La desaceleración de la economía colombiana en el primer semestre del año se notó en los resultados financieros de Conconcreto: su backlog (negocios proyectados sin ejecutar) cerró ese periodo en 2,80 billones de pesos, una caída de 10,54 % frente a los 3,13 billones con los que terminó 2016.
Los ingresos operacionales se redujeron en 2,3 %, hasta 670.946 millones de pesos, explicado, principalmente, por una reducción de 22 % en los generados por el negocio de vivienda, que sumaron 99.068 millones frente a junio de 2016.
Se sumó la caída de 4,21 % en el rubro de edificaciones, con ingresos de 221.818 millones, al interior de negocio de construcción. Entre tanto, el de infraestructura creció 4,18 %, con una facturación de 282.677 millones. No obstante, los concerniente a inversiones, minoritario en el total, crecieron un 33 %, para sumar 67.599 millones de pesos.
Con todo, el Ebitda (flujo de caja operativo) consolidado de la compañía se contrajo 14 %, hasta 94.478 millones de pesos, con un margen sobre ingresos que cae a 14,1 %, mientras la utilidad neta se descolgó en 41,8 %, hasta los 23.130 millones de pesos, con un margen de 3,4 %, cuando un año atrás era de 5,8 % (ver gráfico).
“Este es un negocio por proyectos, sus resultados están en función de los ciclos económicos del país, por lo anterior, la utilidad neta se verá impactada frente al 2016. Las cifras del año anterior fueron extraordinarias, récord y no son punto de referencia”, comentó a este diario Juan Luis Aristizábal, presidente de Conconcreto.
Señales positivas
Sin embargo, la estrategia de la constructora antioqueña para lo que resta del año y frenar el impacto externo será por cuenta del negocio inmobiliario del Fondo de Capital Privado Pactia, en asocio con Grupo Argos, la autogeneración de proyectos de infraestructura y el negocio de concesiones viales.
“Estos frentes nos permitirán conservar la solidez y enviar un mensaje de tranquilidad a nuestros accionistas”, agregó Aristizábal.
La composición de obras proyectadas se distribuyen en un 70 % de infraestructura, un 15 % más edificación y otro tanto en vivienda. De hecho, para lo que resta de 2017 ya están contratados 628.000 millones de pesos del total y para 2018, se tienen contratados 862.000 millones de pesos.
Al finalizar el primer semestre, los negocios proyectados de infraestructura eran de 1,97 billones de pesos. Se contrataron 185.471 millones, que incluye la terminación del Túnel de La Línea por 220.000 millones de pesos, en consorcio con el Grupo Solarte, y se ejecutaron 287.343 millones, sobresaliendo las obras a cargo en el proyecto hidroeléctrico Ituango, de EPM.
Precisamente, este proyecto ya se encuentra en su recta final y se entregaría en noviembre de 2018, que daría a la compañía un bono por cumplimiento de metas, según explicó el ejecutivo. El proyecto se terminaría en su totalidad entre abril y junio de 2019.
En el caso del negocio de edificación, Aristizábal resaltó que se nota más la desaceleración tras contratar 61.719 millones y ejecutar 246.324 millones de pesos en los primeros seis meses del año, de un backlog de 420.796 millones de pesos.
En el negocio de vivienda ocurre algo similar, pues terminó el semestre con 173.919 millones contratados y 217.009 millones ejecutados, de un total proyectado de 412.313 millones de pesos.
“Esperamos que en lo que resta del año y el primer semestre de 2018 que estos dos nichos de mercado sigan lentos y para eso la compañía se está adaptando a esas condiciones de desaceleración”, resaltó el presidente de Conconcreto.
Una de las estrategias de la compañía para enfrentar el clima económico es no estar expuesta a grandes inversiones de vivienda, ni tener altos inventarios.
Finalmente, Conconcreto espera que pase esta coyuntura del país, se reduzcan tasas de interés, se reactiven las obras de cuarta generación (4G) y vuelva la normalidad al mercado, reflejando mayor confianza inversionista.
9 %
subió el endeudamiento financiero de Conconcreto a junio, hasta $929.234 millones.