Casi 900 hectáreas de bosques de niebla, que ya se juntan con los predios municipales, conforman un corredor biológico para muchas especies animales, entre ellas el puma, habitante de esa región de Santa Rosa de Osos.
Son las hectáreas que se han ido reuniendo desde 1990 con el fin de proteger un ecosistema de interés, un emprendimiento de la Fundación Guanacas que ahora se complementa con otra iniciativa: los bonos palma de cera.
Cualquier persona, cuenta José Rodrigo Castaño Díaz, fundador de Guanacas, puede adoptar una palma de cera, árbol emblemático de Colombia, mediante una inversión de 150.000 pesos. Una adopción desde la siembra, para protegerla a futuro de cualquier tala.
Se asegura así la preservación de este aporreado árbol en esa zona de Antioquia; en retribución, la persona recibe un bono con la información del individuo sembrado y sus datos de georreferenciación y, además, el certificado de donación, para los beneficios tributarios.
Cada persona puede adoptar una o más palmas, de acuerdo con una tabla de valores previamente establecidos.
Todo ello va hacia la conservación. Una palma tarda 25 años en dar su primera floración. Es de crecimiento lento y debe sembrarse en un área boscosa, protegida de la ganadería, para que de sus semillas puedan nacer más palmas.