Mientras que algunas regiones del país viven penurias para pagar el recibo de la luz, en el sector energético se vive una guerra en la búsqueda de los culpables de la carestía.
Muestra de ello son los anuncios que la Red de Veeduría Ciudadana ha estado publicando en medios de comunicación con alcance nacional, según los cuales los generadores de energía “venden energía producida con agua a precio de oro”. Así como el reciente comunicado de la empresa Air-e en el que se señala a los generadores de ser los “privilegiados” en el sistema.
Air-e es la empresa de Alberto Ríos Velilla que presta servicio de energía a 2,5 millones de usuarios en algunos departamentos de la Costa Caribe (La Guajira, Atlántico y Magdalena, ya que los demás son atendidos por Afinia, de Grupo EPM), desde hace cuatro años, luego de la intervención de Electricaribe.
Y toda esa andanada contra los generadores tiene un origen claro: la crisis de las tarifas de energía en la Costa Caribe, que ha hecho que los comercializadores de energía sean tan mal recibidos en esa región. Los plantones en su contra son constantes, y claro, es que la gente tiene que elegir entre pagar servicios y comer, en muchos casos.
En meses pasados, desde EL COLOMBIANO, hemos explicado que la altas tarifas en la Costa Caribe se deben a muchos factores, como el calor, la ineficiencia de los electrodomésticos, el cobro del alumbrado público, las inversiones que no hizo Electricaribe en su momento y que hoy deben asumir los demás comercializadores y a la abultada deuda de la opción tarifaria; sin embargo, los comercializadores están decididos a culpabilizar a los generadores, quienes también se han sentido atacados y se empeñan en mostrar la ineficiencia de los comercializadores.
Ni la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) se ha salvado, su director Omar Prias fue denunciado penalmente por Codisgén, gremio de comercializadores distribuidores sin generación despachada centralmente, por, presuntamente, poner en riesgo a las empresas comercializadoras de energía.
Goliat vs. Goliat
Santiago Posso, gerente general de Air-e, se queja de que “los comercializadores de energía emergen como los rostros visibles ante los consumidores, sin embargo, recae sobre ellos una carga desproporcionada. Mientras tanto, otros eslabones de la cadena apenas asumen riesgos mínimos en muchos casos inexistentes”.
Y agrega que es a ellos, los comercializadores, los que les toca llevar toda la carga: “Los generadores y transmisores, por ejemplo, gozan de una estabilidad financiera casi inalterable, porque sus costos y utilidades permanecen inmunes a las fluctuaciones del mercado. Son los comercializadores y distribuidores quienes, desde su estructura financiera, sostienen al usuario final asumiendo los riesgos de impago y enfrentando las inclemencias externas que puedan afectar la capacidad de pago de los consumidores”.
Pero, desde el lado de la generación argumentan que las utilidades del sector son muy pequeñas comparadas con el enorme capital que tienen invertido, pues desde el apagón de 1993 las generadoras han puesto más de $140 billones.
Juan Ricardo Ortega, presidente del Grupo de Energía de Bogotá (GEB), dijo hace un par de meses en diálogo con EL COLOMBIANO que los accionistas del GEB, solo uno de los generadores del país, tienen invertidos $21 billones, que es “el ahorro de gente que se enterró por el futuro del país y se enterró postergando la capacidad de hacer cosas hoy para poder tener cosas mañanas”. Así que en su lógica, la utilidad del 10% generada el año pasado no es demasiado, pues está muy cercana a la inflación que el año anterior cerró en 9,28%.
Ortega insistió en que hay un dolor muy grande en los comercializadores, que vieron cómo la Creg les cambió las reglas de juego de un momento a otro. Para que no se elevaran tanto las tarifas, la Creg decidió atar la fórmula tarifaria al IPC (inflación) y no al índice de precios al productor (IPP), que es el indicador normal para cualquier producto o servicios: si producir cuesta más el producto también sube de precio. Pero, en su opinión, los comercializadores están buscando el muerto río arriba y buscando el enemigo en el lado equivocado de la historia.
“Estas decisiones generaron mucho dolor y mucho resentimiento y por eso están sacando unos anuncios que no obedecen a la verdad, pero que son producto de una realidad, y es que sí hubo una serie de variables que fueron muy desfavorables para un segmento y no se logró equilibrar las cosas de manera ágil y justa”, anotó entonces Ortega.
Pero ahí no para la pelea. Algunos comercializadores aseguran que los generadores están ejerciendo poder de mercado con lo que, supuestamente, manipulan el precio de la energía en bolsa.
Alberto Ríos, por ejemplo, aseguró a este diario que “entre septiembre y octubre del 2023 los generadores hídricos llevaron el precio en bolsa a $1.200 aproximadamente por kilovatio, a pesar de que tenían los embalses en un 80% llenos y al mes siguiente estaban vertiendo agua”.
Las cuentas de Ríos son ciertas, en octubre la energía en bolsa superó eventualmente los $1.500, precio al que no se llegó en el peor momento del Fenómeno del Niño este año (3 de abril tuvo un máximo de $1.267), según XM.
Natalia Gutiérrez, presidenta de Acolgén, explicó en noviembre pasado que ahorraron agua porque se estimaba que el Fenómeno de El Niño empezaría en el segundo semestre del año anterior, pero luego en noviembre llovió más de lo esperado, por lo que hubo algunos vertimientos marginales.
Los comercializadores también alegan que “algunos generadores en pleno Fenómeno del Niño prefirieron vender el 50% aproximadamente de su generación en bolsa, logrando con eso presionar el precio hacia arriba y especular”. A lo cual los generadores responden que ellos sacaron a subasta la energía y quienes la compraron allí lograron contratarla y no se vieron sometidos al vaivén de la bolsa.
Toda la tensión que se vive desde entonces llegó a oídos del público con las cuñas radiales de la Red de Veeduría Ciudadana, que han llamado la atención porque no es usual que una veeduría, de la nada, invierta recursos para atacar a un sector de la producción. Varios generadores están convencidos, según charlas informales con EL COLOMBIANO, que fueron pagas por Alberto Ríos. Sin embargo, él dice que ni conoce al director de RedVer ni que nada tiene que ver con ello. Lo mismo respondió Air-e.
Opción tarifaria en medio
Los comercializadores algo parecen haber ganado de todo esto, al menos la promesa del Gobierno de pagar la deuda de la opción tarifaria, que no es otra cosa que los 4,5 billones de pesos que le deben los usuarios a las comercializadoras producto de los arreglos para mitigar el impacto de las tarifas durante la pandemia.
El Gobierno ha dicho que está dispuesto a asumir la opción tarifaria para los estratos 1, 2 y 3, y que para lograr los recursos presentará un proyecto de ley al Congreso el próximo 20 de julio. Mientras tanto, se comprometió otorgar recursos de financiamiento a través de líneas de crédito con la banca pública a tasas de interés compensadas y con períodos de gracia de hasta 12 meses.
La disminución en la tarifa para los usuarios beneficiados con el acuerdo se hará en proporción a los créditos desembolsados por la banca pública. En este sentido, como detalló EPM uno de los beneficiarios de esta medida, el alivio tarifario para los usuarios se hará en la medida en que se realicen los desembolsos.
Señalan a Ríos
En medio de toda esta disputa, la revista Cambio publicó una investigación según la cual Air-e habría comprado energía a la empresa de generación del conglomerado Alberto Ríos Velilla (Air-e Generador) al doble del precio del mercado, gracias a la que sería una subasta presuntamente amañada.
Según la investigación, Air-e Generador fue el único proponente para un contrato de suministro de energía por dos años (del 1° de marzo de 2024 y el 31 de diciembre de 2026), y el precio del kilovatio contratado por encima de los $689, cuando las demás empresas lo hacen a un promedio de $311.
Ríos le contestó a Cambio que “Air-e adelantó tres convocatorias con las mismas condiciones de garantías, de la convocatoria en cuestión, durante el año 2023. Los generadores de energía no se presentaron dentro de las convocatorias, por lo que se declararon desiertas. Es decir, en ningún momento se limitó la competencia. Durante el año 2022 y el año 2023, Air-e ha ofertado vía convocatoria del Sicep la compra de 110.283 GWh de los cuales solo logró comprar el 3%, pues no recibió ofertas. El problema estructural es que no le venden energía a los mercados de población vulnerable”. Con lo que insiste en culpabilizar a los generadores.
Lo cierto es que Air-e, durante todo este tiempo, tiene poca energía contratada y se ha visto más expuesta que las demás empresas comercializadoras a los precios en bolsa, que se ven muy afectados por el clima.
Mientras generadores y comercializadores intentan convencer al gobierno de quién es el culpable de la crisis, los usuarios asumen tarifas muy elevadas que ya no puede pagar.