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Las mujeres científicas estamos empoderadas: Yesenia Madrigal, premio a la Mujer en la Ciencia

Esta candidata a doctora de la Universidad de Antioquia y Premio a la Mujer en la Ciencia 2022, ha dedicado su vida al estudio de la simetría y la floración de las orquídeas neotropicales.

  • Yesenia Madrigal recolectando plantas para sus investigaciones. Foto: Cortesía
    Yesenia Madrigal recolectando plantas para sus investigaciones. Foto: Cortesía
25 de enero de 2023
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A Yesenia Madrigal le gusta regalar flores. Le gusta que se las regalen. Y también autoregalárselas. No importa de qué especie sean porque tiene la debilidad de maravillarse y abstraerse con cualquiera de ellas. Hizo un pregrado en Biología y una maestría y un doctorado en lo mismo. La primera con tesis en simetría floral y el segundo, aún sin terminar, con enfoque en floración.

Estudios encaminados hacia las orquídeas neotropicales y con los que ha conseguido reconocimientos como la Beca Fulbright para Estudiante Doctoral en Colombia, el premio Donald R. Kaplan en Morfología Comparada, entregado por la Botanical Society of America, y el Premio a la Mujer en la Ciencia 2022, este último gracias a un proyecto que busca ampliar el panorama y las investigaciones sobre las especies de vainilla.

Nació en Girardota y aunque el amor por las plantas lo heredó de sus abuelos, en el camino encontró a otros referentes que lo siguieron alimentando: la doctora Natalia Pabón, a quien dice deberle todo lo que sabe, todo lo que conoce y todo lo que es como académica. Y la botánica e historiadora de ciencia británica Agnes Arber, “por la labor que hizo como mujer botánica en su época y porque sus estudios detallados a nivel de morfología vegetal son la base del discurso botánico contemporáneo”.

Hoy se dedica a la docencia y la investigación en el laboratorio Evo-Devo de la Universidad de Antioquia, a la que pertenece desde sus inicios, y como siempre trata de sacarle gusto a cualquier momento del día, se encuentre en la situación en que se encuentre, “porque somos un suspiro en el universo y la idea es disfrutarnos lo que hacemos”, esta conversación ocurrió a diferentes horas y con Yesenia desde distintos lugares, mientras descansaba en su casa o mientras hacía colectas para sus estudios.

Las orquídeas son una familia de plantas que se distinguen por la complejidad de sus flores y por sus interacciones ecológicas con los agentes polinizadores. ¿Por qué decide dedicar su vida profesional al estudio de ellas?

“Las orquídeas son un grupo sumamente diverso en número de especies, pero también en su forma floral. Quizás es esta forma floral la que más apetece al público y las hace tan atractivas. Sin embargo, también son plantas que poseen un montón de adaptaciones para vivir en diferentes hábitats: unas son terrestres y crecen directamente del suelo, otras son epífitas y crecen sobre otras plantas, otras son micoheterotróficas lo que significa que tienen una baja tasa de fotosíntesis y necesitan de un hongo como fuente de energía. Ante tal diversidad también tienen una posición filogenética privilegiada, es decir, dentro de las plantas con flor, están emparentadas con los pastos, los cereales y otras flores que no son tan llamativas, lo que las hacen interesantes para estudios comparados a nivel evolutivo, así que estudiarlas nos permite plantearnos un sin número de preguntas a nivel biológico que al final nos ayuda a entenderlas, cómo se han mantenido en el tiempo y también cómo conservarlas ante el riesgo inminente al que están sujetas por su extrema belleza y rareza”

Se calcula que existen unas 29.000 especies, ¿cuáles son las que más le interesan y a cuáles ha enfocado sus estudios?

“Todas las orquídeas son de extrema belleza, sin embargo, me generan un especial interés aquellas especies que tenemos en el neotrópico, porque son las nuestras, las que están en nuestros bosques y las que están desapareciendo sin siquiera haberlas conocido. Así que dentro de las orquídeas neotropicales, para mis estudios me he enfocado en aquellas con un potencial ornamental, en gran parte porque la idea de este proyecto surge en respuesta a la necesidad de diversificar el mercado floricultor, donde Colombia teniendo una riqueza tan amplia, comercializa especies que en su mayoría por ejemplo son asiáticas. Además, debido al desconocimiento, muchas especies nativas se encuentran amenazadas por la extracción masiva de sus hábitats naturales, o sea, estudiarlas nos permite idear estrategias de usos sostenible para procurar su conservación”.

Desde la antigüedad la simetría ha sido considerada una cualidad innata de la belleza, y durante su pregrado y maestría la simetría floral en las orquídeas fue el corazón de sus estudios, ¿con qué se encontró siguiendo esa línea de investigación?

“Durante ese tiempo traté de entender cómo se regula la simetría floral en orquídeas, que son bilaterales, es decir, si la partes en un plano resultan dos imágenes iguales, en comparación con otras especies relacionadas como las ‘hipoxidaceaes’ que son radiales, que significa que la puedes partir en varios planos iguales, y otras especies no relacionadas, de divergencia temprana como las ‘aristolochias’ que también son bilaterales. Este trabajo nos permitió generar el primer transcriptoma —conjunto de moléculas de ARN obtenidas a partir de la transcripción de informaciones genéticas de la molécula de ADN— de una orquídea nativa, de la ‘Cattleya trianae’, y logré identificar aquellos genes candidatos que controlan la simetría bilateral en esta especie, donde esa información parece ser especifica y no se asemeja en nada a la forma en que otras especies de plantas no orquídeas lo hacen”.

En cambio, durante su doctorado se dedicó al estudio de la floración de las orquídeas. ¿Qué preguntas la llevaron a elegir esa especialidad?

“Resulta que cuando terminé mi maestría se nos presentó la oportunidad de presentar una propuesta en búsqueda de financiación con recursos de la universidad y comenzamos a pensar en un tema posible que nos generara gran interés y que pudiera ser desarrollado en nuestro territorio. Con mi asesora, la doctora Natalia Pabón, sabíamos que las orquídeas seguían siendo un gran grupo de estudio, ya teníamos experiencia en él, y pensamos en la floración como una problemática que no se había abordado aún, y menos usando especies nativas. ¿Y cuál es esa problemática? Pues bien, no sabemos qué controla la floración en las orquídeas tropicales, que pueden pasar más de dos años sin florecer y generan grandes pérdidas a nivel de producción de flores en los invernaderos, y las flores son lo más llamativo de la especie. Nos financiaron la propuesta, logramos conseguir otras financiaciones con fuentes nacionales e internacionales y ampliamos el alcance de los objetivos iniciales: conocer cómo se regula la floración en orquídeas tropicales, a nivel ambiental y a nivel genético”.

¿Y qué respuestas obtuvo para esas preguntas?

“Hasta ahora hemos encontrado respuestas maravillosas. Sabemos detalladamente cómo se dan los cambios a nivel morfológico durante la transición reproductiva en al menos tres especies de orquídeas: ‘Cattleya trianae’, ‘Ellenathus aurantiacus’ y ‘Epidendrum fimbiatum’. Desarrollamos además un banco de genes de 13 especies de orquídeas (próximamente serán más) que nos ha servido de base para entender a nivel genético qué genes están involucrados durante la transición floral. Ya tenemos un listado de estos genes, de esa información importante para que una planta florezca, y sabemos en qué parte de la planta se encienden. Además, sabemos cómo entre ellos interactúan para modular la floración. Esta investigación es entonces pionera en nuestro país ya que es el primer estudio exhaustivo de la floración en orquídeas neotropicales, que incluye valiosos aportes para la ciencia y para la comunidad en el tema”.

Según el Plan para el estudio y la conservación de orquídeas en Colombia, elaborado en 2015 por el Ministerio de Ambiente y la Universidad Nacional, en el país hay 4.270 orquídeas registradas, de las cuales 1.572 son exclusivas. ¿Es importante que estas orquídeas no detengan su ciclo de floración?

“La floración es el proceso mediante el cual una planta pasa de un estado vegetativo en el que forma hojas, a un estado reproductivo o fértil en el que forma flores. En las flores está la base de la reproducción de las plantas con flor y sin ellas no podrían mantenerse en el tiempo. Además de las flores depende la producción de frutos, base de la alimentación de muchos grupos animales, incluyéndonos. Es por esto que la floración es un proceso clave en el éxito y la supervivencia de las plantas y en nuestro caso, las orquídeas. Sin floración no tendríamos flores, ¿y qué sería de nosotros sin flores?”

Gracias al proyecto de investigación de su doctorado que consiste en conocer cómo cambia la forma de una orquídea desde que está vegetativa hasta que comienza a formar flores y es fértil, surgió el primer banco genético de orquídeas colombianas que cuenta con 13 especies neotropicales colombianas, ¿por qué es importante que el banco exista hoy y para qué sirve?

“El banco de genes que hemos estado generando en el laboratorio de Evo-Devo en la Universidad de Antioquia es la base de la información genética de las especies que usamos en nuestro estudio. Estos bancos de genes nos permiten conocer qué información está encendida en un momento del desarrollo de la especie de interés y por tanto es la base para nuestros estudios. Sin embargo, su alcance no es solo a nivel de floración, pues gracias a estos bancos de genes podemos explorar preguntas relacionadas con formación de flores, de frutos, de hojas, modificaciones celulares, acumulación de nutrientes, entre otros. El banco de genes ha sido clave para el desarrollo de todas las investigaciones que hemos trabajado en Evo-Devo, de hecho, no solo tenemos orquídeas secuenciadas, hay más de 100 especies secuenciadas, de especies como el café, el borrachero, el borojó, las capuchinas, plantas parásitas, por solo nombrar algunas, donde lo más importante es que es una información muy específica para cada especie y por tanto nos cuenta historias distintas según la pregunta y el grupo que estemos trabajando”.

En el 2020 obtuvo la beca Fulbright para Estudiante Doctoral en Colombia. En julio del 2022, el premio Donald R. Kaplan en Morfología Comparada, entregado por la Botanical Society of America. Y en diciembre del mismo año, un proyecto para investigar especies de vainilla, hizo que L’oreal-Unesco, en alianza con el Minciencias y el Icetex, le entregaran el Premio a la Mujer en la Ciencia 2022. ¿Qué significan todos esos premios para usted?

“Estos reconocimientos son el resultado de un esfuerzo grupal y es un reconocimiento no solo a nuestro trabajo en orquídeas sino también a la labor de hacer ciencia de calidad que hemos llevado a cabo en nuestro grupo Evo-Devo en Plantas liderado por la doctora Natalia Pabón Mora. Detrás de todo esto hay un esfuerzo conjunto, que reconoce nuestra rigurosidad científica, la calidad de nuestro trabajo y visibiliza lo que hacemos en nuestra universidad a nivel nacional e internacional. Para mí también es un motivo de orgullo saber que vamos por un buen camino, que hemos encontrado resultados sumamente valiosos para el estado del conocimiento de nuestras orquídeas, y que podemos demostrar que estamos en la capacidad de hacer investigaciones de calidad en nuestro país. Es un honor, pero también una responsabilidad porque de ahora en adelante seremos las embajadoras para llevar el mensaje de lo que significa ser una científica entre las mujeres colombianas y del mundo”.

¿Y por qué quiere estudiar especies de vainilla? ¿Eso significa que se va a alejar de las orquídeas?

“Las vainillas también son orquídeas, quizás las más apetecidas en el mercado industrial por sus cualidades organolépticas, así que incluir el género ‘Vanilla’ en mi estudio solo nos abre la posibilidad de encontrar nuevas respuestas a nuevas preguntas no solo relacionadas con floración sino también con producción de flores. Con el premio de L’oreal-Unesco buscamos explicar cómo funcionan las bases morfológicas y genéticas de la floración en especies de orquídeas de este género, uno de los más diversos en Colombia, que crece sobre todo en el Chocó biogeográfico. Así que también nos permitirá explorar condiciones diferentes de floración que puedan ser comparadas con las especies que crecen en los andes antioqueños que ya tenemos hasta el momento”

Volviendo sobre un tema que acaba de mencionar, ¿cree que su premio representa algo para el papel que históricamente han tenido las mujeres en la ciencia, un lugar que, en muchas oportunidades se ha vislumbrado silencioso y relegado?

“Definitivamente este premio es un reconocimiento al papel de la mujer científica y al empoderamiento haciendo ciencia que tenemos las mujeres en nuestro país. Este premio representa a muchas mujeres que a diario sufren discriminación de todo tipo, que no son reconocidas por su trabajo, que deben escoger entre la maternidad, la familia o la academia, que reciben salarios desiguales, que sufren de acoso. Pero también representa a esa mujer empoderada que quiere vencer esos tabúes, que trata de equilibrar su vida personal y profesional a pesar de los prejuicios, que busca fuentes de financiación y nuevas oportunidades, que le demuestra a sus colegas la calidad de sus investigaciones, que visibiliza la ciencia del país. Creo que este premio resalta la labor de muchas mujeres que hacemos ciencia, nuestro enfoque y lleva un mensaje a otras generaciones de mujeres para empoderarlas en este campo y para que muchas más se motiven a hacer esto tan maravilloso que hacemos las científicas: asombrarnos y preguntarnos por la naturaleza”.

Toda su carrera denota una gran disciplina y una gran predilección por la botánica. ¿Qué sueños siguen ahora? ¿Las orquídeas siempre van a estar presentes en su vida?

“Creo que seguiré haciendo lo que me gusta: hacer ciencia. En el área de la biología del desarrollo encontré mi lugar y siento que tengo las bases para continuar en el área respondiendo preguntas relacionadas con floración, desarrollo de flores y frutos, no solo en orquídeas, sino también con grupos relacionados, no modelo, que sirvan de comparación o que ayuden a resolver problemáticas en nuestros territorios. Las orquídeas me han llevado hasta donde estoy y sé que mi proceso con ellas no terminará cuando finalice mi proyecto de investigación. Queda aún mucho por conocer de ellas y estoy segura de que podré continuar en dicha línea conociendo los procesos que subyacen en su desarrollo”.

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