Siendo las 11:00 p.m. de este lunes 14 de octubre, el teléfono del bombero Luis Eduardo Montoya sonó anunciando que el gigante de cuatro patas, Ares, había fallecido. Durante varias horas internado, Ares, el perro terranova de 73 kilos, especialista en rescate acuático, había luchado contra una bronconeumonía que complicó su salud en los tres últimos meses.
Fue una despedida cargada de emociones, porque Ares no era solo un perro de trabajo, era un héroe peludo que acompañó al bombero Luis Eduardo Montoya por más de cinco años y tres meses.
La historia de Ares comenzó cuando apenas tenía siete meses y llegó cachorro al Cuerpo de Bomberos de Medellín. Desde ese entonces, esta raza proveniente de las Islas Terranova, conocido por su fuerza y habilidades en el agua, se convirtió en la dupla perfecta de Luis Eduardo, juntos trabajaron en entrenamientos y rescates.
La relación entre Ares y Luis era más que la de un simple adiestrador y su perro. Luis, bombero con 17 años de experiencia en rescate acuático, siempre vio en Ares algo especial. “Estos perros tienen una membrana entre los pulpejos y eso les da mucha fuerza en el agua. Con la cola se impulsan como si fuera un remo, y eso les permite arrastrar mucho peso”, comentaba Luis con orgullo en abril del presente año.
Ares fue entrenado en la represa de Guatapé y era capaz de remolcar hasta 150 kilos, es decir, el peso de dos personas en rescate.
Durante los últimos meses, Ares comenzó a mostrar señales de lo que Luis creyó que eran golpes de calor, especialmente después de participar en la Caminata Canina de la Feria de las Flores. Sin embargo, con el paso del tiempo, los episodios de asfixia y dificultad respiratoria fueron empeorando.
Tres veces, Ares enfrentó complicaciones graves, y la última fue definitiva. El domingo 13 de octubre, a las 3:00 p.m., Luis le comentó a EL COLOMBIANO que lo llevó a la veterinaria, pero ese mismo día, a las 11:00 p.m., Ares falleció debido a un paro cardiorrespiratorio, consecuencia de la bronconeumonía que lo había afectado.
“Ares llegó como una bendición”, relata Luis, recordando cómo lo recibió como un regalo. Juntos planeaban viajar a España o Italia para certificarse en esta especialidad, donde la Guardia Costera entrena con perros terranova. “Era el único en su especialidad aquí en Medellín”, comenta con la voz entrecortada. Aunque el Cuerpo de Bomberos cuenta con diez ejemplares caninos, Ares era el único especializado en rescate acuático.
Ares no solo era conocido por su fuerza, sino también por su carisma. Su presencia imponía respeto, pero su nobleza cautivaba. Era imposible no notar al gigante de pelaje marrón, siempre tranquilo y cercano a las personas, coleteando por la estación entre los uniformados. Aunque nunca fue operativo en Medellín por la falta de cuerpos de agua adecuados, su entrenamiento estaba orientado a emergencias en el agua, donde podía ser de vital ayuda.
En la madrugada siguiente a su muerte, a las cinco de la mañana, tras una noche larga y dolorosa, Luis partió hacia Santa Elena, donde Ares fue enterrado en una guardería canina. “Me lo entregaron a las 11 de la noche y a las 5 ya estaba enterrándolo”, cuenta Luis, afectado por la partida de su fiel compañero.
Hasta el momento, el Cuerpo Oficial de Bomberos no ha hecho un homenaje oficial para Ares, pero su legado queda impregnado entre los uniformados de la estación y en el corazón de quienes lo conocieron. Los recuerdos de su andar tranquilo, su tamaño imponente y su dedicación a la comunidad quedarán por siempre.
Siga leyendo: En Atenas luchan contra devastador incendio forestal