Mientras que en las zonas rurales de Medellín se cosechan aproximadamente 8.400 toneladas de alimentos al año, que valen unos $21.000 millones, los medellinenses consumen en 12 meses más de 600.000 toneladas de comida que pueden valer $1,3 billones. De manera que la autonomía alimentaria del Distrito es de apenas el 1,6%.
Los datos, que dan cuenta de la crítica situación que vive la ruralidad del distrito, los dio hace un par de semanas el gerente de corregimientos de Medellín, Andrés Felipe López, en un informe de la entidad que le presentó al Concejo y que hasta ahora, pese a la gravedad del asunto, había pasado de agache.
De esas más de 600.000 toneladas de comida que necesitamos cada año los habitantes de Medellín, el 10% viene de otros países, el 63% viene de otros departamentos de Colombia, y el 23% restante se trae de 32 municipios de Antioquia.
Ese escenario sería apenas normal en una ciudad completamente urbanizada o árida y con muy poco espacio para la agricultura, pero resulta que el 70% del territorio del distrito de Medellín es zona rural. De los 376 kilómetros cuadrados que tiene de extensión Medellín, 263 son de suelo rural, que están concentrados principalmente en las 52 veredas de los cinco corregimientos: Altavista, San Antonio de Prado, San Cristóbal, Palmitas y Santa Elena.
Si bien no todo ese suelo es fértil y apto para la agricultura, de acuerdo con una caracterización hecha por la gerencia de corregimientos, hay más de 10.000 hectáreas, aproximadamente el 39% del suelo rural, que pueden tener usos agrícolas, agropecuarios y agroforestales.
La pregunta es, ¿si hay tanto suelo para cultivar por qué se produce tan poca comida en Medellín y apenas hay 5.205 hectáreas cultivadas? La respuesta seguramente incluye varios factores, pero sin duda el que es quizás el más determinante es que debido a las precarias condiciones que viven los campesinos en Medellín (y en Colombia y en Latinoamérica y en casi todo el mundo) cada vez menos personas quieren dedicarse a cultivar la tierra.
De acuerdo con la gerencia de corregimientos y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en Medellín hay 2.803 hogares productores de alimentos en los que habitan aproximadamente 7.765 personas, esto es un 35% menos de los campesinos que había en Medellín hace 10 años, en el 2014. La edad de los campesinos también es un llamado de alerta, pues en promedio tienen 58 años, lo que da cuenta de un envejecimiento de esta población. La caracterización además mostró que el 30% de la población campesina son mujeres.
Encontrarle una solución a esta situación, garantizarles mejores condiciones de vida a los campesinos y aprovechar las miles de hectáreas de suelo para cultivar alimentos, resulta urgente para una ciudad como Medellín donde, según la más reciente encuesta de percepción de Medellín Cómo Vamos elaborada en el 2023, el 28% de sus habitantes comen menos de tres veces al día. Eso es una de cada cuatro personas. En 2006, en la primera encuesta de percepción, la cifra era del 12%, es decir que se ha duplicado en 18 años.
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Con el fin de mejorar las condiciones de vida de los habitantes de los corregimientos y de dinamizar su economía, entre otras cosas, se creó en el 2015 la gerencia de Corregimientos, una entidad adscrita al despacho del Alcalde, que tiene un equipo de menos de 10 personas de planta, que rara vez recibe la atención de la opinión pública y que ni siquiera tiene presupuesto propio sino que depende financieramente de la secretaría de Desarrollo Económico.
De acuerdo con López, tras su llegada a la gerencia se encontró un despacho desarticulado y con pocos logros para mostrar en los últimos cuatro años. Y es que durante la pasada administración de Medellín la gerencia de corregimientos tuvo cuatro gerentes y al equipo de carrera lo tenían relegado y suplantado por contratistas.
De los seis proyectos que tiene la gerencia para este año, tres quedaron desfinanciados en la pasada administración: la construcción de un observatorio de dinámicas rurales, el apoyo para la producción agrícola no convencional con alto valor de exportación y una nueva caracterización socioeconómica de la población campesina de los corregimientos. Entre los tres proyectos o programas que sí tienen recursos para este año suman apenas $3.028 millones para 12 meses. Eso para atender a una población de más de 330.000 personas, que es casi lo mismo que los habitantes de Envigado y Sabaneta juntos.
No obstante, López es optimista en cuanto al trabajo que tiene por delante en los corregimientos y asegura que dentro del Plan de Desarrollo de esta administración estará el programa de la “nueva ruralidad para la articulación urbano-rural” que consistirá en transformar la ruralidad principalmente a través de la tecnología, cosa que no solo puede hacer que la agricultura sea más rentable sino más atractiva para los jóvenes y las mujeres.
“No podemos seguir pensando de que lo rural es por un lado y lo urbano es por el otro. No podemos dejar de lado al 70% del territorio y tenemos que pensarnos como una sola ciudad”, les dijo López a los concejales.
Según López, durante estos cuatro años sus caballitos de batalla serán “la nueva ruralidad” y el Distrito Rural Campesino, que fue un proyecto que se hizo en el 2019 en el que había 33 iniciativas encaminadas a planear y ejecutar proyectos económicos para los campesinos en Medellín que ni se implementó ni se actualizó en los últimos cuatro años.