En los últimos dos años, con cierta frecuencia, quienes pasaban por el edificio Vásquez compartían alguna foto preocupados por algún rayón o suciedad en la fachada del emblemático edificio. Pero lo verdaderamente grave estaba ocurriendo al interior y se desencadenó desde que a mediados de 2021 la Alcaldía de Medellín sacó del edificio a Comfama, que lo restauró y estuvo a cargo desde 2003, para instalar allí varias dependencias y convertirlo en un supuesto Centro de Desarrollo Cultural que nunca existió.
En octubre de 2022, EL COLOMBIANO publicó un informe en el que evidenciaba que, tras 18 meses de ocupación de la Alcaldía, el edificio se estaba convirtiendo en una caja vacía, con una pobre actividad, con sillas arrumadas, poca presencia de funcionarios y con ingreso restringido al público en general, contrario a lo que promulgó la administración de entonces, que aseguró que abriría de par en par al Vásquez para que toda la ciudadanía pudiera disfrutar allí de decenas de programas artísticos y culturales.
Las dependencias que se habían instalado allá 18 meses atrás: No Violencia, Cultura y Gerencia del Centro corrieron a desmentir la publicación con videos preparados que mostraban una actividad artificial que en realidad no tenían.
Hace tres semanas el nuevo secretario de la No Violencia, Carlos Arcila, confirmó la denuncia al señalar que al llegar al Vásquez encontró un coco vacío, una estructura abandonada, sin internet, ni aire acondicionado, ni mobiliario, ni computadores. Nada.
Pero además de la dependencia que lideró Juan Carlos Upegui, la Secretaría de Cultura también dejó viendo un chispero a los que esperaban apreciar convertido el Vásquez en el principal centro articulador de programas sociales, del arte y la cultura del Centro.
Según dos gestores culturales que asistieron a varias reuniones citadas en este patrimonial edificio, a pesar de que numerosos colectivos artísticos le plantearon a la secretaría que dirigía Álvaro Narváez varias propuestas para aprovechar los espacios del edificio, como el tercer piso para hacer cocreación artística, espectáculos y demás, desde la Alcaldía nunca mostraron interés. El tercer piso del Vásquez siempre estuvo deshabitado.
Llegan nuevos inquilinos
Aunque tras el cambio de administración la ciudadanía especuló con la posibilidad de que se hiciera viable el regreso de Comfama, finalmente el Distrito no solo se mantendrá en edificio sino que llegaron nuevos inquilinos.
Además de las secretarías de No Violencia y Cultura, al Vásquez arribaron el programa Buen Comienzo y el Banco de las Oportunidades, a cargo de la Secretaría de Desarrollo Económico. Mantenerse en el Vásquez es una decisión que tomó la alcaldía de Federico Gutiérrez sustentada en dos razones. La primera, según señalaron desde la Secretaría de Cultura, es el interés por recuperar la dinámica que tuvo el edificio durante años y que fue fundamental par ayudar a revitalizar el deprimido sector del parque de las Luces y ese tramo de Carabobo.
Para ello, aseguran, abrirán nuevamente las puertas para tener exposiciones itinerantes, contenidos literarios, presentaciones artísticas, de danza y teatro, y proyecciones audiovisuales. “Queremos que sea un espacio de encuentro entre la ciudadanía y la cultura, que se apropien de este lugar histórico y patrimonial”, apuntaron.
La otra razón es de orden financiero, pues la decisión de que lleguen nuevas dependencias al Vásquez y se abra la posibilidad de que otras secretarías encuentren un espacio futuro allí responde, según la Alcaldía, a los llamados de austeridad del alcalde.
Por ejemplo, en lo que compete a Buen Comienzo, llegar al Vásquez les representará un ahorro de $500 millones anuales que pagaban en arriendos, según contó su directora, Diana María Carmona Henao. Un ahorro útil toda vez que el programa necesita casi $102.000 millones para garantizar hasta diciembre de este año su operación, atendiendo a niños y niñas de 0 a 5 años, y a mujeres gestantes y lactantes. Y es que, según apuntó Carmona, la administración pasada solo dejó asegurado el presupuesto para operar hasta agosto próximo.
Por su parte, la decisión de abrir allí el Banco de las Oportunidades responde a la necesidad de devolver una oferta de servicios que el edificio perdió y que generó un impacto económico al comercio alrededor que se beneficiaba del flujo de usuarios que llegaban al Vásquez antes de que la alcaldía Quintero se lo quitara a Comfama. Según la caja de compensación, más de 300.000 personas estuvieron matriculadas en los programas de educación para la vida y formación cultural que ofreció allí.
Pero la ciudadanía también tiene sus propuestas para la nueva etapa del edificio que está próximo a cumplir 130 años. Ciudadanos de a pie y actores culturales piden que sea en el icónico Vásquez donde se haga realidad la cinemateca que llevan años esperando.
Así, pues, el Vásquez, el edificio de las mil vidas, entra a una nueva etapa. Después de ser uno de los primeros “centros comerciales”, de ser hotel de paso para viajeros que transitaban por el Ferrocarril y residencia de familias ricas; de quedar en ruinas a causa de un incendio, de convertirse en inquilinato y luego guarida de maleantes y drogadictos.
Después de pasar por todo eso y ser declarado Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional en el año 2000. Luego de recibir una de las más majestuosas restauraciones arquitectónicas de la ciudad y ser la activa sede de Comfama, y luego la moribunda sede de la alcaldía pasada, ahora espera recuperar el brillo y la dinámica de sus mejores días.