El costo que asumen los colombianos a la hora de cubrir sus necesidades terminará este 2022 en un pico no visto desde hace 23 años. Bajo ese escenario arrancará la discusión para definir el salario mínimo de cara a 2023. Y ya se habla de un aumento que debería estar, mínimo, por el orden del 10%.
Si bien el año anterior hubo un ajuste del 10,07%, los especialistas afirman que esa subida ya se la tragó la canasta de gastos medida por el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que en septiembre alcanzó un incremento anual de 11,44%, empujado en gran medida por el valor de los alimentos y la energía.
Todas esas cifras se resumen en una expresión que se escucha con frecuencia desde hace meses: “Todo está muy caro”. Y no es para menos, el Banco de la República establece que ese costo de vida —técnicamente llamado inflación— no debería rebasar el 3%. Por ello es que muchos jefes de hogar se sienten financieramente asfixiados.
Primeras señales
Diego Guevara, viceministro de Hacienda, recientemente comentó que el gobierno proyecta una inflación que oscilaría entre el 10% y el 10,5% al cierre de 2022. Y de manera preliminar, argumentó que el incremento del mínimo no deberá estar por debajo de ese rango. Así las cosas, la subida sería de unos $110.000.
De otro lado, los analistas consultados por el Banco de la República apuntan a que ese costo de vida terminará este año más cerca de 11,33% y las cuentas serían otras.
En este contexto, Luis Fernando Mejía, director del centro de pensamiento Fedesarrollo, apuntó que también debe proyectarse el comportamiento de los precios durante el próximo año, de lo contrario no se puede defender el poder adquisitivo de los trabajadores.
Además, hizo notar que a la fórmula para calcular el aumento le falta una variable: la productividad, que se refiere al aumento de la producción gracias al desempeño de los empleados, un dato que el Dane todavía no ha revelado.
Aunque la mesa de concertación entre centrales obreras y empresarios no se ha instalado, de a poco se van lanzando estimaciones que sirven para hacerse una idea de lo que se vendrá. Por ejemplo, Mario Hernández, creador de la marca de zapatos y accesorios que lleva su mismo nombre, mencionó que el aumento del mínimo debería acercarse al 20%.
Un aumento cauteloso
El director de Fedesarrollo expuso que un incremento muy elevado puede generar problemas en el mercado laboral e incentivar las contrataciones informales.
En ello coincidió José Ignacio López, director de investigaciones económicas de Corficolombiana, quien sostuvo que una subida superior al 15%, efectivamente, estimulará el enganche laboral por el lado de la informalidad.
Adicionalmente, los dos expertos señalaron que incrementar el sueldo básico de forma brusca puede atizar la hoguera inflacionaria: “Si sube mucho el mínimo, los empresarios van a tener que pasarle el aumento de los costos laborales a los consumidores a través de los productos y los servicios”, enfatizó Mejía.
Esa no sería una buena noticia para los hogares, cuya capacidad de compra actualmente ya se ve superada por el aumento de los precios, especialmente por causa de los alimentos.
Este efecto negativo se siente mucho más en las familias vulnerables, teniendo en cuenta que, según ha explicado Fedesarrollo, sus ingresos son inferiores al promedio y la compra de comestibles se les lleva una porción mucho más grande en comparación con los hogares de clase media y alta.
Un aumento razonable
A juicio de Luis Fernando Mejía, “entre más cercano esté el aumento a la inflación, será mejor: el palo no está para cuchara porque el crecimiento económico del próximo año no será muy alto y eso afecta el empleo”.
Al ser consultado si los sindicatos pedirán un alza superior al 10%, Diógenes Orjuela, secretario general de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), solo contestó que “hay tres referentes obligatorios que dan una idea: inflación, índice de productividad y los acuerdos a los que se llegue”.
Más allá de todas las proyecciones que se han lanzado hasta ahora, para Raúl Ávila, docente de economía en la Universidad Nacional, no se puede descartar que el costo de vida alcance un techo de hasta 14% impulsado por la temporada decembrina.
A juicio del profesor, el aumento del mínimo debería acercarse al 15%, pero argumentó que no puede ser menor para que no se pierda el poder adquisitivo de los hogares. Aunque tampoco puede ser del 20% porque eso conllevaría a una espiral inflacionaria, toda vez que aumentaría el consumo de las personas y esa también sería una presión alcista para costo de vida.
10,07%
subió el salario mínimo para 2022, sin embargo la inflación ya rebasó ese ajuste.