Imagínese esta situación: producto de una enfermedad o un accidente, usted pierde un brazo, una pierna o sus dientes y, sin estas partes, no podrá volver a caminar, buscar sus propios alimentos y comerlos. Sumado a eso, no podrá acceder a ninguna prótesis o herramienta que le ayude a sobrevivir así que, lentamente, enfermará de hambre o el desbalance corporal, al final, va a comprimir su columna vertebral hasta dejarlo paralizado por completo.
Suena muy mal, pero esto ocurre con más frecuencia, de la que debería, a muchos animales que requieren de sus extremidades o de ciertas partes de su cuerpo para subsistir y que no logran acceder a tratamientos veterinarios.
Afortunadamente, grupos de médicos, ingenieros bioéticos y profesionales de otras áreas alrededor del mundo y en Colombia desarrollan tecnologías que van desde prótesis, sillas de ruedas y órtesis (apoyos para extremidades), hasta cámaras trampa que monitorean a los animales que, una vez recuperados, son devueltos a sus hábitat.
Estos esfuerzos de rehabilitación y conservación de fauna, sea de animales domésticos o salvajes, resultan vitales para mantener el orden ecosistémico, sobre todo cuando 5.200 especies se encuentran en peligro de extinción según datos, de este año, de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. De este total, 11 % son aves, 20 % reptiles, 34 % peces y 25 % anfibios y mamíferos.
Suramérica, por su parte, tiene 4.445 especies entre fauna y flora amenazadas y, en Colombia, el segundo país con mayor diversidad en el mundo con 54.870 especies, hay 1.203 amenazadas, de las cuales 407 son animales, de acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza.
La misma entidad resalta que la amenaza se debe, entre otras, al comercio de especies, la sobreexplotación de recursos, la introducción de especies invasoras, contaminación, cambio climático y la destrucción de los hábitats. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, señala que, en Latinoamérica, entre 1990 y 2015 se perdieron más de 96 millones de hectáreas de bosque y la población de vertebrados disminuyó 89 % entre 1970 y 2014.
Estas mismas razones, sumando el tráfico ilegal de flora y fauna, los accidentes, malos tratos, enfermedades y afecciones genéticas son las que terminan por afectar la salud de los animales y los llevan a requerir apoyo veterinario pero, sobre todo, de dispositivos tecnológicos.
Protección y rehabilitación
La conservación no es un capricho y no es selectiva, explica la subdirectora del Parque de la Conservación de Medellín, Ana María Castaño. No busca a las especies más lindas o grandes para protegerlas, sino que entiende que todas son fundamentales para mantener el equilibrio ecosistémico ya que cada una cumple un rol.
Agrega que los animales que están en santuarios, zoológicos o centros como el de Medellín no fueron capturados para tales fines sino que están allí luego de estar en cautiverio o en tráfico de fauna y son llevados para tener procesos de reincorporación y protección pero que, por alguna razón, sea de salud física o comportamental, no pueden ser devueltos inmediatamente a sus hábitat.
Tal es el caso de animales lesionados que, al no tener pico, una pata o la cola, no podrían sobrevivir en ambientes libres al no poder competir por alimento y protegerse de depredadores, así, la rehabilitación tampoco es capricho.
Héctor Fabio Aguinaga Carvajal, médico veterinario e ingeniero biomédico de la Universidad CES, explicó que si a un animal “le falta una parte de su cuerpo, no hay balance, es como un carro que ha perdido una llanta y pierde el equilibrio. Si no recupero esa llanta, no nivelo. Terminan los animales caminando desbalanceados, apoyando el peso en otras zonas, sobre todo en la columna. Si no se les pone algún dispositivo de apoyo, el día de mañana esa columna se comprimirá, presionará la médula espinal y el animal quedará paralizado sin poder ni arrastrarse”.
Aguinaga explica entonces que son dos tipos de rehabilitación: la antes mencionada para lesiones y afecciones corporales y otra para las psicológicas, de etología o comportamiento.
Para el primer caso se pueden usar órtesis, prótesis, sillas de ruedas, arneses, reemplazar las partes lesionadas o realizar intervenciones quirúrgicas que les permitan cierta independencia. “El segundo grupo son los pacientes aparentemente completos pero con cantidad de problemas de manejo, de comportamiento, que están estresados, que cambiaron su conducta natural, que fueron abandonados y demás. En ellos se debe recuperar ese mecanismo y lo hacemos con dispositivos de control y vigilancia, como cámaras de fototrampeo”, agrega Aguinaga.
Para ambos casos, los profesionales han tenido que adaptar los diferentes instrumentos y tecnologías a las distintas especies, modificando materiales, dimensiones, grosor, resistencia y demás, lo que hace que cada proceso sea analizado de forma particular, aunque se ha buscado estandarizar algunos.
“Ya está estudiado desde la ingeniería. No se trata de poner una simple prótesis para reemplazar la faltante, sino que se hacen mediciones, se buscan los materiales pertinentes según la especie, se tiene en cuenta su comportamiento, el peso extra que pueden soportar. Lo bueno es que los animales no suelen rechazar el dispositivo sino que se adaptan fácilmente”, dice el médico veterinario.
Castaño agrega que el proceso requiere de muchos profesionales encargados de hacer terapias, planes de nutrición acordes con la necesidad inmediata de cada individuo, médicos especializados en cada parte del cuerpo, equipos tecnológicos que vigilan a los animales las 24 horas del día y que, aún así, una buena rehabilitación no alcanza a garantizar que el animal sea apto para la liberación.
Será la capacidad de adaptación y supervivencia, la independencia del animal frente a los humanos, su estado físico y su estado de conservación los que determinarán si el animal puede ser liberado y esto lo decidirá todo el equipo a cargo del individuo.
Ejemplos de rehabilitación en Colombia
Por dentro y por fuera del animal
En el Centro de Veterinaria y Zootecnia de la Universidad CES convergen diferentes profesiones y disciplinas para lograr recuperar animales domésticos y silvestres en convenios con el Área Metropolitana del Valle de Aburrá o fundaciones como Orca. Entre los desarrollos, están nebulizadores (foto), dispositivos hospitalarios, piscinas y UCIs adaptadas para animales, sillas de ruedas, tejidos artificiales y demás.
“Hemos rehabilitado patos y gansos con patas y picos afectados para que puedan alimentarse y reincorporarse en sus grupos sociales, hemos realizado tejidos y otros instrumentos para recuperar sistemas digestivos, intestinos, estómagos y demás, hemos diseñado marcapasos y muchas otras cosas. Buscamos estandarizar procesos”, explica Aguinaga.
Soluciones para los domésticos
Tatiana Ríos Meneses, bioingeniera, creó hace cuatro años con su esposo la empresa de diseño de productos para animales llamada Animal Fix luego de notar la necesidad en la ortopedia animal. Iniciaron con placas y tornillos para huesos pero ahora tienen líneas de órtesis, prótesis, sillas de rueda, arneses, rodilleras y otros dispositivos.
Han atendido caballos, cabras, gallos y gallinas y perros y trabajan de la mano de médicos veterinarios, ortopedistas, fisiatras y fisioterapeutas.
“Cada paciente es un mundo diferente. Tuvimos dos perritos chiquitos que nacieron sin dos patas y les hicimos carritos para que pudieran movilizarse. A una mini horse, llamada Cucharita, le fabricamos férulas para tres de sus patas que tenían deformidades angulares pronunciadas; ahora puede correr y comportarse de forma normal. Lo que más fabricamos son rodilleras. Muchos perros tienen lesiones de rodillas que hacen que pierdan movilidad y que causan dolor y con el soporte pueden volver a jugar y correr”.
Fundamentales para la conservación
En el Parque de la Conservación de Medellín hay un equipo de profesionales que, apoyado en médicos e ingenieros externos, logran mantener sanos a los animales que fueron recuperados en cautiverio o en tráfico ilegal de fauna.
Una mona marimonda, por ejemplo, fue recientemente intervenida quirúrgicamente con una platina que ayudó a reformar el hueso, luego de una caída que sufrió en el interior de su hábitat.
Una puma que, por su edad avanzada, tiene problemas de visión es atendida por un oftalmólogo especializado y un ganso que tiene el pico mutilado recibió una prótesis diseñada a medida “que se le ha caído en tres ocasiones pero que el equipo veterinario rediseña constantemente para mantenerla funcional”, cuenta la subdirectora Castaño.
Además, se apoyan en otras tecnologías, como collares de telemetría y cámaras trampa para hacer seguimiento a las especies liberadas. como monos aulladores y guaguas.