Al empresario Fernando Dussan se le volteó la torta. Esta vez no le valió ser uno de los favoritos del poderoso “comité” que montó la Alcaldía de Medellín para decidir qué conciertos y bajo cuáles condiciones se realizan en Medellín. Y es que pese a que ya lo habían beneficiado dándole el estadio para un evento, pasando por encima de otro, no le dio el empujón para vender sus boletas.
A Dussan, quien según el empresario Ricardo Leyva recibió la bendición de la Alcaldía para cobrarle $900 millones a cambio de “prestarle” el estadio Atanasio Girardot, se le desbarató el concierto con el que, justamente, le corrió la butaca a Leyva a quien le tocó llevar su espectáculo de salsa para el Polideportivo Sur. La conclusión: la que perdió fue la ciudad de Medellín.
El pasado sábado los organizadores del concierto “Pa Medallo” anunciaron su cancelación, según dijeron, por el poco movimiento de la boletería para ver a Paulina Rubio, Ivy Queen, Farruko, Christian Nodal, Hebert Vargas y otros artistas. El evento se iba a realizar el 29 de julio en el estadio Atanasio Girardot y fue promocionado con toda pompa como el concierto inaugural de la Feria de las Flores.
En últimas no sería más que un evento cancelado como es posible que ocurra en el negocio del entretenimiento, sino fuera porque, tal como lo denunció EL COLOMBIANO el pasado 24 de junio, el favorecimiento a Dussan para que hiciera su concierto en el Atansio Girardot desnudó una trama alrededor de los espectáculos en la ciudad con un fuerte tufo de corrupción.
El empresario Leyva contó en aquel momento que el 18 de enero de este año el secretario de Gobierno, Juan Pablo Ramírez, le dio el visto bueno para realizar en el Atanasio el concierto “Viva la salsa” con un cartel de lujo conformado por Rubén Blades, Óscar de León, Niche, los hermanos Lebrón, la Sonora Ponceña y Maelo Ruiz.
Era un evento para 40.000 espectadores que calculaba una taquilla de $5.000 millones, es decir, $500 millones para la ciudad por impuestos más la oportunidad del comercio de hacerse su agosto.
En esa reunión, según el relato, Ramírez pidió 10 palcos y 2.000 boletas a cambio de patrocinio oficial. Un día después le llegó la carta de la Alcaldía con la confirmación del evento. Sin embargo, 45 días después le avisaron que no se lo prestarían porque previamente ya lo tenía reservado Dussan para el 29 de julio.
Dijo Leyva que de la Alcaldía lo mandaron a arreglar con Dussan a ver si podían compartir montaje, pero este de entrada le pidió $900 millones en efectivo y fue ahí cuando Leyva su socio John Sepúlveda tocaron la puerta en Envigado y ahora, aunque tuvieron que bajar el aforo a 20.000 espectadores, tienen prácticamente asegurado el lleno el 28 de julio pues ya tienen tres localidades agotadas.
El desenlace de este caso no deja solo el hueco a las arcas de la ciudad y al comercio sino que deja en evidencia que, aunque lo han negado tajantemente, sí existe un comité conformado por secretarios de la Alcaldía en cabeza de Diana Fonseca, quien tendría una relación amorosa con Dussan. Un comité que no está tomando propiamente decisiones sobre los espectáculos en la ciudad basados en el mayor beneficio para la ciudadanía y su economía.
Pero, además de estos manejos extraños que le ha dado la Alcaldía al tema de los eventos en Medellín, hay otro factor que explica el descalabro de este concierto. Y es que, tal parece, la burbuja que se armó alrededor de los conciertos para estar a punto de estallar.
El portal Music Trends que generalmente ofrece información confiable, aseguró que estaba próximo a anunciarse la cancelación de otro concierto en Medellín.
Hay que recordar que en medio de una de las varias crisis de su gestión, el alcalde Daniel Quintero decidió aferrarse a los conciertos de RBD y anunció fecha tras fecha, vendiendo la idea de Medellín como una plaza insaciable para estos espectáculos.
Pero el pulso en la calle y en las redes dice lo contrario. De hecho, casi de forma unánime la gente reaccionó ante la noticia de la cancelación de “Pa’ Medallo” señalando que este no es un buen momento para espectáculos masivos por los altos precios en los vuelos y la economía familiar todavía golpeada por la inflación.
Incluso la misma organización del evento cancelado reconoce que el mercado está tremendamente saturado.
Ir al concierto de salsa, por ejemplo, puede costarle a una pareja –bajita la mano– más de $600.000 pesos. Y eso si viven en el Valle de Aburrá y quieren escuchar el concierto más o menos a palo seco.
Quintero, como era presumible, interrumpió sus vacaciones para trinar largo y tendido y negar la evidente crisis ante el reguero de cancelaciones de eventos de Feria de Flores. Dijo que esta será la Feria “del pueblo, los barrios y las comunas”, lo mismo que dijo el año pasado. Y que tendría 21 tablados y 150 eventos, incluyendo el concierto de apertura (que es gratuito y tradicional de todos los años), con Arelys Henao, Luis Alberto Posada, entre otros, otro concierto el 5 de agosto y tres fechas de un concierto cristiano.
De cualquier forma, el ambiente previo a esta Feria no parece estar muy festivo sino enrarecido.
