Para el pueblo Kogui, uno de los cuatro grupos étnicos asentados en la Sierra Nevada de Santa Marta, el que más ha conservado sus características y el que menor contacto ha tenido con la población ajena a su comunidad, “la vida está intrínsecamente conectada con la energía de la naturaleza que fluye desde el corazón del mundo”, puede leerse en las primeras páginas del libro Ríos, pensamientos y palabras que nos unen (Ni, janguxa, muldigaba).
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Un libro que recopila relatos del pueblo Kogui, en torno al significado del agua y otros elementos naturales y culturales que forman parte de las cuencas de los ríos Frío, Sevilla y Tucurinca, en el departamento de Magdalena, y que se dio tras el acercamiento de ese pueblo a la Plataforma de Custodia del Agua, una iniciativa público-privada-comunitaria de WWF Colombia que ha estado operando desde 2015 en las cuencas que conectan a la Sierra Nevada y a la Ciénaga Grande de Santa Marta, con el objetivo de concretar la acción colectiva en ese territorio a través del diálogo, la concertación y la colaboración, en un espacio de participación plural e inclusivo.
Por eso el libro está escrito en koguián y en español, pues tal y como explicó WWF Colombia, con el propósito de preservar la riqueza cultural de los Kogui y, al mismo tiempo, profundizar en la comprensión de los significados y valores del mundo natural en relación con la espiritualidad de esta comunidad, tomaron dicha decisión editorial. “La escritura en koguián y su respectiva traducción al español fueron realizadas por diferentes intérpretes de la tribu, y posteriormente, validadas por sus distintas autoridades administrativas y espirituales”.
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Ahora, para la construcción de Ríos, pensamientos y palabras que nos unen, la Plataforma de Custodia del Agua visitó en múltiples oportunidades a cuatro comunidades específicas, y los relatos sobre la cosmovisión de los koguis, fueron narrados por sus propios mamos (líderes espirituales) y sabios, pues a lo largo de las páginas cualquier lector podrá encontrarse con 10 cautivadores relatos que cuentan cómo fue el inicio de los tiempos, incluso en la Sierra Nevada; por qué, precisamente ellos, son los guardianes de la naturaleza; y cuáles son sus estructuras ancestrales.
“Los Koguis pensamos que para vivir en este mundo debemos aprender. Por esto, desde tiempos antiguos cada mamo ha tenido su aprendiz, que es seleccionado desde la niñez e internado en una cueva o bohío sagrado. Mientras está internado el niño sigue una dieta estricta y todos los alimentos que consume deben ser secados por el sol o por el fuego. Durante el tiempo de su formación, el aprendiz solo tiene contacto con el mamo, no se expone al sol y tampoco trabaja. Día a día aprende sobre la ley del origen, el tejido de la sabiduría y cómo mantener el orden y el equilibrio”, cuenta, por ejemplo, uno de ellos.
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Además, las páginas, ilustradas todas, se van convirtiendo en una suerte de diccionario, ya que más de 50 palabras como kajanguén, que quiere decir corazón; janguxa, amor; ni, agua; nauwiji kagi, territorio; nabalda, frailejón; bene, vida; nubá, ave; janguxa, pensamiento; janalduldi, corazón del mundo; kazhekuamak, planeta Tierra; y kadzi, árbol, aparecen por todas partes, de una forma inesperada y bella, sin contar con que sus significados se “obtuvieron de entrevistas individuales y grupales con mujeres y niños de las cuatro comunidades que visitamos”, explica WWF Colombia.
Pero no se trata solo de relatos y de palabras, el libro también incluye vocales, consonantes, números y saludos básicos, puesto que su objetivo principal es convertirse en una herramienta valiosa para la enseñanza en las escuelas de la Sierra Nevada de Santa Marta al fomentar la apropiación y el aprendizaje de ambas lenguas.
“Este proceso nos llevó a encontrar puntos en común y unir nuestras visiones del mundo para caminar juntos hacia un mismo horizonte de cuidado y protección de los ríos. Este libro será una valiosa contribución a la educación y conservación ambiental y cultural de la Sierra Nevada de Santa Marta, ya que nos ha permitido descubrir que son muchos los elementos que nos unen y sabemos que juntos podemos avanzar hacia la custodia del agua”, concluye WWF Colombia, que por estos días está cumpliendo 30 años de haber llegado al país.
