En la majestuosidad de la sabana africana, los leones no solo reinan como depredadores, sino como símbolos de poder, sociabilidad y complejidad ecológica, y la película Mufasa: El Rey León, llegó a las salas de cine, justamente, con una narrativa que, más allá de la ficción, abre una ventana hacia la fascinante biología de estos animales y su interacción con el entorno, pero, ¿cuán fiel a la realidad es esta representación?
Le puede interesar: La historia de Mufasa llega al cine, la precuela de la saga de El Rey León
Fotorrealista y científico
Lo primero es que la producción, dirigida por Barry Jenkins adopta una estética fotorrealista, que le permite a los espectadores sumergirse en un mundo que emula la autenticidad de un documental, el cual abarca desde su estructura social hasta su comportamiento territorial, dejándole a los espectadores reflexiones profundas sobre una especie que desafía las nociones preconcebidas de liderazgo y supervivencia.
Por ejemplo, en su hábitat natural, según comentan en el blog especializado El comportamiento de los seres vivos, los leones subsisten en manadas lideradas por uno o dos machos dominantes, y compuestas, en su mayoría, por hembras emparentadas y crías, un sistema jerárquico que se refleja en Mufasa, donde la narrativa explora cómo los roles sociales y las relaciones familiares moldean las dinámicas de poder, en especial la de las hembras, que a diferencia de los machos, suelen permanecer en la misma manada toda su vida, consolidando fuertes lazos de cooperación y organización durante la caza.
La dispersión juvenil: un rito de supervivencia
Uno de los aspectos más intrigantes del comportamiento de los leones es el fenómeno de la dispersión, pues cuando los machos alcanzan la adolescencia, entre los dos y tres años, suelen ser expulsados de la manada por los machos dominantes, un acto que puede parecer cruel, pero que es esencial para mantener la diversidad genética y prevenir conflictos internos, ya que durante este periodo, conocido como la etapa de “leones solitarios”, los jóvenes enfrentan numerosos desafíos: aprender a cazar por sí mismos, encontrar un territorio y evitar encuentros hostiles.
Entérese de más: Estreno de Mufasa: EL COLOMBIANO conversó con Barry Jenkins, su director
Es decir, la etapa de dispersión fomenta la selección natural porque solo los más fuertes y adaptables logran sobrevivir, convirtiéndose en contendientes por liderar una nueva manada, que es lo que le sucede a Mufasa (aunque por circunstancias ajenas a las decisiones de la manada en que nació).
Estrategias de caza y alimentación
La organización de las leonas en la caza es otro elemento clave que la ciencia y la película abordan. Las hembras trabajan en equipo, planificando acechamientos coordinados que culminan en ataques rápidos y efectivos. Generalmente, “el objetivo es una presa débil o joven, lo que asegura el éxito y reduce el riesgo”, detalla el blog. Y ya, una vez que la caza es exitosa, la jerarquía social dicta el orden de alimentación: “El macho dominante come primero, seguido por las hembras y, finalmente, los cachorros”. Y en la naturaleza ese equilibrio es crucial.
Luchas de poder y renovación genética
Ahora, el liderazgo en una manada es efímero. Los machos dominantes deben enfrentarse constantemente a desafiantes más jóvenes en brutales enfrentamientos que pueden costarles la vida. Tal y como explican en el blog, “cuando un nuevo macho toma el control, su primera acción suele ser el infanticidio: eliminar a las crías del macho anterior para inducir el celo en las hembras y asegurar la transmisión de sus genes”, y este comportamiento, aunque violento, es fundamental para la dinámica evolutiva de los leones.
Lea también: Shakira en Zootopia 2, nuevo tráiler de Mufasa: El Rey León y otras novedades de Disney desde Brasil
En Mufasa, esta lucha por el poder no solo se refleja en las relaciones entre los personajes, también en las decisiones que los definen como líderes. Jenkins, el director, explora la dualidad entre el liderazgo autoritario y el liderazgo compasivo, mostrando que el poder puede ejercerse desde la empatía y la colaboración.
La comunicación: clave de la cohesión social
Los leones no solo rugen para intimidar; su repertorio comunicativo incluye maullidos, siseos y vocalizaciones profundas que refuerzan los lazos sociales y delimitan territorios. El contacto físico, como frotarse las cabezas o lamerse mutuamente, es esencial para mantener la cohesión del grupo. Estas conductas, aunque sutiles, son fundamentales para la estabilidad de la manada y el aprendizaje intergeneracional. Y es para resaltar que en la película, la interacción entre los personajes (sean leones o no) se nutre de estos elementos.
Los leones: piezas clave del ecosistema
Los leones, depredadores por excelencia, simbolizan, por un lado, poder en la cultura popular, y por el otro, desempeñan un papel ecológico vital como reguladores de poblaciones de herbívoros, puesto que, al mantener un equilibrio en las cadenas tróficas, aseguran la salud de los ecosistemas donde habitan y sostienen su propia supervivencia y la de otros especies. O sea, en la vida, como el film, hay una dependencia ecológica que actúa como un recordatorio constante de la interconexión entre las especies y su entorno.
No se pierda: El Rey León es la película animada más taquillera de la historia
Sin embargo, “la caza furtiva, la pérdida de hábitat y el cambio climático amenazan su supervivencia”, informa WWF, y mientras la ciencia que sustenta sus comportamientos, estructuras sociales y estrategias de supervivencia resalta la fragilidad y la interdependencia de los sistemas naturales, la cinta deja una sola verdad sobre la cabeza de los espectadores: el ciclo de la vida es un delicado equilibrio que merece ser protegido.
