Seguro las verá en el desfile de mañana y las ha visto en casas, fincas, cultivos y más: orquídeas, anturios, girasoles, gladiolos, lluvia de oro, tulipanes, éxtasis, vira vira, siempre vivas, araucarias, cola de zorro, o pinochos. Las flores, con su delicada belleza y variedad de colores, son mucho más que adornos y aunque a menudo las asociamos con la decoración o la gastronomía, su función principal en el mundo natural es vital para la supervivencia de las plantas y, por ende, de todos los seres vivos.
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Según Dino Tuberquia Muñoz, profesor de Biología en la Universidad CES de Medellín, “las plantas con flores, conocidas como angiospermas, constituyen el grupo más diverso y abundante de plantas en la Tierra”. Estas plantas son esenciales para la reproducción; sin su presencia, no habría frutos ni semillas, y la continuidad de numerosas especies vegetales y animales estaría en riesgo.
Pero para entender mejor la importancia de las flores, es necesario conocer su ciclo reproductivo, tal y como lo explica Estela Quintero Vallejo, profesora de Ecología de la misma universidad: “las flores son básicamente hojas modificadas que se transforman en cépalos, pétalos, anteras, estambres y pistilos, y es en este conjunto donde ocurre la polinización y la fecundación, lo que dará origen a la semilla y, eventualmente, al fruto”.
Y es justo ese proceso, en el que lo femenino y lo masculino se unen, el que se encarga de que la vida vegetal continúe. Sin embargo, no todas las plantas florecen, como es el caso de las gimnospermas, entre las que se encuentran los pinos y cipreses, que se reproducen mediante estructuras diferentes, conocidas como conos (piñas).
Cabe mencionar que entre las plantas que sí producen flores, no todas son llamativas, como le sucede a las flores de los guayabos o los mangos, que son pequeñas, de colores opacos y por tanto, pasan desapercibidas a simple vista. “Esto ocurre porque no todas las flores necesitan ser vistosas para cumplir con su función reproductiva. En algunos casos, sus colores y formas son tan sutiles que se mezclan con el paisaje cotidiano”, comenta Quintero Vallejo.
Ahora, la importancia de las flores no se limita a la reproducción: en los ecosistemas, las flores son fundamentales como fuente de alimento para una gran variedad de especies, desde abejas hasta colibríes, los cuales, a su vez, son cruciales para la polinización y la producción de frutos. Como destaca Tuberquia Muñoz, “sin las flores, el equilibrio ecológico se vería gravemente afectado, poniendo en riesgo la biodiversidad y, por ende, la estabilidad del planeta”.
Por ello, la relación de la humanidad con las flores ha evolucionado a lo largo del tiempo. Más allá de su uso ornamental, tienen aplicaciones en la gastronomía, la estética e incluso en la producción de tintes.
“Es interesante porque diferentes plantas producen ciertos compuestos químicos particulares, dependiendo de la especie, y son esos compuestos los que sirven como medicina”, explica Quintero Vallejo, subrayando el valor de las flores más allá de la biología.
En Medellín, una ciudad conocida por su gran biodiversidad, las flores están por todas partes, aunque no siempre las notemos. Más allá de las especies llamativas que todos conocemos, como los guayacanes, los cámbulos y los búcaros, hay muchas flores modestas y discretas que contribuyen silenciosamente al equilibrio de este pequeño pulmón verde.
“En la ciudad, es común ver palmas floreciendo, pero como sus flores son blancuzcas o verde claro, no nos damos cuenta de su presencia. Lo mismo ocurre con las flores de los guayabos o los mangos. Vale la pena estar más atentos a estos árboles que están por todo Medellín”, concluye Quintero Vallejo.
Cinco flores que se pueden ver en Medellín a lo largo del año
1. San Joaquines (Impatiens walleriana): Los San Joaquines son populares por sus vibrantes flores en tonos rojos, rosados, blancos y naranjas. Esta especie, originaria de África oriental, se ha adaptado bien al clima de Medellín y florece durante todo el año. Es común verla en jardines urbanos y balcones debido a su capacidad para prosperar en condiciones de sombra parcial, lo que la convierte en una elección favorita para ornamentar espacios en la ciudad
2. Lirios amarillos (Hemerocallis lilioasphodelus): Los lirios amarillos son plantas perennes que destacan por su resistencia y su capacidad para adaptarse a diversas condiciones climáticas. En Medellín, estas plantas florecen de manera intermitente durante todo el año, especialmente en espacios abiertos y jardines públicos, donde su brillante color amarillo aporta vida y alegría al entorno.
3. Heliconias (Heliconia spp.): Las heliconias son plantas exóticas que se caracterizan por sus llamativas brácteas de colores brillantes, que van del rojo al naranja y amarillo. En Medellín, estas flores son apreciadas tanto por su belleza ornamental como por su capacidad para atraer a colibríes, que son sus principales polinizadores. Son visibles en parques y reservas naturales de la región, y su presencia se asocia con la biodiversidad y la conservación de los ecosistemas.
4. Verbenas (Verbena officinalis): Las verbenas, con sus delicadas flores moradas, rosadas o blancas, son comunes en Medellín, donde florecen casi todo el año. Estas plantas son conocidas no solo por su valor ornamental sino también por sus propiedades medicinales, que han sido utilizadas tradicionalmente en infusiones para tratar diversos malestares. Son fáciles de cultivar y se encuentran a menudo en jardines urbanos y áreas verdes de la ciudad.
5. Avecilla (Heliconia psittacorum): La avecilla, también conocida como “flor de perico”, es una especie de heliconia que se distingue por sus flores alargadas de color amarillo o naranja, rodeadas por brácteas rojas. Esta planta, que se encuentra en jardines y parques de Medellín, es apreciada no solo por su atractivo visual sino también por su uso en arreglos florales y su papel en la polinización por colibríes. Además, tiene la capacidad de absorber y transformar sustancias tóxicas, lo que la hace valiosa en proyectos de fitorremediación.
