Proponen enterrar esa importante vía para consolidar un corredor verde desde la Avenida Las Palmas hasta el río Medellín. ¿Es viable?
A diez años del controvertido proyecto de Parques del Río, la idea de enterrar grandes vías para construir nuevo espacio público en Medellín volvió a reavivar el debate urbano.
La nueva discusión vino por cuenta de una intervención recientemente emprendida por la Alcaldía para crear un corredor verde en el separador vial de la Avenida 33, con el que se busca mitigar las altas temperaturas que alcanza el pavimento en los días soleados de la mano de un jardín.
Aunque la iniciativa ha sido exaltada por la mayoría de transeúntes de esa vía, la misma ha vuelto a despertar para otros la inquietud de qué ha pasado con los grandes proyectos de ciudad que desde hace décadas se han propuesto revitalizar el espacio urbano y se han quedado estancadas en el papel.
Así lo plantea por ejemplo Felipe Vélez Roa, exdirector de Planeación de Medellín en 2016 y quien considera que esta solución se quedaría corta.
“La ciudad no puede limitarse a poner materas y reverdecer la avenida”, dice, señalando que en la planeación de la ciudad hay una iniciativa que, siguiendo los principios de Parques del Río, propone soterrar la Avenida 33 desde el final de la avenida Las Palmas hasta el río Medellín.
“Esto no solo mejoraría la movilidad, sino que también potenciaría la conectividad con el Oriente a través del túnel que ya está en construcción”, añade.
Vélez sostiene que soterrar la Avenida 33 mejoraría la conectividad regional a largo plazo, pensando en la entrada de las vías 4G y 5G a Medellín, y también permitiría crear un corredor con árboles nativos articulado a cerros tutelares como el Nutibara y La Asomadera.
Para el exfuncionario, la tendencia hacia el urbanismo táctico, que incluye intervenciones como la siembra de plantas, podría desviar la atención de los proyectos que “realmente transforman la ciudad”. “La gente se alegra cuando ve una avenida reverdecer, pero se olvida de los planes a largo plazo que Medellín necesita”.
“Muchos piensan que Parques del Río es solo un parque lineal, pero en realidad es una estrategia de crecimiento urbano. Está pensada para densificar la ciudad a lo largo del río, conectando cerros y generando más espacio público y verde”, añade, asegurando que existen mecanismos contemplados en el Plan Maestro de Parques del Río para financiar el soterramiento, incluyendo instrumentos de gestión y la posibilidad de obtener préstamos internacionales.
La propuesta de Vélez aparece en medio de un debate que durante los últimos años ha ocupado a los urbanistas y arquitectos de la ciudad, asociado a los rezagos en la implementación del último plan de ordenamiento territorial.
Esta guía rectora para el crecimiento de Medellín, que quedó plasmada en el Acuerdo 48 de 2014, estableció tres áreas de intervención estratégica y 10 macroproyectos, cada uno con planes parciales con los que se busca incentivar la renovación urbana.
La premisa rectora de esa planeación, formulada desde la década de 1990, consiste en que la ciudad deje de crecer hacia las laderas y empiece a densificar en su centro, sobre todo a lo largo del corredor del río Medellín, en donde se concentra la mayor parte de la oferta de servicios e infraestructura.
A pesar de que tanto en el sector público como en el privado se coincide en que lograr esa densificación en la parte central del valle es una tarea necesaria, la mayor parte de esos planes parciales siguen estancados en el papel.
Tan solo alrededor de la avenida 33, hoy objeto de debate, dos planes parciales formulados que no han logrado despegar son del de Barrio Colón Calle Nueva y el Barrio Perpetuo Socorro, ambos enmarcados dentro del macroproyecto Río Centro.
Dentro de los principales obstáculos que durante las últimas dos décadas han truncado la implementación de esas hojas de ruta se destacan los altos costos que para el sector inmobiliario siguen representando emprender dichos proyectos de renovación –sobre todo en comparación con las zonas de expansión–, la complejidad de negociar y conciliar con los habitantes históricos del territorio y los líos reputacionales que arrastran otras iniciativas similares.
Precisamente como una estrategia para detonar esa transformación, en 2014 la Alcaldía de Medellín comenzó con la ejecución del proyecto Parques del Río, que soterró un tramo del sistema vial del río buscando crear una especialidad que atrajera el desarrollo de proyectos.
Esta primera etapa, que se dividió en dos pedazos, costó cerca de $726.894 millones de acuerdo con los datos de la Secretaría de Infraestructura de Medellín en 2019, $289.470 millones el tramo 1A y $437.424 millones el tramo 1B.
A pesar de su impacto positivo, ese alto precio ha sido uno de los principales motivos de controversia durante los últimos diez años, ya que mientras unos plantean que el proyecto es una iniciativa a largo plazo necesaria, otros sostienen que la ciudad tiene necesidades y problemas más urgentes que deben atenderse.
