Los riesgos
La mayor preocupación de la Contraloría es que “no hay nada que garantice” que esos 4.489 megavatios, que asignaron en la subasta del pasado 15 de febrero, entren a la matriz energética.
Esto, puesto que hay riesgos de que ocurra lo mismo que en las subastas anteriores, en las que se han adjudicado entre 6.000 o 7.000 MW, pero no ha entrado en operación ni el 60% de lo esperado.
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“Algunas plantas van a empezar su construcción, con todo lo que ello implica: las licencias ambientales, las audiencias públicas, las servidumbres (gravamen sobre los predios por los que pasan las líneas de energía) y las relaciones con las comunidades, por lo que no hay certeza si la cantidad asignada verdaderamente llegará en el tiempo previsto (desde 1º de diciembre de 2027 hasta el 30 de noviembre de 2028)”, señaló la entidad.
Entre tanto, manifestó inquietudes sobre si esos cerca de 4.500 MW en realidad no produzcan más allá de 15 gigavatios hora (GWh) al día.
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“La demanda de energía hoy es aproximadamente de 230 o 240 GWh diarios, y si solamente entran 15 GWh es posible que, dentro de cuatro años, con un crecimiento de al menos 5% de la demanda de energía, se necesite un 20% adicional. Es como si necesitaran más de 40 GWh al día y solo se adjudicaron 15”, advirtió.
Otra de las alertas es que, pese a que el 99% de la energía asignada es solar, no se evidencian planes de almacenamiento de energía con baterías para aprovechar y maximizar dicha producción.
Por esto, y dado que la energía solar es intermitente, el órgano insistió en que se tiene que seguir contando con las plantas térmicas.
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De esta manera, recalcó que la situación es más complicada, con una hidrología que está por debajo del 50% de los niveles medios de los embalses, y no hay plantas de generación nuevas, por ejemplo de gas, que es uno de los combustibles de la transición.
“En cambio, se advierte un desabastecimiento porque la producción (de gas) de Colombia está por debajo de los 1.000 millones de pies cúbicos diarios y el déficit se está cubriendo con la planta de gas de importación situada en la Costa Caribe”.
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Finalmente, la CGR resaltó que en la actual coyuntura es imprescindible la culminación de los proyectos de fuentes no convencionales comprometidos para la expansión de la oferta, a la par de garantizar seguridad y confiabilidad del abastecimiento.
Y en tal vía, dijo, se debe tener en cuenta no solo el costo de producción, sino la densidad de energía y potencia, el riesgo de disponibilidad, la eficiencia energética, la intermitencia y aleatoriedad de cada tecnología.
Frente a las tarifas de energía, la CGR afirmó que es previsible que estas no bajen mientras no haya mayor oferta de energía en grandes cantidades, y no se cuente con reglas claras.
“Esto último, teniendo en cuenta que la posible modificación de las leyes de servicios públicos, 142 y 14 de 1994, podría ahuyentar la inversión. Es inexorable: al no haber más oferta de energía, suben las tarifas”, puntualizó el ente de control.