Colombia pagó la deuda del crédito flexible y el FMI le aprobó un cupo 8.100 millones de dólares para fortalecer economía y enfrentar riesgos externos.
Colombia renovó su línea de crédito flexible con el Fondo Monetario Internacional por 8.100 millones de dólares. Con esta noticia termina la semana económica y el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, la calificó como un voto de confianza “por la solidez del país en sus fundamentales y política económica”.
¿Qué significa esto? El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha aprobado un nuevo préstamo para Colombia por valor de 8.100 millones de dólares. Este dinero está disponible para Colombia, si lo necesita en caso de dificultades económicas, como una crisis financiera o un desastre natural.
El préstamo es parte de un programa llamado Línea de Crédito Flexible (LCF), que está diseñado para ayudar a países con economías fuertes a enfrentar eventos inesperados. Y la renovación del acuerdo se hizo por dos años más.
“Colombia cumple con los criterios de acceso a la LCF en virtud de la gran solidez de sus fundamentos económicos y marcos institucionales de política económica, así como de su trayectoria de implementación de políticas económicas muy sólidas y su compromiso de mantenerlas”, dijo Bonilla en declaraciones pública.
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Según el comunicado del FMI, es probable que Colombia pueda devolver el préstamo, que también ayudará a aumentar la confianza de los inversores en el país, lo que podría conducir a un aumento de la inversión y el crecimiento económico.
“El acuerdo contribuirá a afianzar la confianza de los mercados y, sumado al cómodo nivel de reservas internacionales, servir de salvaguarda frente a riesgos externos negativos”, agregó Bonilla.
Esto en términos sencillos, como lo explicó el exministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, es que Colombia pagó y simplemente el FMI le mantuvo el cupo de endeudamiento hasta ese monto.
“Es un monto inferior a lo que teníamos inicialmente, pero eso es normal porque eso lentamente seguramente se iba a ir ajustando, pero el mensaje es que canceló y mantuvo el sobregiro”, explicó Restrepo.
Hay que recordar que Colombia mantiene el acceso a esta línea de crédito desde el 2009 y este es el décimo acuerdo del país con el FMI bajo la LCF. Además, antes de la pandemia de 2020, Colombia redujo gradualmente el acceso en sucesivos acuerdos.
El 15 de junio de 2016 le aprobaron 11.500 millones de dólares. Luego el 25 de mayo de 2018 el monto fue de 11.400 millones de dólares. Después, el 1 de mayo de 2020, y aumentado el 25 de septiembre de 2020, le asignaron 17.200 millones de dólares debido a la pandemia. Y finalmente, el 29 de abril de 2022 le aprobaron 9.800 millones de dólares más.
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¿Mucha precaución?
A pesar de que Antoinette Monsio Sayeh, subdirectora gerente del FMI, catalogó a Colombia con fundamentos económicos, con un sólido marco fiscal de mediano plazo, advirtió que los riesgos externos se han moderado, pero siguen siendo elevados y con sesgo negativo.
“Hacia adelante, una cuidadosa normalización de las políticas monetaria y fiscal, y un avance decisivo de las reformas estructurales, serán fundamentales para eliminar los desequilibrios de forma duradera, revitalizar la inversión, diversificar la economía alejándola de los combustibles fósiles, y aumentar el crecimiento potencial”, afirmó Sayeh.
A renglón seguido aclaró que el nuevo acuerdo le dará a Colombia un seguro adicional contra riesgos externos negativos y ayudará a mantener la confianza de los mercados en la economía colombiana.
Pero la directiva del FMI advirtió que la renovación del crédito tiene un carácter precautorio. Es decir, uso prudente del préstamo, no se espera que Colombia haga uso inmediato de él, sino que lo mantenga como un recurso preventivo; en otras palabras, Colombia se comprometió a utilizar el préstamo de manera responsable y a no acumular deuda excesiva.
Asimismo, el FMI detalló que, si bien el nuevo préstamo es una buena noticia para Colombia, también existen algunos riesgos. Si Colombia no toma las medidas necesarias para fortalecer su economía, podría tener dificultades para devolver el préstamo. Esto podría dañar la reputación crediticia del país y dificultar la obtención de préstamos en el futuro.
¿Para qué esta nueva negociación?
Hace dos semanas, en los congresos de Asofondos y Naturgas, en Cartagena, el mismo ministro Bonilla, afirmó que las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) eran para buscar un mayor plazo para el pago de una deuda de 5.400 millones de dólares y reducir los intereses asociados.
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A su vez explicó que el pago de la deuda en 2025, que asciende a $125 billones, “no deja espacio para la inversión” y que el Gobierno busca alternativas para “reactivar la economía”.
Y reiteró que el enfoque del Gobierno es “priorizar la inversión” y que “no se trata de no cumplir con los compromisos” de deuda, sino de encontrar una manera de hacerlo “sin afectar la reactivación económica”.
