La relación entre el Gobierno Nacional y el Distrito de Medellín pasa por un momento álgido. Aunque desde la campaña por la presidencia en 2022 Federico Gutiérrez y Gustavo Petro ya venían lanzándose duras críticas y cuestionamientos de parte y parte, el más reciente encontronazo se produjo esta semana por cuenta del proyecto de Hidroituango.
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La polémica la inició el presidente Petro durante una visita a la región de La Mojana, en donde el nuevo rompimiento del dique en el sector Caregato volvió a generar una inundación de grandes proporciones que ha dejado sentir sus embates en los campesinos de esa región.
Aludiendo al río Cauca, Petro terminó hablando del proyecto de Hidroituango y puso sobre la mesa nuevamente el escenario de un colapso de la presa, por cuenta de las condiciones geológicas del terreno en la que está asentada.
“La culpa no es del Cauca, no es del agua, sino nuestra. El río Cauca está cambiando, le han puesto un embalse aguas arriba, inmenso, para sacar energía eléctrica. Eso cambia las condiciones y es un riesgo”, dijo Petro.
“Me criticaron en Antioquia por decir esto, pero sí es un riesgo, porque hay una falla, que es la misma de Rosas Cauca, y vivir con ese riesgo implica un sistema de alerta, la educación de la gente, para que si en algún momento, en cinco, diez, veinte años, ojalá nunca, la gente sepa qué hacer si esa represa falla”, añadió.
Como si se tratara de una bola de nieve, la polémica creció con velocidad y en ella terminó involucrándose la senadora del Pacto Histórico Isabel Zuleta, desde hace varios años una de las opositoras más radicales de la hidroeléctrica.
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Luego de que la parlamentaria sugiriera que el proyecto debe desmontarse, Federico Gutiérrez se sumó a la discusión y criticó duramente la proposición de ese tipo de escenarios, considerando que difieren de los estudios técnicos que han analizado los riesgos de un desastre.
El alcalde no se ahorró palabras en su sablazo, y además de invitar al presidente al visitar el proyecto, le recordó que en medio de la crisis por el nivel de los embalses de la que está saliendo el país fue precisamente Hidroituango el que permitió que no hubiera un racionamiento de energía.
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“Son irresponsables aquellos que de mala fe piden el desmonte del proyecto. Cuando dicen que los problemas aguas abajo son por causa de Hidroituango están muy mal informados, porque cuando se hace una presa de estas dimensiones y se tiene un vertedero, justamente estos elementos estructurales se convierten en control de caudales aguas abajo”, expresó Gutiérrez.
Este choque no es el primero que ocurre entre ambos.
Dejando por fuera los múltiples señalamientos y discusiones ocurridos durante la campaña presidencial de 2022, la tensión ha estado presente desde el primer día de gobierno de Gutiérrez, quien en su discurso de posesión invitó al presidente a un diálogo, al tiempo que lo instó a “no castigar” a Medellín y Antioquia por tener gobiernos que no comparten sus posturas ideológicas.
En sus declaraciones, Gutiérrez se refirió a proyectos como el Tren del Río y la culminación de las autopistas 4G, este último uno de los temas más sensibles entre el gobierno en Bogotá y la región.
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En aquel entonces, poco después de lo dicho por Gutiérrez, fue el turno para Petro, quien aprovechó para decir que hablar de castigos solo cabía en mentes que no creían en la democracia.
“En una mente democrática y progresista no está la palabra castigo. El castigo como la venganza están en mentes retrógradas”, expresó el presidente.
Con el paso de los meses, otros temas se han sumado a lista de fricciones.
A mediado de febrero pasado, Petro inició también otra controversia con el Distrito, esta vez por cuenta de un operativo de desalojo que se realizó en los límites entre el corregimiento de Santa Elena y la Comuna 8, en el barrio conocido como El Faro.
Hasta allí fueron un grupo de agentes de la Policía y funcionarios de la Alcaldía para desalojar por lo menos tres viviendas de invasión. La acción quedó registrada en video y fue criticada por Petro como un acto arbitrario.
“Qué lástima que esto se vuelva a repetir en Colombia. Le solicito a la ministra de vivienda ir a Medellín y buscar una solución digna a las familias pobres desalojadas”, señaló entonces el mandatario en su cuenta de Twitter.
Por su parte desde la alcaldía se argumentó que la invasión de las laderas de Medellín era una de las problemáticas que se recibieron desbordadas del gobierno anterior y eran cruciales dichos operativos para ponerle freno al crecimiento irregular en por lo menos 65 puntos críticos, en su mayoría controlados por grupos armados que convirtieron el loteo en una de sus principales rentas.
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Por el lado de Gutiérrez, otro tema que ha profundizado las grietas con el gobierno central ha sido el proyecto de la Paz Total, que en el caso del Valle de Aburrá ha tenido su capítulo en la cárcel de máxima de seguridad de Itagüí, en donde delegados del Gobierno Nacional se han sentado a dialogar con los líderes de varias bandas de la región.
“La paz total se ha convertido en la entrega total del territorio nacional a las estructuras criminales. Es hora de que el presidente Petro redireccione esa política y le dé más garantías al ciudadano que a los criminales”, expresó Gutiérrez en enero pasado.
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En materia administrativa, otro campo de discordia se abrió en medio de las denuncias por presuntas irregularidades en la formulación del presupuesto nacional para este año, que llevó al alcalde Gutiérrez a escribirle una carta a Petro pidiéndole claridades sobre la financiación de proyectos como el Metro de la 80.
Posteriormente, el gerente del Metro, Tomás Elejalde, señaló que en una reunión interna delegados del a Nación habían prometido que las partidas correspondientes al 2024, estipuladas en unos $483.000 millones, estaban garantizadas.
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