La semilla es una estructura mediante la que se propagan las plantas espermatófitas, es decir, aquellas que tienen semillas. Es la unidad de reproducción sexual y su función es “multiplicar y perpetuar la especie a la que pertenecen, les permite a las plantas dispersarse en tiempo y en espacio. A través de la semilla, las plantas encuentran nuevos sitios y microambientes”, explica María del Pilar Márquez, profesora de biología de la Universidad Javeriana.
Juan David Fernández, coordinador de colecciones vivas del Jardín Botánico de Medellín, añade que las espermatofitas pueden ser angiospermas (que poseen flores) o gimnospermas (que no las tienen). Vale resaltar que hay algunas que no se reproducen a través de semillas, como es el caso de los helechos, que lo hacen a través de esporas.
En Bitesize, el recurso educativo gratuito que ofrece la BBC, se explica que hay dos tipos de reproducción en las plantas: sexual y asexual. El ciclo de vida de las sexuales comienza en la germinación, crece a partir de una semilla, se forjan sus raíces, tallo, hojas y flor, en caso de que las tengan. Luego, se produce el polen que posteriormente se transporta por medio de insectos o el viento a otra planta, allí viaja al ovario de la otra especie donde fertiliza los óvulos y se producen semillas. Por último, estas se dispersan a través del aire o los animales y caen al suelo, algunas se convierten en nuevas plantas. Así sucede con el tabaco. En el caso de las asexuales no necesitan de otra para producir una semilla, pues son capaces de crear una copia de sí mismas sin ayuda, como es el caso de los tubérculos de papa que se forman bajo la tierra y originan una nueva.
Hay gran variedad en los tamaños, formas y maneras de recolección. Fernández hace referencia, por ejemplo, a las pepas de los aguacates, los duraznos o los pies que se cortan a algunas plantas para luego sembrarlas. Pero hay otras como la del girasol, que tienen forma cilíndrica, dura y un tamaño aproximado de 10 milímetros de largo y cuatro de ancho. El Servicio Forestal de Estados Unidos señala que para recolectarlas hay diferentes métodos, sacudiendo el tallo o arbusto, o cortando alguna parte específica con tijeras, todo dependiendo del tipo. No obstante, para cosechas a gran escala se requiere de maquinaria especial.
Además de ser responsables de la reproducción de las plantas, los humanos han utilizado las semillas de diferentes maneras. La organización Nature Evolutionaries, enfocada en la protección y cuidado de las especies y ecosistemas, afirma en su sitio web que algunas de las semillas se pueden consumir como alimento, por ejemplo, las de girasol, de chía o de sésamo. Asimismo, muchas se usan para bisutería o elaboración de instrumentos musicales como sonajeros o maracas.
A la hora de la siembra
Fernández señala que hay varios factores que deben tenerse en cuenta al elegir una semilla. “Hay que escoger las sanas, que no estén secas o partidas a la mitad”. Es necesario evaluar de dónde proviene, “es diferente si su origen es una planta enferma, a punto de morir, si tiene hongos, insectos, o si es sana”. Pues estos factores determinarán el crecimiento de la planta y la calidad de sus frutos o flores.
Además, dependiendo de cada especie hay unas que pueden guardarse por periodos prolongados, pero hay otras que pierden la viabilidad de germinación en pocos días. El experto asegura que se pueden clasificar en dos tipos de acuerdo a sus procesos de viabilidad: las ortodoxas y las recalcitrantes. “Las ortodoxas que se dejan almacenar por periodos largos de tiempo, obviamente en condiciones especiales”. En este grupo se encuentran las del maní, el garbanzo o el maíz. Por otro lado, las recalcitrantes “son aquellas que cuando pierden un porcentaje pequeño de humedad se pierden, no germinan porque no se pueden almacenar por mucho tiempo”. Ese es el caso de semillas como la del aguacate.
La germinación
Las semillas germinan cuando la humedad en el suelo y la temperatura son las apropiadas para cada especie en particular, explica desde su página web la Universidad Estatal de Pensilvania, en Estados Unidos. En ese sentido, es importante revisar cuáles son los requisitos específicos de germinación para cada una. Entre estos, Márquez menciona la humedad, calidad del suelo, disponibilidad de nutrientes, luz y oxígeno.
De acuerdo con la universidad estadounidense, es diferente hablar de la cantidad de luz adecuada para las semillas que para las plántulas (primer estado de germinación de una planta, cuando esta desarrolla sus primeras hojas), pues estas últimas requieren buena cantidad de luz solar para su crecimiento.
Cuando se siembra en casa hay que revisar el tamaño de las macetas, el tipo de tierra, abono y la profundidad a la que se debe plantar dependiendo de cada tipo. Por ejemplo, al sembrar tabaco, Susana Berrío, representante del vivero online Sembramos, aclara que debe hacerse en un semillero o matera pequeña, sus semillas se ubican en la superficie debido a su tamaño, pero según Gardeners World, revista de jardinería de la BBC, muchas, de otras plantas, deben estar a una profundidad de 4 centímetros y distanciadas entre sí. Asimismo, cada una tendrá unas condiciones específicas de luz, en este caso debe recibir luz directa del sol o ubicarse frente a una ventana que permita recibir la mayor cantidad posible.
Fernández apunta que cuando las semillas son muy viejas pueden perder su poder germinativo. De igual forma, es clave detallar qué tipo de semilla se está sembrando, algunas de ellas tienen recubiertas o testas duras e impermeables, lo que dificulta que el agua llegue a la semilla y se afecte el proceso de germinación. También, “hay otras que tienen latencias o dormancias fisiológicas, esto quiere decir que a pesar de tener las condiciones ideales en la siembra, no germina”.
Muchas veces ocurre debido a que el embrión, ubicado dentro, no está maduro todavía. “Incluso después de la cosecha hay que esperar un tiempo para que acabe de madurar y luego sí sembrar”.
Las latencias o dormancias hacen parte del mecanismo de defensa de las semillas, pues según la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, estos procesos las protegen de condiciones climáticas extremas, por ejemplo, el invierno.
Desde Bitesize se recuerda que una planta saludable es el fruto de los cuidados que se le dan desde la siembra, y posteriormente, la germinación. Asimismo, el color de sus hojas y la abundancia de sus flores o frutos son el reflejo de todo ese proceso