Cueros Vélez tiene proyectado lograr ventas en 2017 por unos 430 mil millones de pesos. Eso implicaría un crecimiento anual de entre 18 % y 20 %, frente a los resultados de 2016, cuando facturó cerca de 360 mil millones de pesos y creció 16 %.
Así lo indicó el gerente Comercial y de Ventas de la compañía, Juan Vásquez Luna, quien agregó que este será un año retador por el efecto de la reforma tributaria, pero confía en la “creatividad de la estrategia comercial”.
Para lograr este crecimiento en ventas y mantener dicho avance a doble dígito, la compañía antioqueña tiene un as bajo la manga: la curtiembre que funciona desde noviembre de 2016 en zona rural de Amagá, Suroeste antioqueño y que comenzó a construirse desde finales de 2014.
La capacidad máxima de tratamiento de dicha planta alcanza 30.000 pieles mensuales, es decir, lo que sería equivalente a cubrir 174 canchas de fútbol.
Actualmente, la producción alcanza 12 mil pieles al mes, que responde a la necesidad de materia prima de la empresa y el número aumentará con la demanda de las líneas de producción de Vélez y el mercado potencial.
“En diciembre esperamos estar al máximo de capacidad productiva, porque el cuero que no usamos para nutrir el negocio de la empresa vamos a comercializarlo con clientes en Colombia y el exterior”, explicó Santiago Mejía, responsable de ventas del negocio de cuero durante un recorrido por el complejo.
Así que para final de año se espera contar con 280 trabajadores, la mayoría del Valle de Aburrá y de Amagá. Actualmente hay 208 empleados y “tenemos convocatoria abierta para más de 30 personas”, señaló el director de Producción de la curtiembre, Jhon Jairo Carmona. Cabe recordar que Cueros Vélez, entre producción y comercialización suma 2.500 empleos.
Según los directivos de la curtiembre, el complejo industrial tiene 26.000 metros cuadrados y una capacidad de expansión importante, “incluso creemos que, de ser necesario, podríamos ampliar hasta un 30 % la producción de cueros desde esta central”, explicó Carmona.
Agregó que ya se están adelantando negociaciones con empresas en Estados Unidos y Europa para realizar exportaciones de este insumo.
Preocupación ambiental
Ante el lastre de malas prácticas de otras curtiembres en el país, a Vélez le tocó reinventarse. Por eso creó una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales en el mismo complejo, que reduce 20 % el consumo de agua, ahorra 7 % en productos químicos y disminuye 71 % el uso de ácido sulfúrico.
“Nadie quiere tener un curtiembre al lado, pero demostramos que se puede hacer y tratar el ciento por ciento de aguas usadas con potencial de recirculación”, agregó Carmona. Resaltó que la planta consume 30 % menos energía que sus pares internacionales.