Seguramente la mayoría de los habitantes en Medellín han leído o escuchado que la ciudad está en crisis por el aumento de casos de dengue y que en estos tres meses los casos aumentaron un 900% respecto al mismo periodo de 2023. Incluso otros han ido más allá y han regado el rumor de que la fábrica de mosquitos Wolbachia, los famosos “mosquitos de Bill Gates”, tienen a la ciudad sumida en la supuesta emergencia.
Por si el titular no lo dejó suficientemente claro, acá va el spoiler: es falso. Entonces, ¿por qué hay tantas alertas y qué hay detrás de los casos de dengue en la ciudad?
Desde el año pasado los medios se han llenado de noticias sobre el aumento progresivo de casos de dengue, no solo en Medellín, en todo el país y varias partes del mundo.
Brasil tiene registros récords, igual que en Argentina, donde jamás habían visto un brote semejante y el desespero de sus ciudadanos ha quedado reflejado en redes sociales.
Hasta marzo, según la Secretaría de Salud, Medellín presentaba 485 casos de dengue en 2024. Efectivamente, representa un incremento de cerca del 900%, pues en los mismos tres meses del año pasado la capital antioqueña reportó 53 casos. También, según la misma Secretaría, se habrían registrado cuatro muertes asociadas al virus, incluyendo un último caso de una niña de dos años que murió esta semana en Cartagena y que supuestamente contrajo dengue en Medellín.
Todo esto, sin embargo, no está confirmado y no es la Secretaría de Salud, sino el Instituto Nacional de Salud, el encargado de hacer los análisis de laboratorio para confirmar si realmente se trataron de muertes asociadas a complicaciones por este virus.
¿Entonces ese aumento del 900% qué significa realmente? El profesor Iván Darío Vélez, líder del Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales –Pecet– de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, y quien lideró el proyecto de la biofábrica de mosquitos Wolbachia en Medellín, apunta que sí hay alerta mundial, que sí existe un aumento en número de casos, que hay varios factores que lo explican, pero que la capital antioqueña sigue siendo considerada una especie de ‘faro’ mundial para intentar erradicar el dengue.
Lo de alerta mundial es real. Hasta el 15 de marzo, cuando actualizaron los últimos datos, América Latina tenía 3.500.000 de casos, 3.000.000 en Brasil y el resto en países como Argentina y Paraguay que están siendo azotados por el dengue. En Colombia se habían reportado 70.000 casos.
Ahora bien, ¿qué razones explican este brote mundial? El profesor Vélez señala que el primer factor es el Fenómeno del Niño, pues al aumentar las temperaturas los ciclos del vector se acortan, es decir, se tarda menos tiempo desde que se pone el huevo hasta que sale el mosquito adulto. El aumento global en las temperaturas ha llevado el dengue incluso a las zonas altas, que antes no padecían esta enfermedad, pero que al empezar a experimentar mayor aumento en la temperatura ahora son ambientes propicios para dengue, chikunguña y zika.
Otro factor es la migración. Mejor dicho, la cantidad de turistas que está recibiendo Medellín, explica el experto, está falicitando que personas que lleguen de zonas endémicas con dengue traigan el virus y este se pueda diseminar en barrios y sectores donde el mosquito Wolbachia no ha penetrado todavía al 100%.
Aquí es necesario un paréntesis. En 2013, científicos de Indonesia, donde tenían dengue en 24 de sus 32 provincias, descubrieron que cuando los mosquitos Aedes aegypti contraían la bacteria Wolbachia, esta empezaba a competir con los virus del dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla y dificultaba su capacidad de reproducción.
Así que el equipo del Pecet liderado por Vélez, que ya tenía experiencia combatiendo enfermedades tropicales, aceptó el reto de llevar ese programa a gran escala en Medellín. El piloto lo hicieron en 2015 en el barrio París, otrora ‘reino del dengue’ en el Aburrá. Allí demostraron que la liberación de mosquitos con Wolbachia logró frenar su proliferación.
Lo siguiente fue llevarlo a toda la ciudad, a Itaguí y Bello. El equipo de Vélez montó una biofábrica de mosquitos Wolbachia en la Aguacatala, apoyados con recursos de la Fundación Bill y Melinda Gates. Gracias a esto dividieron la ciudad por cuadritos de 50 metros por 50 y entre 2018 y 2020 se dedicaron a liberar mosquitos con Wolbachia que al reproducirse con los mosquitos silvestres empezaron a ser dominantes, mejor dicho, ahora son más los mosquitos con Wolbachia, con lo que la población de mosquitos “dañinos”, los que transmiten estos virus, ha ido en caída constante desde entonces.
A finales de 2023 el equipo del profesor Vélez presentó los resultados y, tras una exhaustiva revisión, recibió la aclamación de la comunidad científica internacional. Los resultados son contundentes: la reducción del dengue en Medellín durante la ejecución de la investigación, hasta el año pasado, fue del 89%. En Bello fue del 94% y en Itagüí del 97%.
Y aquí viene otro asunto interesante. Los casos que se están presentando en Medellín han ocurrido en zonas donde la presencia del mosquito Wolbachia no es dominante, por ejemplo, en barrios donde no se pudieron liberar por diversos factores. En San Javier (zona donde además aterrizan turistas a borbotones), en Popular y en Altavista (donde no se pudo realizar el proyecto por problemas de orden público).
La cosa es que sin la liberación de 20 millones de mosquitos Wolbachia, Medellín estaría inundada de dengue, por lo que Vélez insiste en que las alertas que está haciendo la Secretaría de Salud son erradas y están incurriendo en enormes errores epidemiológicos. “El dengue es cíclico. Es necesario leer el comportamiento histórico para entenderlo realmente. Históricamente podemos decir con certeza que cada tres o cuatro años hay epidemia de dengue, ese es su comportamiento, por eso el epidemiólogo que compare las cifras de este año con el anterior incurre en un error gravísimo”, explica.
Las cifras respaldan su postulado. En 2016 Medellín vivió su última gran epidemia. Fue un año con 17.313 casos en la capital antioqueña; 2.857 casos en Itagüí; 1.751 en Bello; y 101.142 en todo Colombia. El comportamiento epidemiológico entonces determinaba que entre 2019 y 2020 llegaría la próxima epidemia, y así fue en el resto de Antioquia y Colombia, pero no Medellín, Bello ni Itagüí. La razón: el mosquito Wolbachia hizo su trabajo.
Vélez explica que la efectividad de esta medida permitió que Medellín pasara de largo en ese otra dura epidemia que en Colombia causó en 2019 125.111 casos (cifra récord en ese momento).
Desde entonces se esperaba que entre 2022 y 2023 el país volviera a padecer una epidemia de dengue, al igual que el resto del mundo. El profesor Vélez relata que en octubre, cuando el Ministerio lo reunió a él y al comité científico asesor, ya tenían claro que 2023 y 2024 las cifras de dengue superarían todos los registros históricos, teniendo claro, además, que mientras el Gobierno Nacional no logre replicar el programa de mosquitos Wolbachia en todo el país no tiene mucho más por hacer, pues desde hace años quedó comprobado que las fumigaciones tienen poca eficacia. “Habría que fumigar cada cuatro meses y además sería ineficaz y dañino para la salud”, insiste.
A propósito de fumigaciones, Vélez señala que además de estar generando alertas sin fundamento entre la ciudadanía, la Secretaría de Salud de Medellín está incurriendo en fumigaciones antitécnicas lo que estaría causando un efecto adverso: la muerte de mosquitos “buenos” mientras los “malos” siguen reproduciéndose. “Desde 2018 que comenzamos con la liberación sostuvimos reuniones con la secretaría de Salud y nos decían, ‘es que aunque ustedes tengan permiso para liberar Wolbachia nosotros tenemos la obligación de fumigar si hay brote. El problema es que lo han hecho sin que haya brote, lo han hecho de manera antitécnica, con el agravante de que matan mosquitos Wilbachia que son más susceptibles que los silvestres que tienen ya una resistencia”, apunta.
Aún con esas dificultades, recalca que sin los millones de mosquitos Wolbachia Medellín estaría este año superando los 17.000 casos, en lugar de eso, las proyecciones señalan que podría llegar a 1.000.
En conclusión, Vélez da un parte de tranquilidad, aunque por supuesto que todas las medidas de prevención siguen siendo necesarias: eliminar recipientes que puedan contener aguas estancadas y que generen criaderos, además de reportar a la Secretaría de Salud situaciones de riesgo, con el fin de hacer seguimiento.
Pero lo cierto de todo es que Medellín sigue siendo una ciudad modelo contra el dengue mientras el mundo ve con preocupación cómo esta enfermedad tropical olvidada vuelve a tomar fuerza. Dice Vélez que hace poco recibió llamadas de Argentina para preguntarle qué se puede hacer. La respuesta es tajante: lo único eficiente es quitarle al mosquito transmisor la capacidad de reproducirse y eso solo se logra liberando mosquitos Wolbachia a gran escala.
El experto reconoce que a pesar de la evidencia científica las teorías conspirativas siempre estarán al orden del día. En redes han circulado comentarios de gente que insiste en atribuir la supuesta crisis de dengue a la fábrica de mosquitos liberados en Medellín. “Sentarse detrás de un computador a inventar mentiras es muy fácil, que los chips de Bill Gates y todos esos cuentos absurdos. Lo difícil es construir la evidencia científica, pero afortunadamente la evidencia se sostiene solita y pelea por sí misma”.
