Las quemas de llantas de manera informal e improvisada en Medellín se convirtieron en un problema ambiental que debe prevenirse, más en épocas como estas cuando la calidad del aire en el Valle de Aburrá está en unos niveles perjudiciales para la salud por las condiciones climáticas que atraviesa.
Chatarreros e informales queman llantas desgastadas que ya no les sirven a los vehículos para extraer un alambre color cobre que es de hierro acerado y puede venderse como chatarra hasta por 30.000 pesos el kilo.
Desde la Avenida Regional o la Autopista Sur a veces se alcanzan a ver las humaredas negras de caucho quemado que se levantan desde la vera del río.
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Luz Jeannette Mejía, la líder de Gestión del Riesgo del Área Metropolitana, explica que ese humo que se emite es perjudicial para el medio ambiente porque contiene unos químicos tóxicos que quedan suspendidos en el aire con material particulado que no solo afectan la capa de ozono sino la salud de las personas que tienen contacto con él. Además, dice Mejía, esas partículas generan gases de efecto invernadero que hacen que la temperatura del suelo aumente.
“La quema de las llantas es problemática porque estamos liberando dióxido de carbono, azufre y compuestos químicos que le dan esa tonalidad negra y pueden depositarse no solamente en los ojos sino en la piel de las personas que están ahí cerca de la columna de humo”, agrega Mejía.
Esas quemas, que generalmente se hacen en zonas donde hay vegetación también afectan el suelo, pues ese material tóxico penetra las capas de tierra que no podrán seguir absorbiendo correctamente los nutrientes que necesitan por lo que su revegetación puede tardarse años o incluso requerir tratamiento especial.
Además, este es un momento ambiental para el Valle de Aburrá en el que estas quemas pueden ser especialmente perjudiciales. “Toda quema en este momento es una fuente externa que puede aportar a disminuir las condiciones favorables de calidad del aire. No solamente en la época del episodio sino que si es una fuente permanente generando el material particulado puede afectar las mediciones de nuestras estaciones”, asegura Mejía.
El control de estas quemas ilegales no es solo responsabilidad del Área Metropolitana sino de la Policía Metropolitana y de las secretarías de Gobierno de cada municipio que deben sancionar a quienes lo hagan.
Pero entonces, ¿qué hacer con las llantas viejas? Un neumático puede tardarse en degradar hasta un milenio, lo mismo que una pila. Según un informe realizado en el 2021, en Colombia casi un millón de llantas terminaron en la basura o en las calles tiradas como escombros.
Desde el Área Metropolitana señalan que a los neumáticos es posible darles un segundo uso como material de construcción de infraestructura o de asfalto.
En el municipio de Caldas, en Antioquia, desde hace ocho años hay una empresa llamada Destrullantas que se dedica a la gestión, recolección y reciclaje de llantas en desuso para pulverizarlas en unos molinos y convertirlas en ripio de caucho que puede ser la materia prima de empresas de diversos sectores, como las canchas de fútbol sintéticas, o los fabricantes de suelos para parques infantiles o de tapetes de caucho. Incluso pueden usarse para la confección de billeteras, morrales u otros elementos de este material.
Además, a los compradores este caucho reciclado les puede costar hasta la mitad de lo que cuesta un caucho virgen. En Destrullantas recogen neumáticos de hasta un rin de 22.5 gratis, para los más grandes si tiene un costo dependiendo del tamaño. Al día en la empresa reciben y procesan unas 100 llantas. Los neumáticos además, pueden usarse para la construcción de infraestructura y para pavimentar vías.
Por otro lado, en Colombia, el ministerio de Medio Ambiente obliga a los productores de neumáticos tener sistemas de recolección selectiva y gestión ambiental de las llantas usadas. “Las llantas usadas no son consideradas en Colombia como un residuo peligroso, sin embargo, requieren ser devueltas a los productores para favorecer el reciclaje, aprovechamiento como agregado asfáltico o el reencauche, así como evitar que sean quemadas en espacios a cielo abierto y como combustible en actividades informales”, reza una comunicación del Ministerio.
En ciudades como Bogotá se realizan jornadas de “Llantatón” que tienen como propósito recoger llantas viejas para darles un segundo uso y generar conciencia sobre el impacto de estas. Durante la pasada administración, las autoridades de la capital recogieron más de 14.000 neumáticos en estas jornadas, una estrategia que podría replicarse en Medellín.