La piedra angular es el Proyecto Oslo, que como bien describieron Echavarría y Zuleta en sus misivas, consistía en evaluar la viabilidad de que Ecopetrol adquiriera entre 20% y 30% del Proyecto Crownrock, propiedad de la Occidental Petroleum Company (Oxy), en la cuenca del Permian en los Estados Unidos.
Era una movida estratégica a todas luces y de hecho los Comités de Negocios y de Auditoría de Ecopetrol recomendaron a la junta directiva, por unanimidad, materializarla. No obstante, el negocio se cayó tras una reunión informal en la que el presidente Gustavo Petro mostró su descontento al presidente de la petrolera, Ricardo Roa, y a varios miembros de junta, por considerar primordialmente que con este proyecto se invertiría en fracking, yendo en contravía con su política de Gobierno, y que la empresa se endeudaría más.
Encuentre: “Deben salir de la junta si no se sienten alineados”: Habla MinMinas sobre renuncia de Ecopetrol de Juan Echavarría y Luis Zuleta
Lo que hay detrás del proyecto
¿Pero cuál es la importancia del Proyecto Oslo? De haberse materializado, dijeron Echavarría y Zuleta, Ecopetrol podría haber obtenido una expansión cercana a 10% en reservas y en producción (otros 65 mil barriles, es decir, permite duplicar la producción del proyecto actual en el Permian) y cercana a 15% en las utilidades.
“El proyecto era tan rentable que las utilidades financiarían las necesidades de caja (en términos técnicos el Ebitda cubre su Capex) y, por ser fracking, sería posible adicionar o reducir taladros dependiendo del precio internacional del crudo”, aseguraron.
Incluso, aseveraron, “se trata de una inversión sustancial, similar a la que se realizó en la compra de ISA ($14,23 billones), pero no se requieren recursos del gobierno”.
En otras consideraciones, mencionaron que el Proyecto Oslo habría impulsado al alza la acción de Ecopetrol en el mercado local y en la Bolsa de Nueva York, beneficiando a más de 250 mil accionistas en Colombia y en el exterior, y que su alta rentabilidad permitiría reducir el nivel de deuda.
Sinsabor en la junta
Como se mencionó, los miembros que renunciaron no fueron los únicos en quedar con un mal sabor por la decisión unilateral del presidente Petro. EL COLOMBIANO pudo confirmar que otros han pensado en renunciar, pensando en el tratamiento que se le está dando a la empresa y su gobierno corporativo.
Pero el Gobierno parece seguir firme e inclemente en su postura y así lo muestran las declaraciones de Ómar Camacho, ministro de Minas y Energía. “Yo creo que las personas deben salir de la junta directiva, deberían incluso haberlo hecho hace rato, si no se sienten alineados con los planteamientos que se han hecho en la política pública que estamos desarrollando”, declaró a La FM.
“Hay un gobierno corporativo y hay decisiones empresariales que desarrolla la empresa y que por supuesto respetamos desde el Ministerio, desde el Gobierno Nacional, pero que deben estar alineadas con la política pública que hemos desarrollado en materia de transición energética justa y en ese sentido es que desarrollamos toda nuestra coordinación, nuestra articulación”, agregó.
Por su lado, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, dijo que “los miembros de la junta de Ecopetrol tienen que renunciar ante la Asamblea. La renuncia de personas de la junta directiva no es irrevocable, ellos tendrán que seguir asistiendo a las juntas directivas hasta que la renuncia sea aprobada”.
Lo cierto es que la polémica del que hubiese sido un negociazo para Ecopetrol no para, y de hecho provocó asperezas con Oxy, pues la CEO de esa empresa, Vicki Hollub, dijo que con la decisión el presidente Petro “ha dejado muy claro al mundo que está en contra del petróleo y el gas, del fracking y de Estados Unidos. Y con esos tres ataques, prácticamente sacó a Ecopetrol del acuerdo”.