Con 45.000 pesos que cobra a diario por trabajar en casas de familia en Medellín, a Blanca la discusión sobre el ajuste del salario mínimo para el año entrante ni le va ni viene. “Nunca he hecho la cuenta de lo que me gano mensualmente, me pagan diario y algunas veces consigo otros pesitos forrando botones metálicos”.
Esa remuneración, sumada por mes, alcanza 1,3 millones de pesos, superior en 1,9 veces al salario mínimo legal vigente de 689.455 pesos.
Pero esta mujer, que vive en la ladera nororiental de Medellín, el único afán diario es tener 6.000 pesos para los pasajes y contar con al menos 22.000 pesos que, según calcula, le cuestan los alimentos que lleva a diario a su casa y de los que dependen ella, dos hijos y un nieto.
Del balance de Blanca, quien no paga arriendo por vivir “en un ranchito” que heredó, también hacen parte los gastos de energía y agua prepago (35.000 pesos cada 15 días). Además reserva 20.000 pesos cada semana desde mediados de este año para consignar en su cuenta individual del programa de Beneficios Económicos Periódicos (Beps).
“Uno, algunas veces se ve muy apretado, pero aun así se sale adelante”, explica la mujer de 46 años, quien sostuvo que actualmente no tiene acceso a la salud, ni está afiliada a una caja de compensación ni a una Administradora de Riesgos Laborales (ARL).
Desde la otra orilla
Con la entrada en vigor de la Ley 1788 del pasado 7 de julio, que reconoce la prima de servicios a las empleadas del servicio doméstico, Margarita Peláez, ahora sostiene que a la muchacha que le ayuda en casa, en teoría, le va muy bien, pues gana más que el mínimo.
“Yo le pago 50.000 pesos cada que viene. Si ella cobra lo mismo en las otras casas y tiene trabajo todo el mes se estará sacando 1,5 millones de pesos, que es muy buena plata”, dice.
A diferencia de Blanca, cuyos patronos no le han mencionado nada de reconocerle la prima de fin de año a la que tiene derecho, Margarita ya tiene la cuenta lista para cancelarle a su empleada esa prestación laboral.
El alcance del salario
Independiente de las cuentas que a diario elabora Blanca y de los presupuestos que Margarita hace de lo que puede ganar su empleada, otro de los debates que se suscita por estos días es: ¿para qué alcanza el salario mínimo?
Un informe comparativo de sueldos en América Latina, del portal salariominimo.com, de México, mostró que Panamá con 2,38 millones de pesos (744 dólares) es el país con la mejor remuneración, logrando cubrir 2,3 veces el costo de la canasta básica (ver gráfico).
En el caso colombiano, el salario mínimo equivale a 215 dólares (con una tasa de cambio de 3.206 pesos), pero solo cubre la mitad del valor de la canasta familiar (405 dólares).
Por su parte, la Escuela Nacional Sindical (ENS), basada en el informe Estado del trabajo decente anotó que en Perú y Colombia el 50,1 % y el 48,3 % de los trabajadores, respectivamente, no alcanzaron la remuneración mínima.
También hizo notar que las diferencias salariales entre hombres y mujeres siguen muy altas en las región y abogó por garantizar acceso a servicios públicos, protección y a seguridad social de una clase trabajadora, de la que hacen parte mujeres como Blanca.
Un mínimo de...
“¿Cuánto debería ganarme? Esa cuenta tampoco la he hecho, yo solo voy a hacer oficio a cinco casas y con lo que me pagan he podido levantar a mis dos hijos”, comentó la empleada de oficios domésticos.
Y es que la pregunta puede tener innumerables respuestas. En la coyuntura actual, el fundador de Edubursátil (un grupo de instructores del sector bursátil), Javier Andrés Alzate, sostuvo que en los últimos diez años el incremento del salario mínimo se ha ubicado en promedio en 1,42 % por encima de la inflación anual causada del año (ver Análisis).
De hecho, en discusiones del reajuste del salario mínimo para 2017, los empresarios ofrecieron un alza del 6,5 % y voceros de trabajadores exigieron 14 % (ver En Facebook).
En cambio, el Partido Socialista de los Trabajadores consideró en un comunicado esta semana que el mínimo debe ser de 1,5 millones de pesos, pues si “el salario debe alcanzar para la sobrevivencia del obrero y su familia, al menos tiene que cubrir la canasta familiar básica”.