desde el punto de vista positivo porque lo que interesa realmente no es que la industria colombiana quede en manos de extranjeros, sino que las utilidades, el pago de impuestos y la normatividad sea aquí y haya una creación de puestos de trabajo importante”, complementó el académico.
Así, dijo Escobar, de Medellín Global: “Efectivamente Colombia es atractiva para inversionistas extranjeros independientemente de las circunstancias coyunturales que se viven. Ellos son aliados clave para los planes de las organizaciones”.
En Bogotá y la Costa
Pero en el período que pasó entre las movidas por Grupo Familia y Grupo Orbis hubo otros dos importantes anuncios. El primero fue por parte de Grupo Energía Bogotá (GEB) y Enel Américas, que acordaron la conformación de una compañía más robusta.
“La nueva empresa que se creará como resultado de este acuerdo, mediante el cual se fusionan Emgesa, Codensa, Enel Green Power Colombia y Essa Chile (que agrupa los activos de Enel en Panamá, Guatemala y Costa Rica), se convertirá en un pilar estratégico para el fortalecimiento del Distrito (de Bogotá) en materia de ciudades inteligentes, movilidad sostenible y transformación energética”, asegura un documento oficial emitido por el GEB.
La sociedad emergente de esta fusión, que llevará por nombre Enel Colombia, alcanzaría utilidades de $2,67 billones en 2025, tendría una rentabilidad 22,9 % superior a la suma de las generadas por Emgesa y Codensa de manera independiente e incrementaría el valor patrimonial en $5,5 billones. Además, el GEB –cuya asamblea de accionistas aprobó el acuerdo– tendrá una participación accionaria del 42,515 %.
En un informe respecto a ese pacto, la comisionista Casa de Bolsa aseguró que le permitirá al GEB conciliar las diferencias y mejorar la relación con Enel, el cual es a fin de cuentas su principal socio estratégico, e igualmente anotó que el GEB puede aprovechar y potenciar el crecimiento en energías renovables no convencionales.
Se trata de un relevante convenio para el sector de minas y energía colombiano, que tuvo otra movida para finales del mes pasado: la multinacional suiza Glencore decidió adquirir las respectivas participaciones de 33,3 % de BHP y Anglo American en la mina Cerrejón. Con ello se hará con un 66,6 % adicional que la convierte en única dueña.
Según Glencore, la transacción está tasada en unos US$588 millones sujetos a ajustes y estima que la inversión se recupere en dos años. “Basados en nuestra relación a largo plazo con Cerrejón y en el conocimiento del activo, creemos firmemente que adquirir la propiedad total es la decisión correcta y que el vencimiento progresivo de las concesiones mineras actuales para el 2034 está en línea con nuestro compromiso con una disminución gestionada responsablemente de nuestra cartera de carbón”, explicó en un comunicado.
E insistió: “Hemos revisado el impacto de poseer el 100 % de Cerrejón y estamos seguros de que nuestros compromisos climáticos no se verán comprometidos por la compra de este socio”.
Habrá más acuerdos
Para Juan Pablo Granada, presidente de la firma de servicios especializados Customer Index Value, con todas estas movidas la industria colombiana gana. “Gana porque hay una atracción de inversión extranjera que genera crecimiento, desarrollo, trae conocimiento y ayuda a la reactivación económica después de la dura situación que hemos venido pasando”.
Granada vaticinó que en lo que resta de 2021, y en el 2022 también, habrá varias fusiones y adquisiciones más. “Eso no será de extrañar porque después de lo que se ha sufrido este último año, muchas empresas se están dando cuenta de que reactivarse por sí mismas no va a ser tan fácil, entonces esa búsqueda de inversionistas o de alianzas será un proceso importante para salvaguardar la operación” (ver Paréntesis).
De cara al futuro, exaltó, el trabajo de Colombia para seguir estimulando este tipo de negocios debe ser brindar estabilidad jurídica y política y respetar los beneficios que se le otorgan a las firmas una vez ingresan al país. Pero, lo más importante, será encontrar una solución a la división social que “asusta” a las multinacionales, finalizó.
