Al igual que sectores como el turismo lo están haciendo, el comercio también se enfrenta a su prueba de fuego este año. Los cálculos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) apuntan a que en el escenario más optimista el volumen de mercancía que se mueve en el mundo caerá un 13 %; pero en el peor, lo podría hacer hasta en un 32 %.
Lo particular es que esta industria viene de dos años movidos. Todo comenzó en marzo de 2018, cuando la famosa guerra comercial entre Estados Unidos y China sacudió al mundo por cuenta de que el gigante norteamericano anunció su intención de imponer aranceles por 50.000 millones de dólares a los bienes de la potencia asiática.
Pues bien, luego de ires y venires la situación se mitigó con un acuerdo de fase uno en enero pasado en el que EE. UU. le reducía los gravámenes a las importaciones chinas en 7,5 %, siempre y cuando ese país les hiciera compras equivalentes a 200 mil millones de dólares hasta 2022.
Esta ligera luz desapareció cuando estalló la emergencia mundial por cuenta de la pandemia, que provocó que en Colombia, a corte de abril, las exportaciones cayeran 20,8 % en relación al primer cuatrimestre del año pasado, sumando 10.653,6 millones de dólares, en tanto que las compras al exterior, o importaciones, se contrajeron 5,3 % con datos hasta marzo, al totalizar 11.885,8 millones de dólares, según registra el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).
Para los expertos del sector como Javier Díaz Molina, presidente de Analdex, gremio del comercio exterior colombiano, hay una premisa clave para revivir esta industria: olvidarse por ahora de la globalización, no pensar en el lejano oriente, sino en articularse con vecinos como Perú, México o Chile.
“Lo que estamos viendo es un proceso de desglobalización que no empezó con el covid-19, viene desde la guerra comercial, ahora vamos a tener un proceso de regionalización”, expresó el ejecutivo durante un conversatorio digital organizado por la Cámara de Comercio Colombo Americana (Amcham Colombia).
Lo que hay
María Claudia Lacouture, directora ejecutiva de Amcham Colombia considera que estas cadenas regionales serán claves para sustituir las importaciones desde China, que hoy por hoy representan el 20,4 % de todas las compras que los industriales colombianos hacen en el exterior y están encabezadas por tecnología como celulares, y textiles y ropa.
En este punto vale la pena observar cómo le va al país en los bloques comerciales regionales de los que hace parte. En el caso de la Alianza del Pacífico (que además de Colombia conforman México, Chile y Perú) las importaciones provenientes de ese bloque totalizan 1.257,3 millones de dólares hasta marzo, el 10,5 % de todo lo que el país compra.
Entre tanto, las exportaciones durante ese mismo período a la AP sumaron 908,2 millones de dólares, un 10,3 % de todo lo que vendió el país.
Para el caso de la Comunidad Andina (CAN), las importaciones sumaron 469,9 millones (4,1 %), y las exportaciones 704,4 millones (8 %), en un grupo que conforman Colombia, Bolivia, Ecuador y Perú.
Las cifras muestran un panorama retador si lo que se quiere es reemplazar mercados al otro lado del charco, pero de acuerdo con la viceministra de Comercio Exterior, Laura Valdivieso, hay ventajas en tanto que las multinacionales se van a alejar de la búsqueda de eficiencia, que era la premisa fundamental en las cadenas globales de valor, “y van a requerir ese carácter resiliente y regional en la producción y la proveeduría de insumos, con lo cual se buscará invertir y ubicarse en posiciones geográficas mucho más próximas al consumidor final”.
El panorama
Para Martín Gustavo Ibarra, presidente de Araújo Ibarra Consultores Internacionales, al hablar de cadenas regionales también hay que mirar a Estados Unidos como mercado de destino de los productos made in Colombia, teniendo en cuenta que hay un Tratado de Libre Comercio (TLC) vigente con ese país que da acceso a unos 330 millones de personas.
Para el ejecutivo la clave está en ‘bajarle’ al petróleo que hoy representa el 49,5 % de los despachos de Colombia, y darle más cabida a las manufacturas. Las ventajas con las que cuenta el país para lograr esto, piensa Ibarra, son los 16 puertos con los que hoy en día cuenta el país, las 14 zonas francas en el Caribe y el mejor aeropuerto de carga, que, en su concepto, es El Dorado, de Bogotá (ver Paréntesis).
De este forma, Díaz, Lacouture, Valdivieso e Ibarra plantean que hay opciones importantes para revivir el comercio apostándole a articularse con socios comerciales y vendiéndole productos diferentes a Estados Unidos, el principal socio comercial de Colombia.
Pero aún con toda esta expectativa, para Ómar Suárez, gerente de Estrategia Renta Variable de Casa de Bolsa, es prudente analizar también la tasa de cambio; para los exportadores, aprovechándola cuando esté cerca a los 4.000 pesos, y para los importadores, estando atentos a que la coyuntura que vive el mundo dé un respiro que permita que la divisa norteamericana baje su cotización, como por ejemplo este mes, en el que analistas consultados por el Banrepública ven que la divisa estará en 3.659,18 pesos.
Teniendo en cuenta todas estas variables, el investigador económico de la Universidad Sergio Arboleda, Luis Fernando Ramírez, plantea que hay que ponerle las fichas a la Alianza del Pacífico, dejar de lado en cierto modo a la CAN e insistir en el TLC con Estados Unidos porque es un país con un buen nivel de compra.
De esta forma el comercio exterior nacional, que este año perdería 7.000 millones de dólares según Analdex, busca nuevos aires.