El gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros, Germán Bahamón, anunció el inicio de una estrategia de austeridad, la cual irá acompañada de medidas adicionales en la organización, con el fin de mejorar la eficiencia para transferir mayores beneficios a los caficultores.
Estas decisiones que acompañan el proceso de transformación de la Federación, tendrán como meta reducir en 20% en los gastos de la sede de Bogotá.
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Dentro de este propósito, según el gremio, se han eliminado siete cargos directivos, así como gastos superfluos como afiliaciones a clubes sociales y suscripciones de televisión, entre otros.
En tal sentido, después de trabajar de la mano en el rediseño de la función comercial de las oficinas en el exterior y tras cuatro meses de haber presentado su renuncia, Juan Esteban Orduz dejará la presidencia de las Oficinas de Nueva York.
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Ahora, la gestión en Nueva York será exclusivamente comercial. Es decir, debe potenciar la venta de café verde, café tostado y café liofilizado en los Estados Unidos.
Adicionalmente, Bahamón solicitó al ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, adelantar los trámites legales para presentar al Comité Nacional las alternativas de venta de los inmuebles en Nueva York y Tokio, y así mejorar los ingresos del Fondo Nacional del Café de cara a atender las necesidades de la caficultura.
“En el proceso de selección presenté a los cafeteros mi visión sobre la Federación, indiqué que uno de los retos y propósitos sería hacer sostenible el gremio y la austeridad, además de un clamor cafetero, es un elemento fundamental para ese propósito”, expresó Bahamón.
Agregó que, luego de más de 30 años de concluida la época del Pacto de Precios en la que el café tuvo la oportunidad de traer progreso al país, la organización ha sufrido variaciones estructurales de mercado que “nos impactan directamente, en tal sentido, llegó el momento de preparar al gremio para concluir sus primeros 100 años y proyectarlo para los siguientes”.
Para el directivo, la búsqueda de eficiencia tiene como pilar la generación de una conciencia colectiva respecto de la “inminente necesidad dar nacimiento a una cultura de austeridad construida a partir de situaciones concretas que permitan el reacomodamiento del gremio, para transferir más y mejores beneficios a los caficultores”.